La zampoña y la mujer



Escribe: Grecia Rivas | Opinión - 30 Nov 2015

Cuando estaba en mi primer año de universidad, llegue a bailar sikuris en la Parada Universitaria de la UNA de ese año. La experiencia de la danza para cualquier puneño, es simplemente indescriptible e idílica pero, cuando a los meses, intenté internarme en el mundo de la música de la zampoña, el resultado, por el contrario, no fue exitoso.

No fue falta de voluntad o talento lo que frustró mis primeros pasos de zampoñista femenina, fue el miedo y la superstición.

Como a muchas otras jóvenes de nuestra región, cuando empecé a experimentar las melodías del siku y fui sorprendida haciéndolo, se me dijo que lo abandonase. Y la advertencia que se me hizo fue que las mujeres no pueden tocar la zampoña porque cuando tienen hijos, la leche comienza a salir por sí sola de los pechos, poniéndonos en una situación por lo más vergonzosa y molesta.

¿Puede ser posible que por solo tocar un instrumento de viento la lactancia puede verse afectada de este modo en años posteriores?

La ciencia dice que la leche materna puede llegar a desbordarse del seno durante las primeras semanas del nacimiento del bebé debido al reflejo de eyección que se está ajustando a esta nueva sensación para la madre. Y más adelante si esto continúa es porque la mujer produce más lácteo de lo común, pero estos incidentes son algo normal y de causas muy ajenas a las virtudes musicales de cada quien.

Entonces, ¿de dónde surge esta creencia tan absurda y carente de sentido?
Muy probablemente, esta superstición tiene sus orígenes en la divinidad de la música del sikuri, el cual representa la dualidad del mundo andino en la comparsa de los sikus arca e ira (hembra y macho), así como la comunicación que el hombre andino es capaz de mantener con sus espíritus y deidades, como la tierra que obsequia sus frutos para nutrir a los seres vivos.

¿Es acaso que por tales fines de acercamiento a los dioses, que la mujer es relevada al rol de bailarina y se le niega el regalo de la música y se le asusta ancestralmente con estos cuentos de abuelas?

Pues hasta la fecha, no he conocido el caso de ninguna mujer a la que la leche se le haya desbordado solo por soplar una zampoña.

Y es que hasta hace poco, no había mujeres zampoñistas pero en el mundo moderno no existe nada que una fémina no pueda hacer. Desde arduas labores en las minas o en el rubro de construcción urbana, hasta desempeñarse tan eficazmente como un varón en las ciencias, deportes, artes y políticas, entonces, ¿por qué no puede tocar zampoñas en nuestra sociedad?

Fue grato ver durante el IV Concurso de Sikuris Universitario organizado por la Universidad Nacional del Altiplano el pasado viernes, casi en todas las agrupaciones musicales, más de dos muchachas formaban parte de las zampoñadas, no como bailarinas, sino como músicos.
Jóvenes y espigas mozas que dejaron a un lado las polleras y los movimientos cadenciosos para tomar los vestuarios masculinos y los sikus, dando quizás sin saberlo, un paso más hacia la igualdad de género en nuestra cultura andina.


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