Los Andes

Quizá si lo que más ha llamado la atención del discurso del presidente Ollanta Humala con motivo de las Fiestas Patrias 2014 sean los montos de incremento en el presupuesto para el próximo año en Educación y Salud: 4,000 y 2,500 millones de Nuevos Soles respectivamente. Hay también incrementos importantes en recursos públicos para agilizar la economía, para la culminación de obras de irrigación como la tercera etapa de Chavimochic, Majes-Siguas y Olmos, para promover la construcción de viviendas urbanas, entre otras.

Aunque con un ligero sesgo de asistencialismo, considero que el mensaje está dentro del marco que sigue la política de inclusión social que viene desarrollando el actual gobierno. No obstante, deseo hacer una reflexión en el tipo de Estado que se está fomentando: un Estado gastador. No está mal gastar si al mismo tiempo nos preocupamos por generar ingresos. Eso es lo que no se ve en el gobierno de Ollanta Humala con el mismo énfasis con el que gasta. Sabemos que el presupuesto de una nación se mantiene con el aporte o contribución de todos sus ciudadanos, empresas pequeñas, medianas y grandes. Ahora que tenemos más necesidades, lo lógico es que se den las normas, herramientas y facilidades para que haya más inversiones, más producción más ventas, más ganancias, más impuestos, mayor generación de empleo, es decir mayor valor, entonces podemos estar tranquilos para satisfacer las necesidades que son bastantes aún en nuestro país.

El Estado debe ser un promotor de la inversión privada que es al final de cuentas, quien genera el crecimiento del Perú, no sólo con el pago de impuestos y demás tributos sino con la generación de empleo y la tabla insumo producto. Es bueno gastar con un enfoque técnico y sin matices electoreros pero, más importante es proporcionar a todos los peruanos y empresas que apuestan y arriesgan por el Perú, las facilidades para que puedan trabajar y generar ingresos para sus familias y para el país. Si no hay ingresos, no hay como afrontar los gastos.

Aunque todos los sectores son importantes, el Estado debe preocuparse por brindar facilidades a los sectores que más impulsan nuestro crecimiento. Sin caer en extremos negativos como la falta de cuidado al medio ambiente o la falta de cumplimiento a los estándares de condiciones laborales. Por otro lado, hay que hacer entender a los peruanos y extranjeros, muchos de ellos integrantes de ONGs, que el desarrollo humano tiene un estándar que es promovido por la Naciones Unidas. El oponerse al aprovechamiento de los recursos naturales señalando que las comunidades de los entornos de las operaciones extractivas tienen derecho a su propia visión de desarrollo, es en la mayoría de los casos, utilizar como pretexto a la ecología para permitir que se mantengan aspectos sumamente negativos para cualquier grupo social como lo son la desnutrición crónica infantil, el analfabetismo y la pobreza extrema que se presentan en las economías de subsistencia existentes en muchos lugares de nuestro Ande y la amazonia peruana, donde los recursos naturales existentes deben ser la solución para resolver las necesidades mencionadas.

Otro tema por analizar es la evaluación del gasto (que en realidad debiera verse como inversión). Se debe contar con indicadores de la eficacia en su utilización. Sería importante medir el grado en el que una asignación de recursos por parte del Estado mejora en las localidades, índices como el de la Pobreza Multidimensional, el de Desarrollo Humano o el de Densidad del Estado. Debemos medir. Lo que no se mide, no se puede gestionar con eficiencia.