Y ahora quién podrá custodiarnos?



Escribe: Oscar Pino Ponce | Opinión - 17 Sep 2009

Generalmente no hablo en primera persona, pero las circunstancias me obligan a hacerlo. La semana pasada una de mis cientos de fuentes me redireccionaron un link en el que dos turistas se quejaban acremente sobre una inexperiencia por demás abominable en su breve estadía en Puno. Una de ellas narraba los detalles cómo habían sido conducidas por dos policías en el Terminal Terrestre de Puno hasta las oficinas de esa dependencia para luego rebuscar sus pertenencias cual galgo buscando una libre.

Hecho por demás aberrante más aún tratándose de una extranjera que no tiene más tiempo que abordar su bus ó acudir a los servicios higiénicos. La experiencia por demás decepcionante pinta de cuerpo entero la abjuración a los valores y principios morales de cierta institución que fue creada para custodiar a los ciudadanos y no para asaltarlos.

Ni bien fue publicada dicha nota en un medio electrónico que dirijo, saco sarpullido al Capitán encargado quién seguramente animado por el maltrecho “espíritu de cuerpo” se da algún tiempito para redactar cobardes anónimos, clásico argumento de quienes esconden no solamente su identidad sino su propia personalidad.

Ahora no sólo son los anónimos los que pretenden tapar la cruda realidad, ante la incuestionable situación vergonzosa el ilustre Capitán trato de restar veracidad al contenido de la quejosa argumentando que no existe la respectiva denuncia, mucho menos los nombres de los asaltantes, como si la víctima va a estar predispuesta a memorizar los apellidos latinos o tener el tiempo suficiente para responder el interrogatorio desde ya encubridor de sus colegas. Vaya vergüenza nacional que pone a Puno en el ridículo mundial !!.

Y pese a que la simple pronunciación de la palabra “Chile” encrespa (incluyendo a mi) a muchos coterráneos, mi hermano me contaba que allí los Carabineros (Señores Policías) son todos unos caballeros, que uno podía hasta encargarles el cuidado de su residencia al salir de viaje entregándoles las llaves con la plena confianza de dejarlo en buenas manos y con el agregado de que el mismo Carabinero se tome la molestia de llamar al viajero para informarle que todo está tranquilo en su ausencia. Alguien en el Perú ò en Puno se daría “semejante lujo”?

No juguemos pues a la mataperrada con la imagen de Puno, peor con el turista que actúa muchas veces ingenuamente, de buena fe, que confía en el Policía uniformado, o en el recepcionista o el taxista, ilusionado en ser atendido no sólo con sonrisas de oreja a oreja sino con la honestidad y honradez, tantas veces reclamada en cada rincón del país.



1 comentarios

  • Frismar Thursday 17 de September del 2009 a las 06:28

    Naturalmente que un comportamiento
    de esa naturaleza con un extrangero
    es barbaro i completamente ajeno al
    caracter tradicionalmente amigable i
    amable del puneño,especialmente con
    extrangeros.
    PERO, en todas partes existen elementos que merecen "harto" desprecio.En algunas partes mas que en otras.


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