Juliaca: causas de la desventura y arbitrariedad


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Escribe: Julio Eduardo Torres Pallara | Opinión - 02 Sep 2015

Nuestra ciudad de Juliaca, en los próximos días, cumplirá su 89 aniversario como capital de la provincia de San Román, mostrándose a propios y extraños como una urbe en desventura, donde impera la arbitrariedad más letal en contra de quienes aspiramos al buen vivir. Sin embargo, en tal medio se han desarrollado “corporaciones” que se benefician de esa condición, por tanto no sólo lo auspician, sino que lo promueven.

¿Por qué y cómo hemos llegado a esta situación?
La existencia de una urbe en el devenir del tiempo responde a un rol productivo y su prosperidad o declinación pende del pensamiento que cultiven y defiendan sus pobladores.

Si bien Juliaca tiene una historia milenaria por investigar, en esta época republicana y como ciudad capital de la provincia de San Román, en sus primeros años cumplió el rol de centro de acopio de materias primas para proveer de estos recursos a la industria extranjera y al sostenimiento de otras ciudades del país; realidad que explica el motivo de la construcción del ferrocarril del sur y la presencia de mercaderes extranjeros y de otras regiones, asentados temporalmente en Juliaca, quienes luego de lucrar se marcharon, como consecuencia del cambio de los contextos económicos en el mundo y el país.

De ese modo, los orígenes de la capital provincial, no correspondieron necesariamente a las aspiraciones de las poblaciones altiplánicas originarias.

Como continuación de esa historia, desde la segunda mitad del siglo pasado, Juliaca ha estado embargado por el pensamiento retrógrado del caciquismo, como remanente decadente de los mercaderes golondrinos, cuya secuela se ha extendido hasta estos tiempos para desventura nuestra, producto de la elucubración mediática de imágenes personales y mensajes artificiosos, construidos para usufructuar del poder de la representatividad que la población confiere a través de los procesos electorales instituidos.

Expresión de ese usufructo de poder fueron el pregón de los paradigmas infaustos: “nadie es profeta en su tierra”, “roba pero hace”, “la autoridad tiene que ser pragmática”, “la culpa lo tienen los indios inmigrantes”, auspiciándose deliberadamente la pérdida de identidad, afianzando las bases de la arbitrariedad como método de ordenamiento y lucro.

Lo más nocivo de esos paradigmas y accionar, son su impacto sobre el desarrollo de los esquemas mentales de la niñez en el nivel básico y de la juventud en el nivel superior y universitario.

En ese transcurrir, a la micro burguesía nativa emergente de Juliaca se le ha despojado su protagonismo y expectativas,perturbando y truncando su evolución.

Resultado de ello,si bien la ciudad ha crecido, su rol básico sigue reducida a la actividad comercial e infelizmente como punto de acopio y transferencia de los excedentes económicos provenientes de la actividad minera, el contrabando, las inversiones estatales y otras de naturaleza ilícita, canalizados a través de las innumerables entidades financieras y sus subsidiarias comerciales, las que después de lucrar posiblemente se marcharan heredándonos sus pasivos; tal como ha sucedido con algunas empresas que se beneficiaron de la ventajas tributarias que la Ley de Zona de Frontera otorgó en su oportunidad.

Por su parte la “intelectualidad”si a esta podemos llamarla así, sumergida en su sobrevivencia y servilismo se obligó a añorar al caciquismo y loar trivialidades. Los pocos que tuvieron la osadía de cuestionar y pretendieron subvertir el orden establecido sino se entregaron a las dádivas del chantaje, fueron sometidos a un proceso de aniquilamiento social y político, mediante estratagemas mediáticas vilmente orquestadas.

Por todo ello, es lógico que la población no solo está expuesta, sino está en un estado vulnerable frente a los procesos de manipulación y aculturación mediáticas implementados; que imposibilitan fundir una identidad propia y construir una visión prospectiva de la ciudad de Juliaca como capital de la integración andina económica y cultural, en el ámbito de Sudamérica y en estos tiempos de Globalización y Pluriculturalidad.

¿Hasta cuándo vamos a permitir esta adversidad y arbitrariedad?
Frente a esta historia de intereses exógenos, pragmáticos y de sustracción,implementados por personajes y empresas que vienen, parasitan, lucran de las actividades económicas coyunturales, se benefician del poder político que capturan directa o indirectamente, y luego se marchan,urge forjar y proclamar un pensamiento de cambio y libertad para subvertirlo, extirpando de raíz a todas sus heredades que encarnan discípulos y apologistas.

Sólo así se podrá construir identidad propia y avizorar un porvenir no solo de efectiva prosperidad, sino de buen vivir, sustentado en la redención y práctica visibilizada de los principios vitales del YANANTIN y del TINKUY que nuestros antepasados nos han legado para construir el ALLIN YACHAY, ALLIN MUNAY, ALLIN RUAY y forjar el SUMAC KAWSAY en esta nuestra PACHAMAMA.


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