Los Andes

Al parecer los dirigentes de los conjuntos folklóricos reunidos por la Federación Regional de Folklore y Cultura están de espaldas a la fe religiosa y priorizan su ímpetu de derrochar energía corporal, pero de homenaje y honra a la mamacha Candelaria ni una pizca, por eso es que aprobaron una desalentadora ruta que comenzará en las inmediaciones del Terminal Terrestre y culminará en el parque Alcides Carrión. Este hecho causó una serie de opiniones en contra por parte de los propios danzarines, quienes prefieren iniciarán su recorrido con la bendición de la santa patrona puneña para culminar en el terminal terrestre.

La decisión está tomada, los delegados de los conjuntos folklóricos ya definieron la ruta, la única acción posterior a la ruta aprobada es la de trabajar en cuanto a las rutas alternas del transporte terrestre, entendiendo que las unidades motorizadas que se trasladarán a Juliaca tendrán que desfogar por la Circunvalación y definitivamente el transporte urbano sufrirá una mutilación. Ni que decir de la expropiación de frenteras de domicilios por parte de los vecinos que prácticamente tomaron como un secuestro éstas zonas y lo mercantilizaron, dejando sin posibilidad de observar el paso radiante de los danzantes a las humildes personas que llegan de las periferias, porque como en años anteriores los precios por un espacio seguro que estarán muy elevados.

Ante estos inconvenientes y como para estar acorde a la trascendencia de la religiosidad puneña en torno a la imagen de la Virgen de la Candelaria (la UNESCO reconoce la fe religiosa y no reconoce las expresiones culturales artísticas), es menester que los ciudadanos realmente nos sintamos católicos apostólicos y romanos, dejando de lado las elucubraciones propias del desbande que produce al alcohol y los movimientos eróticos de algunas danzas de trajes de luces, porque vienen de nuestras raíces y nos recuerda el pasado que tuvimos. Porque para nadie es un secreto que la Festividad Virgen de la Candelaria es un simple pretexto para el jolgorio y el desenfreno carnal. Hecho que el mismo obispo Carrión Pavlich en numerosas homilías protestó. En suma, las autoridades locales de una vez por todas se reúnan y definan una ruta perenne donde se garantice la transitabilidad, salubridad y seguridad para propios y extraños, no siendo remedos de intentos de mejora, que lejos de favorecernos nos perjudican.