Comprendamos que son nuevos tiempos


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Escribe: Abel Calizaya Zevallos | Opinión - 20 Apr 2014

La velocidad de los cambios sociales, el trastocamiento de modelos sociales hacen que los procesos, estrategias y acciones cambien; así lo expresan las nuevas conductas de nuestros niños que irónicamente aceptamos y entendemos los padres, más aún cuando nosotros mismos expresamos: “los niños están de ida y vuelta”, “lo saben todo”, “los niños ya no son los de antes”, estas y otras reflexiones que forman parte de nuestra vida cotidiana.

Sin darnos cuenta, pareciera que hemos aceptado algunos nuevos comportamientos y rechazado otros, reforzando las bases de una nueva estructura social que algunos la llaman sociedad liberal y para otras simplemente es la degeneración de la sociedad; ambas acepciones lógicamente tienen un antecedente social que acusa y cuestiona “la moda de los jóvenes”, acusa la institucionalidad social (escuela, iglesia, familia) y refuerza la incertidumbre, es preferible decir que la estructura social está en proceso de cambio. La explicación a estos cambios tiene sentido al tomar conciencia de la cantidad de información mundial que falta procesar (hay tanto por leer, tanto por escribir, tanto por procesar y tanto por aprender) los modelos sociales mundiales son múltiples, estamos asimilando pautas sociales distintas que vienen de todo el mundo y que no terminamos de asimilar, el producto final será la sociedad post moderna con estructuras sociales distintas e hijos distintos.

Quizá para el consuelo de otros podamos señalar que nuestra sociedad andina intercultural , la recordada educación de nuestros padres ha sido tan poderosa que servirá de coraza ante la “amenaza” de la nueva sociedad; sin embargo, no por generar más incertidumbre debo referirme que el pasado nuestro tiene cuestiones positivas y negativas por tanto, no siempre ha sido el mejor, por ponerlo en pocas palabras tenemos elementos sociales históricos poco agradables que han construido una psique complicada: visiones andinistas extremas, recaídas gamonalistas, conductas racistas, conflictivas, violencia política, corrupción por citar algunos ejemplos.

Si reflexionamos contrariamente y nos ponemos en la línea que los individuos hacen la sociedad, que la familia X es distinta a la Y, podríamos señalar que nuestra sociedad se congeló en su evolución, que las normas sociales adquiridas estandarizadas aceptadas se desfasan de las nuevas tendencias.

A propósito de esto, nuestros hijos están creciendo con un perfil distinto variado y complicado, la receta de la abuelita no necesariamente funciona en el hijo, los amigos del barrio están siendo reemplazados por los amigos de facebook, que expresa una protesta silenciosa de los chicos de la nueva generación haciéndonos notar que lo pasado no siempre fue lo mejor o que los tiempos han cambiado llegando en algunos casos al extremo generando una serie de manifestaciones traducidas en fiestas semáforos, suicidios juveniles, parricidios, promiscuidad, delincuencia, drogadicción, prostitución, homosexualidad, actitudes que son duramente censurados por nuestro alicaído modelo social .

Para introducir nuevos elementos de reflexión en nuestro enfoque de vida debemos aceptar que la genética humana ha evolucionado, las capacidades de aprendizaje de nuestros niños han evolucionado, son más inteligentes son diversos por ende los mecanismos de relacionamiento son distintos, la comunicación social es más abierta en ese sentido no es fácil educar a nuestros hijos en medio de la incertidumbre, no saber qué pasará, aferrarnos a lograrlos universitarios a convertirlos en empresarios no es suficiente, descuidamos la formación de valores que son y serán el líquido que permita aceitar las relaciones entre los seres humanos.

El aceitar nuestras relaciones con la práctica de valores que dicho sea de paso están también evolucionando no significa convertirnos en ciudadanos profeta como queriendo cerrar la vida en las paredes de nuestras casas, donde obviamente y por distintas razones los muchachos “respetan” el modelo pero que de la puerta para fuera generan otras personalidades, otras conductas que nos horrorizan y cuestionan la autoestima de padres.

Esta nueva sociedad no solo trae nuevas formas de diversión sino también nuevos seres humanos con distintos objetivos ambiciones, inquietudes, niños movidos. Por qué entonces seguimos deseando y propagando que las escuelas son el templo del saber donde todos deben guardar silencio, porque seguimos alentando a los niños canciones de “la lechuza dice chu chu, todos calladitos todos calladitos”, porque seguimos diciendo que donde hablan los mayores los niños no opinan, porque seguimos reforzando conductas que ya fueron.

Nuestros hijos y la gran mayoría de ellos son niños “inquietos”, “avispas”, “despiertos”, “malcriados", que necesitan padres, maestros, educación distintos un trato diferente. Quizá el desconocer todo esto hace que el bullying con víctimas provocadoras (que aparentemente no encajan en el entorno por su actitud crítica, movida inquieta) sean controlados, sometidos, acosados, molestados, hostigados, obstaculizados o agredidos pensado que ese tipo de socialización es la que necesitan y que podría llegar al parecer justificando este en aumento.

Debemos tener cuidado y no confundir la evolución intelectual y social de los niños que queremos arrastrarlos o encadenarlos a normas desfasadas adecuarlos a nosotros y no adecuarnos a ellos, que generan maltratos en las familias, escuelas públicas y privadas, rurales y urbanas rompiendo su autoestima y desequilibrándolos emocionalmente.


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