Los Andes

Los bucólicos pendencieros del aciago poder mediático y poder específico, utilizando todas las artimañas que la sociedad moderna les facilita, buscan encaramarse en algún cargo público con la insana intención soterrada de hacerse de una fortuna en el más corto periodo de tiempo, por ello estos cándidos de nuestra política local y regional no dudaron en utilizar todas las armas punibles y legales para engatusar a los ciudadanos con derecho a voto y ungirse con el mandato. De igual forma, existen los citadinos que tratan por todos los medios de apoyar a su población para que los índices de pobreza extrema sean menguados con obras de desarrollo y que por su intención positiva no tienen más opción que lindar con los diferentes grupos de poder que ya se apoderaron de los diferentes órganos de gobierno municipal y regional.

Cambiar de un porrazo esta forma de gobierno que por más de tres décadas se adueñó de la administración referida es casi imposible, los que conocemos de cerca cómo se mueven estos órganos de gobierno, de una forma u otra subsisten con sus mañas y mafias. En este mar de lumpen buceando a sus anchas cual tiburón hambriento y dispuesto a devorarse los apetitosos nuevos gobernantes; por ello, los primeros cien días es un parámetro risible para evaluar la forma cómo se desarrollará el trabajo institucional. Como es bien sabido, los presupuestos que serán invertidos en este primer año de gobierno ya fueron destinados en el presupuesto participativo, este problema podría inferir que en los cien días de gobierno solamente podrían ser valorados solamente los aspectos administrativos, la reiniciación de obras y la culminación de algunos proyectos, pero los resultados de estas acciones inmediatas son los que se tabulan para avizorar el desarrollo de nuestras poblaciones.

Pero los ciudadanos que a diario nos informamos, nos damos con la ingrata sorpresa de que fulano o mengano, con un pasado administrativo nebuloso se mueven de un sector a otro y como si nada, intercambian asesorías, con municipios y empresarios; en esta aparente búsqueda de oportunidades, las autoridades electas que no tienen sustento ideopolítico porque fueron electos al fragor de sus ímpetus, hoy son presas fáciles de los procesos de desgobierno y tratan de suplir sus falencias con personas que tienen un dudoso pasado, en fin. Los cien días son solamente un termómetro efímero de la forma de enfrentar el problema estando en el gobierno, los primeros pasos para empezar con fuerza algunas reformas.

El alcalde de El Collao, por ejemplo, primero tuvo que cortar la majadería de los tenientes gobernadores; en Juliaca los transportistas tratan de imponer sus apetitos mercenarios; en Puno, cuando el alcalde trata de limpiar las calles de ambulantes, los propios citadinos puneños no apoyamos esta decisión, pero las papas queman al interior del Gobierno Regional, donde el mal denominado Gobernador Regional, al parecer, está secuestrado por una mafia o banda de crápulas. Los primeros actos de corrupción se dieron en el concurso CAS del sector salud y algunos proyectos fueron tomados sin criterio técnico y con mucha saña de clientelismo. Seguro que las autoridades en sus cien años informarán que la anterior gestión dejó un forado en tal o cual calle, que hubo malversación de fondos y otras afirmaciones, sin mayor propósito enmendador; sería un buen comienzo exhibir pruebas de corrupción y denuncias definidas, eso significaría que hay identidad con el cambio, lo contrario es seguir viviendo en modorra al status quo.