Incidencia política de la izquierda peruana II



Escribe: Ubaldo Tejada Guerrero | Opinión - 26 Oct 2014

En el Perú del siglo XXI, prevalecen las especificidades étnico-regionales o locales, que se proyectan en las grandes ciudades, a través de asociaciones de migrantes, que se manifiestan en clubes provinciales, fiestas típicas, celebraciones religiosas, redes de parentesco y de gestión económica, como las unidades productivas familiares que caracterizan mayoritariamente a la población económicamente activa (PEA), con un alto grado de informalidad, que hoy alcanza el 72% de la PEA.

En éstas condiciones, la lucha de las etnias serranas y selváticas en su lucha por necesidades materiales se entrelaza y resalta al mismo tiempo, espacio de incidencia para la lucha por ciudadanía plena. Esto es el hilo conductor para entender al nuevo Perú en formación, que las últimas elecciones municipales y regionales han dibujado para el 2,016, y que el viejo centralismo limeño oculta en una república ya agotada, con sus encuestas y medios de comunicación.

Por ello podemos afirmar en el proceso de inserción al mundo globalizado y la búsqueda de identidad latinoamericana y caribeña, como en las últimas décadas en Ecuador y Bolivia, reaparece la etnicidad como identidad fragmentaria y excluyente, no sustentada en una ciudadanía previamente conquistada, precisamente cuando la modernidad y la modernización neoliberal, se truncan y cuando el discurso populista se agota en esos países.

Estamos al frente de una nueva forma de hacer política o de construir nación, pero puede desarrollar la consolidación hacia la modernidad y el derecho universal de ciudadanía plena, para explicar la multifacética manera de ir modelando un socialismo para una patria grande, que busca su identidad frente a la vieja arquitectura financiera mundial.

El pueblo peruano que está surgiendo en el siglo XXI, revalora las tradiciones andinas, está adquiriendo confianza en si misma y en la posibilidad de encontrar un camino propio hacia la modernidad, de búsqueda de una representación política, que entrelace democratización, ciudadanía y construcción nacional.

Solamente recordemos los movimientos migrantes desde 1,958-1,978, que dieron lugar a la conquista de altos grados de democratización social, que hoy son la base para la búsqueda de una representación política a través de mayoritarios movimientos locales y regionales, que los grupos de poder centralistas pretenden ahogar, terminado éste proceso electoral local y regional 2,014.

La crisis de las izquierdas en el Perú, no escapan al caudillismo de los grupos conservadores, las divisiones entre las organizaciones socialistas se están diluyendo en muchos movimientos locales y regionales en el Perú, mientras las cúpulas siguen siendo víctimas de la repetición de fórmulas y la de la aplicación mecánica de esquemas importadas de otras realidades.

Lo cierto es que los esquemas para la interpretación de la realidad nacional actual, pierden su eficacia para las izquierdas en el Perú, cuando son empleadas como base teórica para la praxis de una revolución que conduzca a un país multicultural y multiétnico a su ciudadanía plena. De un modo general, el conocimiento empírico que la izquierda tiene del Perú, no alcanza para hacer incidencia política en éste nuevo Perú en construcción.

En el presente hay indicios de alternativas soberanas, en un país como el Perú, multicultural y multiétnico, todavía no es posible expresar los nuevos escenarios, donde la historia nos sigue mostrando que la izquierda hoy necesita empoderarse en la capacidad de desarrollar ciudadanía plena, apoyándose profundamente en ellas. La única condición, es que la alternativa debe responder a las necesidades reales, por ello un modelo calcado y copiado, siempre fracasa, y el modelo neoliberal fracasará, sencillamente porque reemplaza al ser por el tener y al Estado por el mercado.

Otro aspecto fundamental es tener en cuenta, que si alguien congela un análisis marxista en el tiempo y en el espacio, y busca aplicar ese modelo inanimado a otro país en épocas distintas, estará negando, un concepto básico de la teoría que adopta, que es el olvido para analizar las condiciones políticas en la transformación en el Perú. Las fuerzas de liberación en el Perú, deben construirse desde la base de la patria grande: Latinoamérica y el Caribe y no de la cúspide de potestades imperiales, que nos siguen considerando su patio trasero.

La gran tarea de construcción un frente amplio de izquierdas en el Perú, está todavía por realizarse, por lo que los caudillos sólo tienen un imperativo: hacer una liderazgo de equipo con el ciudadano de a pié, porque cada día que pase el modelo neoliberal se afianza sin oposición, para seguir profundizando el dominio sobre el país y el pueblo.

La gran revolución ciudadana en el Perú, comenzó desde los años 40´, cuya expresión se reflejaron con fuerza en los procesos electorales a partir de la Asamblea Constituyente de 1,978, donde Haya de la Torre obtuvo 1´038,516 votos preferenciales, contra 644,131 de Bedoya y 286,885 de Hugo Blanco.

Las izquierdas en el Perú, electoralmente has estado marcadas por el rechazo popular a la división, y el apoyo a la unidad, desde el 3.6% en las elecciones presidenciales de 1,962 hasta su tope máximo de 30.8% como izquierda unida en las elecciones municipales de 1,986, cuya crisis desde 1,989 hasta el 2,014 sigue ratificando esa tendencia: unidad-división. Lo ocurrido con Susana Villarán en Lima, ratifica esa tendencia.

El voto de 1,990 hacia Fujimori inició la tendencia del movimiento popular hacia la búsqueda del nuevo Perú en formación, hacia nuevas representaciones políticas. Debemos recordar que el escenario neoliberal dibuja un escenario donde el desmontaje del Estado bienestar, hace que el trabajo por cuenta propia y la informalidad pasan de ser una necesidad a una aspiración, como una forma de hacer frente al deterioro de los salarios.

En el año 2,016 grupos de poder a través de la concentración de medios de comunicación en el Perú, buscan reemplazar el concepto de ciudadano por el de consumidor, propietario, o en última instancia por el de informal, que lograría la utopía de la igualdad vía el acceso al mercado y no mediante la conquista de los derechos democráticos hacia una ciudadanía plena.

El reto está planteado éste 2,016 en el Perú, pues las elecciones presidenciales y congresales plantea a la izquierda intentar con mucho esfuerzo, valentía y humildad, afirmar los conceptos de democracia popular y modernidad nacional, donde el eje sea una opción por una democracia plena, dentro de una patria multicultural y multiétnica, un Perú de “todas las sangres” y “sin calco, ni copia”. Seguiremos desarrollando las alternativas nacionales para un gobierno soberano.


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