Inclusión social o compasión social



Escribe: Walter Paz Quispe Santos | Opinión - 26 Sep 2011

La anunciada política de inclusión social del actual gobierno más parece una máscara de la compasión social y bajo esa etiqueta se presentan medidas como la pensión 65 y otros programas de acción compensatoria. El asistencialismo y populismo bajo cuyo rótulo se buscan “cerrar” brechas, tal parece que no serán la solución de los problemas estructurales que se buscan superar, como la extrema pobreza. Al contrario, parecen acciones caritativas que mitigarán las economías de sobrevivencia de los beneficiarios focalizados más en la tercera edad.

La llamada “inclusión social” lo vienen practicando algunas ONGs como “Solaris” y algunas transnacionales como la “Telefónica” desde muchos años atrás, usando el asistencialismo regalan útiles escolares, buzos y uniformes a los estudiantes ubicados en zonas de extrema pobreza como los sectores marginales. Y las medidas del actual gobierno no son diferentes a esas prácticas que no tienen ningún impacto social. Sólo amplían formas de contentamiento e inculcan una psicología del damnificado y las distintas maneras de estirar la mano.

La inclusión social debe ser reflexionada y reconceptualizada a la luz de las necesidades, demandas e intereses de los ciudadanos de todas las regiones. Así como partir de estudios sistemáticos y rigurosos de las necesidades básicas de los niños y las niñas y de su relación con el ordenamiento jurídico, tanto internacional como nacional, especialmente la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y sobre las líneas de base de la realidad de los niños peruanos y de las distintas regiones del país. Considero que la mejor forma de hablar de la inclusión social es partir de la primera infancia.

Inclusión social muy bien podría partir de formando pequeños empresarios, desarrollando en ellos capacidades para el desarrollo y aprovechamiento del potencial agrícola, pecuario, artesanal, turístico, minero de las regiones. Inclusión social desde la iniciativa del gobierno tendría mayor coherencia si se equipa a las instituciones escolares con infraestructura productiva agroindustrial, industrial, de servicios y hacer que los estudiantes participen activamente del mercado a través de las pequeñas y medianas empresas. La inclusión social debe hacer de las comunidades campesinas participes de todos los sectores productivos. La inclusión social no debe ser confundida con la compasión social.

La compasión social sigue siendo una de las formas de exclusión y abandono social y estas formas de negligencia política siguen vigentes cuando se buscan revestir en frases como inclusión social. Por eso es importante evaluar todos los programas y políticas implementadas bajo este concepto que ha empezado a cobrar mayor vigencia e interés en los sectores populares por las expectativas que despiertan.

¿Quién se incluye a quien? Las poblaciones desfavorecidas como mano de obra barata y sociedad consumista bajo ciertas dádivas hacia el empresariado acomodado, que para evitar mayores conflictos ha etiquetado el asistencialismo bajo esa nueva palabra de “inclusión social” o el Estado que debe incluirse en las poblaciones menospreciadas promoviéndolos en ellos la actividad productiva para desarrollar sus verdaderas capacidades de desarrollo y mejora de la calidad de vida.


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