Los Andes

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Con las diferentes propuestas reivindicativas, donde los partidos políticos son insomnes anodinos crematísticos y organizaciones regionales con patrocinadores que luego sirven como vientres de alquiler, en el que los planteamientos sociopolíticos están destinados a las peroratas grandilocuentes con ofrecimientos fofos y marrulleros acompañados de regalos o prebendas para asegurar votos, las próximas justas electorales parecen encaminarse a otra similar elección popular delegando funciones a personas que no tienen las calidades morales, éticas y cognoscitivas para el desempeño de la función congresal o presidencial, entendiendo que cualquier propuesta de cambio constitucional o enmienda del capítulo económico de nuestra carta magna será pura perorata para captar votos, porque los ciudadanos de ésta nación son “esclavos� de algunos grupos económicos y éstos son los encargados de titeretear al futuro electo.

Estando ausente el debate ideo político, la sociedad en sí pierde identidad, aunque los debates autonomistas parecen florecer con propuestas nada concernientes a la unidad nacional sino aparentes a la denominación de los gobernadores (implementado por el legislativo y aprobado por el ejecutivo, donde los presidente regionales ahora son gobernadores), los dirigentes de nuestra región están utilizando un lenguaje reivindicador donde parece establecerse un pausado y sostenido pensamiento ideológico auto afirmativo sin cambio de interlocutores, y secuestrado por algunos pseudo líderes sociales que no creen en cambios dirigenciales y ya saben cómo “negociar� intereses propios pero no de una sociedad, ejemplos hay por doquier.

Como si fuera un karma, el altiplano peruano tiene izado una gran bandera de izquierda, que representa la postración del centralismo capitalino, porque Lima concentra el poder económico y político, con polos de desarrollo. Puno es una región sin autonomía y cantera de mano de obra barata, de esos pongos que sirven para captar votos, entonces los discursos contrarios al capitalismo ultraliberal siempre será una buena cosecha, de esa cosecha fue Alan García, Alejandro Toledo, Ollanta Humala pero la realidad en el campo sigue igual o peor que antes, los puneños entronizamos a varios mandatarios nacionales, que nunca supieron responder a las expectativas, por eso para los políticos capitalinos es buena siembra hablar contra las empresas transnacionales, hablar de salud, alimentación,… porque eso aprendieron de las experiencias electorales anteriores y si esas ladinas propuestas van acompañados de regalitos y gaseositas la ganancia es exitoso.

Como una buena perspectiva recala en sectores informados y conscientes la legislación sobre los “regalos� en procesos electorales, pero es letra muerta al momento del calor electoral, ésta práctica está enraizada, porque nuestros hermanos del campo interiorizaron la frase “acepta nomás cualquier regalo, acaso van a saber si vas a votar por ese candidato� es más los partidos políticos NO EXISTEN como base social de interacción y debate sobre las propuestas legislativas y políticas implementadas por el gobierno central, solamente aparecen para reclamar votos en procesos electorales como comodines, de ésta forma el divorcio entre los partidos y movimientos políticos secuestrados por los “financistas� (grandes lobistas políticos que representan a las transnacionales y que titeretean a los principales líderes políticos, como la población experimentó con las tres últimas gestiones gubernamentales) y las reales aspiraciones de los pobladores subsumidos en la extrema pobreza no se entrelazan.

A nivel regional existen líderes políticos que siempre están coordinando con las bases, en los medios de comunicación interpelan a los entes del gobierno, que no buscan un puesto de trabajo o una prebenda y que coherentemente tratan de apoyar a los más necesitados, pero esos líderes no cubren los dedos de una mano (Alberto Quintanilla, Tirso Vargas,…), éstos líderes viven de sus ingresos propios. Pero existen los otros, aquellos que saben vivir de la dirigencia, sagaces jugadores de intereses, no dudan en “negociar� con el gobernante puestos de trabajo para los suyos, traicionan a las bases y no contento con esa actitud delincuencial, salen a los medios de comunicación como idóneos y éticamente probos y ellos pretenden llegar a una curul congresal, porque sencillamente lanzan grotescas propuestas fundamentalistas y pretenden captar votos con todos los “antis� habidos y por haber, pero de desarrollo ideológico social nada.

En el marasmo político que vivimos por las constantes traiciones a nuestras expectativas, parece incendiar el campo la frase “los blancos siempre nos han traicionado, ahora debemos apoyar a un hermano que sepa hablar aymara o quechua, aunque no sea profesional, ellos serán los que lleven nuestra voz al congreso� esa sola idea es contrario al desarrollo ideológico y no sirve para dar un paso adelante, sino analicemos nuestra realidad, y esa realidad no es promisorio, por ello es menester ampliar los debates ideopolíticos en pos del desarrollo regional, si bien es cierto que existen congresistas con mucha expectativa dentro del actual congreso, es cierto también que nuestras autoridades locales y regional no saben aprovechar ese plus que tenemos y la inversión promedio en los gobiernos locales y regional no supera el treinta por ciento, arrastrando corrupción consigo.

Desde la legislación del voto ciudadano, donde el pongo salió del ostracismo personal hasta la fecha, no hay cambios sustanciales, el ciudadano del campo perdió el interés en la política y sus políticos, es hora de levantar la cabeza y decir que cada ciudadano con documento nacional de identidad es responsable del desarrollo del pueblo y como responsables deberíamos elegir por propuestas coherentes, y dejar de lado las prebendas. Por lo pronto los cándidos candidatos ya comienzan a reclamar un voto ciudadano, pero las ideologías andinas descolonizadoras tienden a la desobediencia epistemológica, cohesionado los saberes andinos natos que perduraron en el tiempo hasta nuestros días, insertándonos en el contexto cultural moderno.