Los Andes

Quienes somos simples espectadores de una protesta colectiva que señala crisis ecológica, atentado al medio amiente y su secuela inevitable a corto o mediano plazo, en las provincias del Sur de Puno; pensamos sinceramente, que se justifica el barullo protagonizado por los Aymaras, en el curso de los últimos veinte días. La total identificación con el revuelo de la Oficina de Derechos Humanos y Medio Ambiente; que distribuye, volantes alentadores a la protesta, de una u otrra manera, justifica el acontecimiento popular, que canoa a miles de agricultores, comerciantes, contrabandistas y seguramente algunos narcos que inundan calles y plazas de la ciudad de Puno. Todo estuvo de maravilla pese a lo largo del tiempo transcurrido desde sus inicios. Empero durante los últimos días de la semana pasada; quedamos absortos, cuando el bullicio callejero se transforma en delincuencia vulgar que convierte a la ciudad en “tierra de nadie�, ante la actitud pasiva y contemplativa de las autoridades pertinentes.

Las interrogantes, para el periodismo espectador y la ciudadanía que contemplaba los hechos, se multiplicaron: 1.- ¿Que tenía que hacer la Oficina de la Contraloría General para ser atacada?. 2.- ¿A quién interesaba hacer desaparecer documentos ?. 3.- Por que el saqueo de las oficinas de la Aduana, fue sistemáticamente planificado, No estuvo la turba, había mas o menos 150 asaltantes, que pretendía abrir el portón y la intromisión se produjo por la parte de atrás, ¿Quién facilitó el saqueo, abriendo las puertas?. ¿Por qué recién al día siguiente (11 de mañana) se produce el incendio y se quema los vehículos ya desmantelados?. Y finalmente cabe preguntarse, cual es la procedencia de los infiltrados? ¿ A que organización pública, particular o política pertenecían?. Estas y otras interrogaciones deben ser respondidas por la PNP. Servicio de Inteligencia u otra Entidad creada para resguardar el orden público y garantizar la tranquilidad ciudadana.

Esta realidad sin argumentes, esta muy lejos de la mascarada de realizar una “vigilia con velitas de procesión religiosa� Esta realidad, no debe quedar sin una investigación a fondo, y sin sanción a los autores. Todo hecho delincuencial tiene responsables y quedarse en silencio, es complicidad con el delito.

Que el saqueo y el daño causado a entidades públicas y particulares, no interese un comino a la PNP, al Ejército encomendado a resguardar la paz social. Que la delincuencia tenga carta franca para hacer lo que le viene en gana. Que los principios del derecho y la justicia se vayan a la porra, y que todo este lamentable acontecimiento, sea una parte de la táctica política, que pulula en la guerra de papel, emprendida por la derecha mas cavernaria de nuestra Historia Republicana. Es posible.

Y decimos todo esto, por que en el curso de los últimos días, nos ha parecido que el lema del Ministerio del Interior, el silencio cómplice de otros sectores de Gobierno y del Poder Legislativo; fuera el de “los desaciertos� y del “atropello� a los principios democráticos, por que se a borrado de un plumazo el dialogo y la participación ciudadana en un asunto tan delicado como el que a vivido y confronta el Departamento de Puno.

En este caso especial de lo sucedido en la ciudad, la tolerancia a la delincuencia y el saqueo de entidades públicas y particulares, que nada tienen que hace con el problema del medio ambiente y la minería, en Puno o en la china, resulta insólito. A nadie se le ha ocurrido analizar los entretelones de una protesta colectiva, realizada con una infraestructura millonaria; valdría decir, sistemática estudiada. No es de los hambrientos, ni de los “pobres� agricultores; Menos del “cuento� de la extrema pobreza. La gran mayoría; de los protagonistas, son prósperos comerciantes, gentes que han convertido los dineros del asistencialismo del gobierno y las ONGES, en vehículos de transporte y comercio informal.

Para muy pocos ciudadanos de los que han recorrido las calles con banderas y palabras estridentes; la agricultura es un medio de vida, y este panorama si tiene algunas razones valederas para aplaudirse, tiene mucho que ver con el momento político. Valdría la pena un análisis exaustivo de parte del Estado. O una exposición pública de la Universidad, el Colegio de Sociólogos, o de los llamados “analistas políticos�, que no los conocemos. Pues no creemos; que sin un trasfondo “oscuro� y de “dudoso origen�; una protesta como la que a ocurrido en nuestro medio, haya derivado en delincuencia vulgar, común y corriente, a vista y paciencia de tiros y troyanos, de justos y pecadores, de los que defienden los derechos humanos y de los que como seres humanos, no tenemos derechos para vivir en paz y tranquilidad, ni mucho menos, gozamos de los derechos ofertados desde nuestra niñez la Ley der Leyes, la Constitución Política del Perú.

En resumen, diálogos más, o menos; entre dirigentes y autoridades, la solución es inminente por estar en vísperas de elecciones. Sin embargo, pensamos que los actos delincuenciales ocurridos, no deben quedar impunes. Y al margen de la ventolera conflictiva, fuera de oportunidad, del SUTEP o de otro gremio oportunista de plegarse a este movimiento, de puro desocupado, por la suspensión de labores. Lo que hemos visto y vivido, no debe repetirse, ha tenido un trasfondo político, que el tiempo se encargará de ponerlo al descubierto.