Saturday 20.04.2024 | Actualizado 11:08 (hace 1985 días)
La construcción de las represas de las centrales hidroeléctricas de Santo Antonio y Jirao, en el estado de Rondonia en el Brasil, han ocasionado el desborde del río Madeira, y la inundación de grandes territorios en los estados de Acre y Rondonia en el Brasil y en la zona del Guarameri, en el departamento del Beni en Bolivia.
Según publica el diario español El País, en territorio boliviano habrían fallecido 59 personas, 60 mil familias damnificadas, es decir 200 mil personas, la muerte de 100 mil cabezas de ganado y una pérdida de 150 millones de dólares; el presidente Evo Morales, después de sobrevolar la zona de Guarameri, en Bolivia ha ordenado una investigación sobre si las inundaciones tienen relación con la construcción de las represas de Jirao y Santo Antonio, mientras que el Canciller boliviano David Choquehuanca, explicó en La Paz que primero se tiene que establecer si hay relación entre la construcción de las represas y las inundaciones.
En el departamento del Beni, hay 16 millones de hectáreas bajo el agua, afectando a 7 provincias de este departamento.
En el Brasil, un tribunal ha condenado a las empresas de las Centrales Hidroeléctricas de Jirao y Santo Antonio, a proveer ayuda a los miles de damnificados, en sus necesidades básicas, por considerar que dichas represas habrían contribuido a agrandar las inundaciones.
“La decisión cautelar del juez federal brasileño, Herculano Martins Nacif, obliga a las empresas responsables, a proveer a las poblaciones afectadas todas sus necesidades básicas, incluyendo vivienda, alimentación, transporte, educación y salud, según un comunicado”, (Infolatam Efe, Río de Janeiro, 11-4-14).
Se menciona asimismo que se optó por cambiar en 10 kilómetros la ubicación de la represa de Jirao, sin haber estudiado en detalle el curso del río y los probables impactos medioambientales, en general se afirma que los estudios de los impactos ambientales, los habrían subvalorado o minimizado, con las consecuencias negativas que se aprecian con estas inundaciones.
Estos problemas, tienen relación directa con el debate sobre la construcción o no de la Central Hidroeléctrica del Inambari en territorio peruano, que por estos días nuevamente se habla sobre la posibilidad de su construcción, en el límite de los departamentos de Puno y Cusco, con el de Madre de Dios, para producir unos 2,000 megavatios de electricidad, que se venderían al Brasil.
Es evidente el interés del Brasil, de construir además de la Central Hidroeléctrica del Inambari, el construir una gigantesca represa, para afianzar y regular las aguas de las represas e hidroeléctricas de Jirao y Santo Antonio.
La construcción de una represa en el río Inambari desde los 270 hasta los 540 m.s.n.m., (270 metros de altura), en las estribaciones de la ceja de selva y el inicio del llano amazónico, con un un espejo de agua de 410 kilómetros cuadrados (41,000 hectáreas), inundará del actual trazo de la carretera Interoceánica, 63 kilómetros del tramo IV de Puno y 42 kilómetros del tramo II por Cusco.
No es conveniente que se construya la represa ni la C.H. del Inambari, cuya electricidad será para fundamentalmente para el Brasil y en forma secundaria para el Perú, y además porque:
Una alternativa más conveniente y menos dañina, es que se construyan las cuatro CH. de San Gabán 0, I, III y IV, con una producción en conjunto de la ya construida San Gabán II, de unos 800 a 1,000 megavatios, que aprovechan las caídas de agua y no se basan en el represamiento de agua como se pretende con la del Inambari, además se podría construir en el lugar de la proyectada Central Hidroeléctrica del Inambari una mucho más pequeña que produzca unos 500 a 800 megavatios, con un impacto en el medio ambiente mucho menor.
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