Los Andes

En las principales ciudades del ande peruano el tratamiento de las diferentes enfermedades incurables por la ciencia médica o algunos trastornos de la personalidad, son presas fáciles de los curanderos o chamanes, quienes ofrecen al familiar o paciente la pócima de la felicidad total y la cura de todas las enfermedades incluso el cáncer o el Sida, cobrando por sus servicios o pago sumas de dinero exorbitantes, sin que ninguna autoridad pueda intervenir para controlar la proliferación de ésta modalidad de “médicos�, que operan con total impunidad en improvisadas carpas, donde sus únicos instrumentos de trabajo son las cartas, un puñado de coca y muchos aparatos pertenecientes a la magia negra.

Estos inescrupulosos para tener un público cautivo contratan espacios en algunos medios de comunicación en donde no escatiman esfuerzos para promocionar sus artes oscuras y la solución de cualquier enfermedad, mal o inclusive atraer en unos cuantos minutos al ser amado. Con respecto al público timado o estafado no se tiene a ciencia cierta la cantidad, pero por la fascinación que tienen nuestros congéneres hacia éstos individuos se podría decir que superan cientos de miles, porque solamente en el cerro de Juli existen dos asociaciones de curanderos y chamanes que hacen el pago a la tierra, cambio de suerte, misas de sanación y otros pedidos extras (riqueza, trabajo, magia negra) donde los chamanes o curanderos venden pócimas extrañas y sin sustento científico, el mismo que genera en los incautos fuertes dolores estomacales, alucinaciones e incluso la pérdida de conocimiento, llegando en muchos casos a resultados fatales (muerte) sin que los familiares se atrevan a denunciar a los chamanes que provocaron el deceso por temor a posteriores represalias.

Si los conocimientos ancestrales de la cosmovisión andina se reflejan en el pago a la santa tierra y es revalorado por el Proyecto curricular Regional, entonces también se debería incidir que estos personajes que ofrecen la cura a todos los males están estafando a sus ocasionales clientes y una forma de prevenir ésta práctica médica incipiente es hacer conocer los verdaderos conocimientos científicos, aunque es cierto que una forma de radiografía es el emplasto del cuy, pero este emplasto se explica científicamente por la cantidad de energía que tiene el ser humano y que esta energía es traspasado al roedor. Entonces, urge la presencia de la autoridad regional de Salud para acometer de manera coordinada con éste grupo de curanderos y chamanes, porque el conocimiento del uso adecuado de hierbas para curar determinados males tiene explicación científica, pero el tratamiento de neoplasias de ninguna manera puede dejarse en manos de estos personajes. Si antes Manuel Núñez Butrón tenía como aliados a los rijchary que educaban a la población en sanidad básica con mucho éxito, hoy nuestros médicos tranquilamente podrían intercambiar experiencias con estos chamanes y de esta forma hacer entender a estos personajes que existen males que se pueden curar con plantas medicinales y que algunas enfermedades de mayor complejidad requiere la presencia de un galeno y una atención especializada para dar calidad de vida al paciente y no postrarlo en cama como un andrajo.