Los Andes

El reciente anuncio del vicegobernador regional de Puno, Héctor Estrada, ha causado más revuelo que el mismo partido entre Perú – Colombia, en nuestra región. Y es que se trata de un anuncio que va más allá de la risa causada por el fundamento legal (inexistente) sobre la renuncia al cargo, que se constituye en una alerta de los síntomas de un gobierno que va de frente a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), metafóricamente.

Según las normas electorales vigentes, no existe la fórmula de la renuncia de autoridades electas. Una autoridad sólo puede ser vacada por incapacidad funcional, sentencia condenatoria vigente y otras determinaciones, según el Jurado Nacional de Elecciones.

Las expresiones de Estrada Choque, por eso, precisan de análisis más prolijo. Personalmente, esto parece un divorcio anticipado e interesado; en primer término, es una clara muestra del rumbo que lleva la región, que hoy se encuentra secuestrada por un grupo de pillos que imaginan estar en su feudo, sin políticas claras de desarrollo y sin ideología.

A esto se suma la incapacidad y falta de liderazgo del patriarca del departamento, Juan Luque Mamani, hoy maniatado vilmente por sus “asesores�, que lo van conduciendo a un inexorable naufragio.

Volviendo a Estrada Choque, hay tres motivos para que haya dado tal anuncio. Primero: Según el Jurado Nacional de Elecciones y el cronograma vigente de las elecciones generales 2016, el próximo 12 de octubre vence el plazo para que las autoridades que deseen postular, presenten su renuncia. En esta lógica, el vicegobernador pretendería buscar una curul en el Congreso.

Segundo: Durante las elecciones se “vociferó� a los cuatro vientos que Juan Luque podría ser sentenciado por las innumerables investigaciones y denuncias que pesan en su contra, por las irregularidades durante su período de rector en la UANCV; en ese posible escenario, Estrada Choque terminaría gobernando.

Y tercero: El argumento de sentirse incomprendido, no tomado en cuenta u obviado en las decisiones, podrían ser muestras claras de un “chantaje� al gobernador, para así negociar tajadas de la torta de poder.

Sea cual fuera el resultado de su anuncio, lo cierto es que la región continúa sumida en el atraso y olvido, sin rumbo y sin brújula; una situación que debe ser corregida con urgencia, por iniciativa del mismo gobernador (aunque esto suene utópico).