Camisea para los peruanos



Escribe: Tino Santander Joo | Opinión - 24 Nov 2015

El 7 de abril del 2011, el entonces candidato Ollanta Humala anunció en la Plaza Túpac Amaru de Cusco, que de ser elegido presidente “nacionalizaría Camisea”. En esa oportunidad dijo: “que el gas estaba en manos de las transnacionales y debería ser recuperado para los peruanos”.

Faltan 7 meses para acabar el gobierno y Ollanta Humala no cumplió con sus delirios “nacionalistas”, más aún, el Perú no tiene una política energética definida y, existe la posibilidad de tener una crisis energética a partir del 2016, debido al aumento del consumo eléctrico.

Es vital para el Perú que el próximo gobierno renegocie el contrato de Camisea. No podemos vender el gas que producimos a menos de 1 dólar a México y, comprarlo a Perú LNG a $1.50 y $2.70 por millón de BTU. El país pierde millones de dólares que podríamos usar para disminuir el déficit en infraestructura productiva y social.

La conducta del Consorcio Camisea tiene serios cuestionamientos en relación al pago de regalías. El Perú, tuvo que demandar por regalías no pagadas en los años 2010-2012 por las exportaciones del Lote 56 hacia mercados no determinados en el contrato.

Perú-Petro descubrió la felonía del Consorcio Camisea (existen denuncias de que sería una práctica sistemática). El Centro Internacional de arreglo de diferencias relativas a Inversiones (CIADI) señaló que es obligación de la empresa informar a Perú-Petro dónde se realizará el consumo de gas del lote 56.

El CIADI, falló a favor del Estado peruano disponiendo que el Consorcio Camisea pague al estado aproximadamente $65 millones de dólares como informaron diversos medios de comunicación el 27 de mayo del 2015. Esta afrenta nacional no mereció ninguna indagación en el congreso, que se ocupa de liquidar adversarios políticos.

Sin embargo, -a pesar del contrato-, Camisea ha sido transcendental para el crecimiento económico y, es a partir del 2004 que se inicia un cambio de la matriz energética nacional, que ha renovado el parque automotor nacional y, Ayacucho será la primera región en masificar el gas y construir un parque industrial.

Camisea ha entregado al estado peruano aproximadamente siete mil veintiocho millones de dólares por concepto de regalías. El Cusco, recibió mil tres millones de dólares, aproximadamente 4 millones de soles diarios.

Lo paradójico de estas cifras es que La Convención- Cusco- no tiene un hospital y, Echarate, la cuna del gas en los diez centros poblados no tiene agua y desagüe, además de tener una de las carreteras más peligrosas del País. ¿Dónde está el dinero? La contraloría debería darnos una respuesta, pero, todos sabemos que se les escapa la Tortuga.

Las cifras bolivianas son diferentes entre los años 1999-2005 los bolivianos recibieron dos mil ($ 2,000) millones de dólares; siete años después de recuperado el gas por Evo Morales, el estado boliviano obtuvo diez mil millones de dólares. Algo debemos aprender de los bolivianos superando los prejuicios ideológicos y políticos.

Camisea, no puede convertirse en la “prosperidad falaz” como definiera Jorge Basadre a la época del “guano y del salitre” y ser una nueva frustración nacional. La campaña electoral debe ser el escenario de un debate serio sobre el aporte de Camisea al desarrollo nacional.

La historia del Perú está plagada de traiciones e infamias de su clase dirigente. Camisea muy pronto será una chispa que incendie la pradera en el sur andino debido a las pésimas políticas públicas del estado. El Perú oficial es ser autista envuelto en la frivolidad de mandar, incapaz de dirigir y gobernar. Estamos advertidos.


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