Los Andes

Tomo esta frase de una amiga: Mocha García Naranjo. Hace veinticinco años un extranjero que logró el poder presidencial, prometiendo no hacer lo que haría –cosa ya común desde esa fecha en nuestra política peruana–, me refiero al japonés sin duda, Alberto Kenya Fujimori, dio inicio desde su política económica, unida a los poderes del mundo económico, a la llamada economía neoliberal.

Es la economía que a nivel mundial promueve la venta de recursos nacionales, sean estos naturales y estratégicos, a empresas no nacionales. A esta tendencia económica no le interesa pasar sobre zonas intangibles, sobre comunidades pobres, sobre reservas naturales y ancestrales. Para decir más, y me refiero a Fujimori, no le interesó desde el comienzo vender nuestras tierras y empresas estratégicas, en nombre del desarrollo, al mismo Chile.

A este sistema neoliberal no le interesa el desarrollo futuro, solo les interesa el presente. Lo que pueda pasar a un país cualquiera, como nuestro Perú, como impacto negativo a futuro no es su preocupación. Arrasar cual Atilas tierra y agua, en aras de ganar dinero es su interés primordial. Los interesados justifican que esas inversiones traen trabajo y dinero al país, pero eso no es verdad. Lo traen pero para pocos. Lo que dejan al país es apenas una migaja.

La inversión es buena, pero debe mirar en principio los intereses y el futuro del país. Secar o contaminar lagunas y ríos, arrasar campos de cultivo que desde siempre nos da alimentos, invadir parques nacionales en la búsqueda del oro, en nombre del desarrollo y el dinero que recibimos a migajas, es una burla en la cara del país. El mapa del Perú está parcelado para la venta.

Cada gobernante desde Fujimori, pasando por Toledo, García y ahora Humala, siguen vendiendo al país. Toda explotación de recursos debe tomar en cuenta en primer lugar a la persona que vive sobre ese bien.

Ofrecer alternativas en salud y calidad de vida. Retribuciones justas. Ofrecer los mismos beneficios económicos y laborales que esas empresas cumplen en sus propios países. Yanacocha, empresa estadounidense, tanto tiempo extrayendo oro de Cajamarca, nunca ha retribuido nada por esa tierra. Cuando el 2011, siendo Lerner el ministro, se logró un convenio para que aportarán algo y justo, Gregorio Santos ya había aceptado, Humala –con apoyo de Valdés– lo bloqueó.

Ahora sí, cuatro años después, ofrecen a cambio migajas. Siguen el estilo invasor de sus predecesores, los “pioneers� en norteamérica, ofreciendo bolitas de vidrio, espejos y chucherías a cambio de oro. No han cambiado. La mal llamada oficina de Diálogo y Sostenibilidad, antes Oficina de Conflictos, ve siempre la manera de apoyar la usura. Muchos aquí en Puno celebran este aniversario.