Lenguas y pueblos de Puno en el siglo XVI



Escribe: Roger Gonzalo Segura (*) | Cultural - 07 Nov 2010


Son cuatro las lenguas nativas de la meseta del Collao que se hablaban alrededor de los siglos XVI y XVII, es decir, en torno a los 100 primeros años (inclusive mucho después el Puquina, y hasta mediados del siglo XX el Uro) de la invasión española en el Perú: el aimara, el puquina, el uru y el quechua, en ese orden. Así nos demuestra la siguiente cita que corresponde a la Copia de Curatos, manuscrito descubierto por Thérèse Bouysse-Cassagne y que probablemente fue escrito en el año de 1596 (¿):

«La lengua general de casi todo el Obispado de es la aymará, y, así en todas las doctrinas de Potosí –aunque hay muchas de tres lenguas– el sacerdote que supiere la aymará podría ser proveído en ellas y sin saberlo no, aunque sepa bien la quichua, si no fuere el cura de las piezas [esclavos]. En toda la provincia de Chucuito [hoy, Perú], en todo lo de Chuquiavo, en Pacasas, Carangas, Charcas, Quillacas [hoy, Bolivia], sólo puede ser proveído sabiendo la lengua aymará»

«Las doctrinas que con sola quichua pueden ser proveídas son la de las piezas de Potosí, las dos de esta ciudad [La Plata], la Guata y Sicha de los mercenarios y las de las chácaras de yanaconas. Las de omasuyos, que son aymaraes y puquinas, si saben la una o la otra bien sabida, podrán ser proveídos. Sola Capachica y Coata [Puno, Perú] piden padre puquina, porque la quichua solo los ladinos la saben».

Al norte de Puno, según testifica el manuscrito, el Puquina se hablaba aún en Capachica y Coata (es probable que estos pueblos no hayan hablado previamente el Aimara antes de quechuizarse, un estudio de la toponimia de la zona y el dialecto Quechua hablado ahí es crucial, según sugiere Cerrón-Palomino (com.per.)). Del mismo modo, no hay que perder de vista que el Puquina se hablaba en las islas de Amantaní y Taquile. Un documento de 1666 existente en el Archivo del Arzobispado de Cuzco, el mismo indica que los pobladores de Taraco hablaban el Puquina (cf. Torero 2002: 392-3). Para entender esto, Ichu, pueblo cercano a Puno, haya podido ser la frontera entre el Obispado de Cuzco y el de La Paz (antes Charcas). La lengua Puquina es reconocida por el virrey Toledo (1575) como una de las tres «lenguas generales» del Perú, al lado del Quechua y el Aimara. Pero nada parece haber detenido para que esta lengua desapareciera tan rápidamente por diversos factores históricos (aunque se especula que los últimos hablantes vivieron a orillas del río Tambo, Arequipa, hasta mediados de los años 1800, ya a inicios de la República). Esta lengua en su apogeo fue hablada en todo el altiplano peruano-boliviano y alrededor del lago Titicaca, Charazani (donde hoy existe un dialecto del puquina conservado por los curanderos callaguayas de Bolivia), Amantaní, Taquile; los pueblos q’uli () de Arequipa, Tacna, Moquegua, los territorios entre Sucre y Potosí (Bolivia) y cerca del Cuzco (hoy en Ichuña, Moquegua, se les dicen q’uli a los que viven en la zonas tembladas, y éstos denominan a los ichuneños ch’ata, ‘cerro’ en Puquina). El pueblo puquina era tan poderoso, aguerrido y rebelde antes de la llegada de los pueblos invasores de habla aimara (Lupacas, Pacajes, Collaguas, Carangas), los de lengua quechua, y, posteriormente, los españoles, tal como lo reflejan en sus escritos los cronistas como Cieza de León, Cabellos de Valboa y Pedro Sarmiento de Balboa. Cabello de Valboa relata que Inca Yupanqui guerrea a los puquina-collas, y los derrota en Pucará, y captura a su jefe Colla Cápac y lo sacrifica a su dios Sol:

«Fue que habiendo triunfado de Collacapac (señor principal de las provincias de El Collao) lo hizo sacrificar al Sol, que fue el primer sacrificio de sangre humana que los ingas se halla haber hecho en sus triunfos».

