Los Andes

Es indiscutible lo de moda que está la palabra startup, la cual hace referencia a empresas en sus primeras fases, que se encuentran bajo condiciones de incertidumbre, de las que se prevé un rápido crecimiento. Y estas mismas están basadas en la tecnología y la innovación para satisfacer una necesidad o aprovechar oportunidades dentro de un mercado que puede ser una ciudad, una región o un continente.

Asimismo, desde hace ya unos años, universidades y empresas en Perú empezaron a impulsar un ecosistema para startups y un nuevo perfil de emprendedores, interesados en hacer crecer los negocios, capaces de crear ideas innovadoras y tecnología bajo un territorio nacional que quería destacar y situarse al nivel de otros países que han tenido éxito en el desarrollo y crecimiento de startups.

Y, ¿qué es exactamente un ecosistema de startups? No es más que la relación e interdependencia de los actores: gobierno, instituciones públicas y privadas, universidades, aceleradoras…que bajo un mismo territorio participan en el mercado de startups. Y aquí es donde entra en juego la innovación, porque para tener éxito en un negocio es necesario ser un emprendedor innovador. Por ello, para que surja la innovación, el ecosistema exige: networking, entre los actores que participan en el mercado; mentoría, para apoyar el talento de emprendedores; financiamiento, para sostener los emprendimientos en sus fases iniciales (por ejemplo podemos mencionar los fondos del Estado o inversionistas ángeles); un marco normativo, que permita a los negocios madurar con costes eficientes; la infraestructura adecuada y personas educadas que valoren el emprendimiento como una salida profesional capaz de generar empleo y aumentar el crecimiento económico del país.

Hoy en día, Perú cuenta con muchas iniciativas que tienen el objetivo de crear, incubar y acelerar el crecimiento de startups. Por un lado, en el sector privado, tenemos a Wayra, la aceleradora de proyectos tecnológicos de Telefónica, por otro lado, están las universidades, que cuentan con centros de emprendimiento, institutos y departamentos relacionados con las startups. Además, se celebran iniciativas como Startups Perú, se realizan concursos de Wayra y premios de universidades. Todo esto ha supuesto un gran avance en Perú, pero hay algunos interrogantes que aún nos hacemos: ¿qué pasa después de Wayra o de pasar por las aceleradoras? ¿Consiguen finalmente las startups diseñar un modelo de negocio sostenible y escalable?

Vivimos en un mundo globalizado, en el que todos tenemos acceso a la información. Para que el negocio sea sostenible y escalable, debemos comenzar desde abajo hasta llegar a lo más alto (con un modelo “bottom up�), donde las partes individuales se diseñen con detalle y luego se enlacen para formar componentes más grandes, y a su vez formar un sistema completo.

Un dato curioso que expuso el GME (Global Entrepreneurship Monitor) en 2012 fue que el 72% de los emprendimientos usa baja tecnología o tecnología obsoleta en su etapa temprana, lo que refleja la falta de interés por parte de los emprendedores en desarrollar productos innovadores usando tecnología. Por tanto, este es el gran problema en Perú, y muchos expertos hablan del emprendedor como una persona innovadora, pero que no sabe convertir esa innovación en un negocio. Por lo que el gran reto de los emprendedores peruanos será convertir su idea o proyecto innovador en un negocio rentable y sostenible en el tiempo. Si no se convierte la idea en negocio, otro se la puede llevar.

Perú es reconocido a nivel mundial por el alto nivel de emprendimiento de su población. Al día en Perú se crean 853 empresas, pero se cierran 469 (muchas se cierran en sus primeros años y esta estadística ha aumentado mucho últimamente). Así, el ecosistema emprendedor peruano se coloca en el puesto 43 de un total de 54 países de todo el mundo en el �ndice de Condiciones Sistémicas para el Emprendimiento Dinámico. La falta de capital semilla, la ausencia de redes de inversionistas ángeles y capital de riesgo, son los principales motivos por los que muchas empresas acaban fracasando y por el que el ecosistema peruano termina deteriorándose, comparándolo con otros países. A pesar de estos inconvenientes, hay que destacar el importante crecimiento local del país, que está haciendo que el talento peruano no migre a otras ciudades como ocurría tiempo atrás. Cada mes surgen nuevas empresas, de jóvenes emprendedores que luchan por conseguir sus sueños, una muestra de esto es los más de 1200 proyectos que se presentan en Wayra Perú, lo cual incentiva más aún a los jóvenes a no solo conseguir su sueño sino a luchar por su país.

Cerca de un 60% de la población tienen menos de 35 años, es muy probable que en un futuro cercano no haya trabajo para todo este capital humano. ¿Y por qué no empezamos a educar a la sociedad desde una edad temprana? Inculcar valores desde pequeños en los colegios, escuelas, institutos, universidades, enseñar actitudes y habilidades para tomar decisiones por uno mismo y así fomentar la cultura emprendedora. De esta forma, por lo menos podremos ser capaces de elegir con nuestro criterio si nuestra pasión es crear nuestro propio negocio o trabajar en una empresa para otros.