Candelaria: Tiempos de fiesta, tiempos de gestión cultural


Votación: 362 votos

Escribe: Walter Paz Quispe Santos | Cultural - 18 Jan 2015


Todos hemos recibido con júbilo la noticia de que la Festividad de la Virgen de la Candelaria fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, pues con justicia este título reivindica una larga tradición ancestral quechua, aimara, puquina, callahuaya y uro, así como los sincretismos con la colonia que aportaron nuevos íconos que generaron, después, un mestizaje cultural singular en nuestras danzas y nuestra música. Pero este acontecimiento ha generado nuevos retos para los puneños (que debemos afrontar sin miedos), porque se han ampliado las miradas del mundo sobre la fiesta. La responsabilidad de su organización ya no se limita a la Federación del Folklor y la danza puneña, sino a nuevas organizaciones, como el Comité de Salvaguarda y otras adyacentes. Patrimonio significa lo que se recibe de los padres y lo que es de uno por derecho propio. La festividad es una obra maestra colectiva y es de todos los puneños, y ahora de todo el Perú y el mundo.

Los retos que debemos asumir son, en primer lugar, la formulación de políticas culturales regionales y locales, cuya responsabilidad debe recaer en el Gobierno Regional, específicamente en la Gerencia de Desarrollo Social, en coordinación con el Ministerio de Cultura y las organizaciones de todas las provincias dedicadas a la gestión cultural. Lo mismo debe ocurrir con el Municipio de Puno, que debe definir sus políticas culturales para la provincia en su integridad en coordinación con los municipios distritales y organizaciones culturales de todas las comunidades campesinas. No hacerlo implicará un inicio separado, por las partes, y no desde un eje troncal fundamental como punto de partida. Las políticas culturales no son un listado de actividades de lo que hay que hacer en la cultura y no pueden ser tampoco una solución inmediatista, sino que deben entenderse como parte del desarrollo regional y local (y con carácter transformador), en el sentido de promover proyectos culturales que necesariamente involucren a toda la ciudadanía, de modo tal que se construya una imagen regional que, consecuentemente, genere una movilización social hacia cambios responsables. Por lo tanto, la Festividad de la candelaria es parte del desarrollo social. Hay algunas preguntas necesarias para su diseño y tramado: ¿De dónde parte una política pública cultural? ¿Hasta dónde llega? ¿Quiénes pueden aportar a su diseño e implementación? Por eso no sólo basta el Comité de Salvaguarda, sino que esta organización debe estar acompañada por un equipo técnico multidisciplinario: antropólogos, historiadores, especialistas en coreografía, diseño de trajes, músicos, lingüistas, mascareros, animadores o gestores culturales, etc.

La gestión cultural, derivada de las políticas culturales, implica la definición de actores sociales responsables para implementarla. Los gestores culturales por lo tanto deben intervenir en cultura en el marco de la enorme diversidad dancística, mediar entre los actores de un sector desarticulado, a veces enfrentados en desencuentros; investigar las dinámicas culturales en cada territorio histórico cultural. Para el caso regional se han usado los criterios de danzas del norte (quechuas) y del sur (aimaras), es decir, hay que tener presente nuestras cartografías culturales y articular esas fotografías, en esa dinámica regional, con las nacionales e internacionales.

Las instituciones estratégicas para la gestión cultural son, sin duda, las Escuelas Superiores de Formación Artística de Puno y Juliaca. Estas entidades tienen la misión de formar artistas y docentes especializados en la música, la danza, el teatro y las artes plásticas. Ahora hay que agregarle más especialidades, que surgen como demandas de la Festividad de la Candelaria, las cuales son: la formación de especialistas mascareros, la de diseñadores profesionales para los trajes de las diversas danzas, la de bordadores acreditados con una sólida formación cultural, la de coreógrafos creativos (así como la de escenógrafos), y, sobre todo, mucha imaginación en la composición musical y creación por parte de los autores y compositores. No sólo ello, precisamos ahora de centros de documentación y archivo, es decir, un verdadero centro de salvaguarda del patrimonio cultural, museos, centros de investigación etnomusicológica, recuperación y catalogación de danzas, registros orales e icónicos de las artes del movimiento y estáticas. No me olvido de las industrias culturales que suponen que debemos contar con centros de grabación especializada de música y artes visuales.

Lo mejor que puede hacer Juan Luque, como Presidente del Comité de Salvaguardia, es renovar las infraestructuras de las ESFA de Puno y Juliaca, y brindarles una nueva con estos requerimientos; una nueva y moderna instalación de promoción de la cultura con profesionales especializados, donde la gestión cultural sea parte del desarrollo espiritual de los puneños de aquende y allende. La ESFA Juliaca tendría la responsabilidad de gestionar la cultura en la zona norte y la ESFA Puno en la del sur. ¿Estoy soñando? No lo creo. El imperativo es tener sensibilidad con la cultura, y ser auténticos en nuestra identidad cultural. Estos son algunos requerimientos que la UNESCO exige para la salvaguardia de nuestro Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Hay otro reto mayor. La implementación de políticas culturales en tiempos de globalización supone crear una institucionalidad que articule al Instituto Americano del Arte, la Casa de la Cultura, la Federación del Folklore Puneño, las instituciones de puneños residentes en Lima, como el “Brisas del Titicaca”, los hermanos de Unicachi y a los investigadores independientes que producen investigaciones sobre las danzas; producción intelectual que podría adherirse al que yo denominaría el Instituto de Estudios Puneños, que tendría la responsabilidad de promover la cultura puneña en diversos y variados libros, como extraordinariamente ha empezado a desarrollar la Universidad Nacional del Altiplano al entregarnos “La biblioteca puneña de Oro”. Esto, por supuesto, requiere de presupuesto y de mucha voluntad política.

Hay que elaborar, también, proyectos culturales para medir los grados de desarrollo cultural patrimonial. Se trata de gestionar o administrar nuestro patrimonio, con procesos transparentes y acciones claras, orientadas a objetivos bien definidos. Los proyectos culturales que se deben elaborar, diseñar, o construir deben tener como propósito la conservación y la creación y recreación dinámica de nuestro patrimonio cultural inmaterial, como es la Festividad de la Virgen de la Candelaria. No sólo eso, la edición de bienes culturales, la representación cultural, la difusión, promoción y muchas acciones que busquen el reconocimiento, su uso social, valoración y disfrute, hasta la idea del consumo moderado de bebidas, debe ser más responsable, porque Puno -hoy más que nunca- está en los ojos del mundo.

La festividad de la Candelaria es, pues, la mejor creación y recreación de todos nosotros; es la mejor expresión de nuestra libertad como puneños, además es comunicación, y como tal, es el medio más eficaz a través del cual los andinos alcanzamos nuestra integración. Es nuestra personalidad colectiva, es nuestro legado más representativo y más preciado. No permitamos que este proceso cultural se trunque, es el momento de mostrar nuestra mejor capacidad de organización en el marco del puneñismo y la puneñidad. Con estas palabras al buen entendedor, ¡salud!


ESPACIO PUBLICITARIOS

Video



Encuesta

¿Está usted de acuerdo con el proyecto de remodelación de la Plaza de Armas de Puno?



Archivo
Telf.: +51-51-350775, +51-51-327436 | Dir.: Jr. Cajamarca Nro. 274 - Puno, Jr. Salaverry 411 Of. 307 Plaza de Armas - Juliaca.
CORPORACION DECANO ALTIPLANICO S.A.C. Diario Los Andes
Diseño y Desarrollo Web: G!