El fin de una mentira: El último discurso


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Escribe: Pablo Najarro Carnero | Opinión - 29 Jul 2015

La mayoría de analistas coinciden en que el último discurso de Humala fue de pena y sin gloria. Se ha despedido de las Fuerzas Armadas solo, ya no de la mano de su censora consorte. De paso, lo hizo con humildad, no sé si aparente, para olvidar los gastos fastuosos en “pequeñeces”.

Volviendo al discurso, sus logros de gobierno fueron pintar su gestión asistencialista al ciento por uno y traer beneficiarios desde sus tierras para que los vean como representación de la caridad social. De los grandes y complicados temas, dijo poco o casi nada. Vamos por partes y cucharadas. Para decir que considera a las comunidades nativas, mencionó que han sido empadronadas como “padrón de hogares”, nada de su reconocimiento ancestral. Nada de la ampliación de listas consideras nativas y evitar exacciones mineras. Más de asistencialismo, ahora pensión para discapacitados. Hay instituciones que atienden, no siempre bien, el tema. Ahí está el CONADIS. Más que dinero suelto, ver programas más integrales de ayuda, como casas de refugio y ayuda, etc.

En educación, lo que ya sabemos, las becas, que siempre ha habido y ahora se promocionan. Lo de la ley universitaria no fue su idea, fue empujada desde el Congreso por el congresista Daniel Mora, de Perú Posible. De los avances en salud, Puno puede decir otra cosa. La severa anemia de que bordea el 75% en niños menores de 5 años no es para envanecerse. De las carreteras, reconoce que sólo ha avanzado en comparación a otros gobiernos en 3.5%, mejor ni decirlo. Habla de la conexión en todo el Perú por fibra óptica. Bolivia tiene un satélite que abarca todo el país. Siguiendo el remedo, tendremos teleférico desde el cerro El Agustino en Lima.

En cuanto al gas, habla emocionado de la recuperación del lote 88, no dice que fue tras sendas firmas de ciudadanos para recuperarlo. No dice que el gas se venderá fuera, que todo está triangulado para beneficiar a otros países. Sabemos, aquí en Puno, que tendremos gas boliviano, barato, pero no por obra de su gestión. Dice que pasará por Puno, sabemos que no, miente. Llegará en camiones cisterna. Igual es el tema de la refinería de Talara. Esta fue peleada por el congresista izquierdista Manuel Dammert y los trabajadores que pelearon por su aprovechamiento y beneficio para el país. En el tema de anticorrupción, son temas que se dicen de tiempo ya, como el uso de bloqueadores en penales, seguimiento por ubicación celular a delincuentes. Nada de los de cuello y corbata. Se despercude de Orellana, Belaúnde Lossio, de Arosemena y otros. Pero impide a la Procuradora Julia Príncipe tocar a su esposa. Para el recuerdo de su gestión, el “sicariato” que no pudo ni quiso combatir y dejó crecer.

La última, es para reírse o llorar: reafirma su condición de vasallo; sabíamos lo de España, pero ahora se confirma como súbdito de Estados Unidos, al reafirmar los lazos con la malhadada Alianza del Pacífico, que une a otros vasallos como México, Chile y Colombia. Con los países de la región sólo ha tenido encuentros binacionales, recordamos nuestra última reunión con Evo aquí, en Puno. Nada de unirse al MERCOSUR. Habla de un país fragmentado, ¡cómo no!, cuando un candidato le miente al país, el corazón se divide.

Entramos en una anomia[1] nacional, donde la ley es mentira en la boca de quienes deben imponerla. Quizá por eso nuestro país se debate en una vorágine social. Para terminar, en este país no hay conflictos sociales. Tenemos una pax romana, todo está tranquilo. Definitivamente, Humala termina fuera de foco, vive otro país en la casa Pizarro. El congreso de “protección”, más que de transición, termina dominado por el sistema corrupto del Perú, se han unido los corruptos del Perú, el fujimorismo, el aprismo y la derecha. Será sólo para evitar que el “cochino no tuerza el rabo” y mantener el statu quo neo liberal que, como dijo Mocha García Naranjo, cumple bodas de plata en el Perú. Triste epíteto para un gobernante. No caminamos nada. Otra oportunidad perdida.

[1] Conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación.

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