Los Andes

Siendo la región Puno una zona de alto tráfico hacia diferentes rutas internacionales, se tiene conocimiento que existen bandas organizadas de procedencia colombiana y mexicana, apoyados por mafiosos del viejo continente y asiáticos que prácticamente se apoderaron de las ubérrimas zonas selváticas de la región Puno, poniendo en riesgo las colonias de nativos selváticos no contactados, porque no existe presencia del Estado y que las autoridades encargadas de controlar la estabilidad social, prácticamente se encuentran atados y no pueden ejercer su función ya sea por una deficiente política de lucha contra el cultivo de coca, corrupción al interior de las fuerzas del orden y de los entes jurisdiccionales y sobre todo un trabajo inexistente del Estado en la protección de la vida silvestre y cultural.

Se conoce por fuentes extraoficiales, que los puntos de expendio de alucinógenos en las ciudades de Puno y Juliaca son conocidos por la población juvenil y adicta, tal es así que hasta algunos malos efectivos del orden son extorsionadores de los traficantes de droga, y cobran algunos montos por el concepto de “custodia�, hecho que debería ser investigado de manera exhaustiva por el comando del frente policial Puno, con lo cual se lograría poner a buen recaudo a los mafiosos que no dudan en comerciar los alucinógenos (pasta básica de cocaína, crack, cocaína, marihuana, y las que están de moda las drogas farmacológicas).

Si Puno hace quince años era considerado como una zona de simple paso obligado para la frontera, ahora parece que Juliaca se ha convertido en un mercado incomparable para los traficantes de drogas, puesto que en esa localidad a diario se multiplican los clubes nocturnos, y por si fuera poco ante el descontrol en las licencias de funcionamiento domicilios aparentemente privados son establecimientos de venta de drogas, donde los principales clientes son menores de edad y en etapa escolar, quienes no dudan en gastar los ahorros de sus padres de familia, que siempre son comerciantes, mineros informales o contrabandistas.

Por eso, en la ciudad calcetera de Juliaca si no se toman las medidas correctivas del caso, el alcoholismo y la drogadicción serán comercios imparables, reportes oficiales del ente policial dan cuenta que por lo menos en el lapso de un mes se producen unos cincuenta ajustes de cuentas, de los cuales ya existen víctimas mortales.

El hecho se agrava cuando las propias autoridades policiales se ven imposibilitados de actuar porque el comando no direcciona con el personal adecuado la identificación de los cabecillas de las mafias y solamente caen los “peces pequeños�. Es hora que las autoridades desde el presidente regional, alcaldes, y cuanta organización social exista se pongan a trabajar en un solo rumbo, el de erradicar los antros de perdición donde se expenden alucinógenos de todo tipo y para todos los precios.