Y antes de la invasión cuzqueña, el Inca Yupanqui y el jefe colla Chuchi Cápac brindaron, en tiempos de paz, por ejemplo en el matrimonio del primero, y el segundo, es decir, el jefe colla le dirige estas palabras al inca:

«cam Cuzco capaca ñuca colla capaca hupyassu, mikussu, rimassu, ama pi rima etc. Ñuca collque tiya cam chuqui tiya, cam uiracocha pachayachachi muchha ñuca inti muchha, etc.», Pachacuti Yamqui salcamaygua (1613: folio 18) = “Tú rey del Cuzco, yo rey de los collas, tomemos, comamos, hablemos…, yo plata, tú oro, tú adorar a wiracocha pachayachachi, yo adorar al sol” (el parafraseo es nuestro). (Para contextualizar esta parte, debe sobreentenderse que Chuchi Cápac apenas podía decir algunas expresiones en quechua, cosa que es natural en todo hablante de una segunda lengua).

Como puede deducirse, antes de la incursión de los incas hacia Puno, éstos tenían ciertas relaciones de carácter respetuoso: los incas quechuizados versus los collas puquinas. Por supuesto el Inca para llevar adelante sus ambiciones territoriales planeó alianzas con los jefes sureños, entre ellos los aimaras lupacas.

En lo que respecta al sur de Puno, es decir, el antiguo pueblo de los lupacas de Chucuito, que tenían predominio sobre Ácora, Ilave, Juli, Pomata, Yunguyo y Desaguadero y sus respectivos ayllus, en esos tiempos el Aimara era la lengua más generalizada, tal como ocurre hoy mismo. Estos lupacas, a la llegada de los españoles, es decir, cuando Cuzco estuvo cercado por Manco Inca, todavía los hostigaban a los puquina-collas del norte, para apoderarse de sus territorios. El jefe lupaca de Chucuito de nombre Cari dirigía sus tropas contra los puquina-collas, tal y como se puede deducir a partir de la siguiente cita que corresponde a la Relación del Sitio del Cuzco de autor anónimo:
«… llegaron a Hernando Pizarro indios de Atuncollao, que era una provincia que después de la guerra y cerco del Cuzco le habían venido de paz pidiendo que él lo socorriese, porque Cariapaxa [Cari-Apaza], señor de la provincia de Lupaca, les hacía guerra, […] y que los había hecho todo lo que podían por defenderse, mas que si no lo socorría era imposible sostenerse» (Biblioteca Peruana, 1968: t.III; 603, cit. por. Torero 2002: 401).

Considérese aquí a los pobladores de Atuncolla como hablantes del Puquina, pueblo que poco antes de que llegaran los incas a la meseta del Collao, fue vencido por los mismos aimaras de Lupaca (compárese la guerra entre los ejércitos de los lupacas del sur al mando de Cari y los collas del norte, al mando de Zapana: segunda mitad del siglo XV, aproximadamente, referido por Cieza de León). Todo indica que esta pelea entre aimaras y puquinas facilitó a su vez el avance definitivo de los incas y su alianza con los aimaras, dando más poder a estos, y sojuzgando humillantemente a los anteriores pueblos collas de habla Puquina (considérese que los incas también son descendientes históricos de los puquinas, según se analiza los nombres de los incas, las instituciones incaicas, la toponimia y las fuentes etnohistóricas, datos que son muy claramente analizados por Cerrón-Palomino en sus diversos trabajos, los que son continuados hoy).

¿Hablantes del Puquina al sur de Puno? Sí. Tal parece haber existido hablantes del Puquina al sur de Puno, sobre todo mujeres, es decir, en algunas zonas del reino de los lupacas de Chucuito a fines de los años 1500 (cf. Visita del Virrey Toledo), inclusive en los 1600 tal y como nos parece sugerir Anello Oliva, quien en 1631 escribe que la lengua Puquina se habla «en algunos pueblos de la provincia de Chucuito», para lo cual no debe olvidarse que muchos curas asentados en Juli hablaban el Aimara, el Quechua y el Puquina (cf. José de Acosta).

Los URUS
Según las fuentes de la documentación colonial de ese tiempo, los hablantes del Uru se encontraban dispersos en la zona altiplánica del Perú y Bolivia, en medio de gente de habla Puquina, Aimara y Quechua, “en un espacio de aproximadamente 800 kilómetros, a lo largo del eje acuático Titicaca-Poopó, abarcando incluso la región salar de Coipasa”. El último hablante de la lengua Uru haya muerto a mediados del siglo XX (1950) en la localidad de Ch’imu (a 5 km. de Puno). El 29 de octubre 1929, Walter Lehmann recoge en Ch’imu unos 304 elementos léxicos de labios de Florentino y Nicolás Balcona, padre e hijo. Y en 1951 Vellard observa que estos descendientes urus hablaban apenas “casi una jerga, mezcla de algunas palabras urus, de Aimara y de Quechua” (cit. por Cerrón-Palomino). Es decir, se dejó morir la lengua Uru por esos años, irremediablemente, como siempre, gracias a la indiferencia de la sociedad y el Estado gobernado por quienes casi nada conocen del Perú profundo y su gente.

