Los Andes

Como ciudadanos sojuzgados por centurias a manos de una élite angurrienta y medrosa, en cada jornada electoral nos reunimos para unificar nuestras expectativas y urdir un cambio, teniendo en cuenta que nosotros decidimos a quién ungimos como nuestro representante, pero igual pasaron los cien días y comenzamos a mascullar amargura, y como si fuera poco los opinólogos y dirigentes de todas las calañas salen a postular esquemas de buen gobierno, cada quien lanza sus propias teorías. Entendiendo que estamos en democracia, estas opiniones pueden surtir o no efecto en el gobernante, pero hasta la fecha todo parece indicar que la cura de silencio continúa y las autoridades electas buscan entre sus cuatro paredes posibles soluciones a las críticas.

Con respecto al gobierno regional y la actuación del presidente regional, Juan Luque Mamani, (el Jurado Nacional de Elecciones convocó a elección de presidentes regionales y no de gobernadores regionales, además creemos que la credencial de nominación y reconocimiento como tal, efectuado por el ente electoral aún no se cambió, por lo tanto el título con el que debemos reconocer al mandatario regional es el de Presidente y no como Gobernador, que parece ser peyorativo y apéndice directo del ejecutivo), tiene problemas de inserción en la vida social, no porque le falte proyección y formas de emprender el desarrollo regional, sino porque el mandatario regional está secuestrado por una cúpula de poder, más aún cuando en su mensaje por los cien días dijo que tercerizará las obras, haciendo entender que con esta forma de trabajo se dinamizará la ejecución de obras. Los empresarios tienen las babas hasta por los suelos porque creen que serán beneficiados con las licitaciones, pero eso no nos debería preocupar mucho, sino el fortalecimiento administrativo del estamento regional y depurar a los personajes que impiden una correcta administración; los consejeros oficialistas ya declararon la guerra a los oportunistas y quieren transmitir una purga en la cúpula presidencial.

Con respecto a los gobiernos locales, a nivel regional son tres municipios los que están proponiendo verdaderos cambios, y estos cambios comienzan por reordenar la ciudad; nos referimos a El Collao, Puno y San Román. Por ejemplo, en Ilave era una costumbre dotar de indumentaria y otras gollerías a los tenientes gobernadores, en cada reunión sectorial la autoridad tenía que ir con una buena olla y bebida. Parece que se cortó este despilfarro, aunque se levantan voces negativas; en Puno, a algunos ciudadanos nos gusta convivir con el comercio ambulatorio, desorden y caos en las calles; ese trabajo de reordenar a este sector productivo debe continuar. En Juliaca pasa lo propio con el transporte motorizado y las calles atiborradas de ambulantes, pero en estos cien días ya se sopesó con la realidad, entonces quedan ocho meses para imponer el respeto y principio de autoridad, tiempo que debería ser adecuadamente explotado por las autoridades regionales y municipales, atrás quedaron los agoreros de las revocatorias, porque ahora tiene que existir la causa probable y esta supuesta causa debe mostrarse como efectiva, pues en caso contrario los revocadores no tendrán más remedio que seguir buscando la comisión de delitos y de esta forma urdir una revocatoria. También se deben dejar de lado a los dirigentes eternos, que imponen trabajadores o pseudo periodistas que comienzan con el cogobierno.