Cabe resaltar que habían pueblos urus (que eran más o menos unos 25% de la población total en Chucuito, Ácora, Ilave, Juli, Pomata, Zepita y Desaguadero, sin contar aquellos bilingües uru-aimaras de esa época, fines del siglo XVI) que se hacían registrar como tributarios aimaras para ganarse más consideración y prestigio, incluso, hubieron “urus ricos” de Zepita y Yunguyo que quisieron tributar a la corona española aún más que los aimaras. Si antes el Uru era hablado por los pescadores del lago Titicaca, también a la orillas del río Desaguadero, en torno al lago Poopó, y en la puna salada de Lípez, suroeste de la actual Bolivia, hoy aún esta lengua es vigente en la localidad de Chipaya y el lingüística Rodolfo Cerrón-Palomino ya publicó una gramática con el título de El Chipaya o la lengua de los hombres del agua (2006) y pronto publicará también con Enrique Ballón un diccionario y un estudio de la tradición oral de los chipayas, tal como nos tiene prometido.

No debe olvidarse que los urus y sus descendientes fueron discriminados primero por los puquinas y luego los aimaras, como también por los incas, inclusive en ciertos lugares hasta hace pocos años. Hoy, éstos en Puno, son hablantes del Aimara, y sólo un estudio genético podría decir quiénes somos los urus en Puno (o Puna en algún documento antiguo), ciencia que se unió hace poco para explicar estos hechos del mundo andino.

Finalmente, no cabe duda entonces que los aimaras influyeron en la desaparición de las lenguas Uru y el Puquina. Los puquinas fueron sistemáticamente desaparecidos por los incas y los aimaras. Los incas vieron de la peor manera a sus hermanos puquinas por habérseles rebelado muchas veces y puesto en peligro el avance y desarrollo de la cultura cuzqueña, y esto fue ayudado, por supuesto, por sus aliados, los aimaras. Y a la llegada de los españoles la lengua de los puquina-collas estuvo ya mortalmente debilitado. Es en realidad un milagro que el Uru tenga hablantes retando al tiempo, a los hombres y a la naturaleza ruda del altiplano boliviano; quizá la “miseria” a la que muchas veces se les ha expuesto, haya sido el aliado para su supervivencia. En fin, los urus como pueblo, y como hablantes de su lengua son ejemplo de supervivencia humana, porque a ellos la historia les ha negado, quitado, arrebatado, sus tierras y incluso su “humanidad”, porque ni ellos mismos se consideraban “humanos” porque el serlo era un peligro para su supervivencia.

P.D. Es de ver que la presencia del quechua ha sido posterior a la historia de las lenguas Puquina, Uru, y el Aimara en el altiplano, cuya discusión también es necesaria. Los puneños estamos obligados a conocer nuestra historia. Jakisiñkaka, jilata, kullaka; tinkunanchikkama wawqi panaykuna.
(*) Profesor del Departamento de Humanidades, Sección Lingüística y Literatura, de la Pontificia Universidad Católica del Perú – Lima (correo: rrgonzalo@pucp.edu.pe).
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NOTAS:
El manuscrito lleva como título: Copia de curatos y doctrinas que se proveen por el padronasgo real en este Obispado de la Plata y en que lenguas an de ser instruidos los doctrinantes para mejor predicar el evangelio de Jesucristo y su doctrina christiana. Sin fecha. Este documento tiene información sobre las lenguas que se hablaban en el Obispado de Charcas (después de La Paz), al cual pertenecía todo Chucuito, es decir, incluido Ácora, Ilave, Juli, Pomata, Zepita, Desaguadero y Yunguyo.
2 Torero, Alfredo (2002): Idiomas de los Andes: lingüística e historia. Lima: IFEA.
3 Adelaar, Willem y Pieter Muysken (2004): The linguistitc of the Andes. Reino Unido: Cambridge University Press. P. 350.
4 Cerrón-Palomino, Rodolfo (2007: 47): “Reconstrucción del proto-uro: fonología”. Lexis Vol. XXXI, Nro. 1 y 2. Lima: PUCP.
5 Garci Diez de San Miguel: Visita de Chucuito de 1567.



2 comentarios

  • Felix Monday 08 de November del 2010 a las 11:27

    Las minas de ORO de Chucapaca de Ichuña, empobrecera o enriquecerá, educara o pervertirá a los ichuneños de Moquegua???????????

  • simon Sunday 07 de November del 2010 a las 09:37

    yo soy poblador de ichuña por lo tanto deberia ser sona turistica, sona arqueologica para que sepa de sus antepasados y mas trabajo para el pueblo que son mas alejado de la ciudad muchagracias


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