El olimpo aymara de luto


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Escribe: Julio Arenas Pineda | Opinión - 28 Feb 2016

Los puneños residentes en la ciudad de Arequipa, nos aunamos en una sola expresión con un cúmulo de sentimientos ante la incontenible pérdida de un gran hombre, aymara de nacimiento, el profesor Isaías Castillo Sardón, y tratamos de aceptar que la mente y el corazón puneño pasan a otra vida ante el designio de Dios Todopoderoso.

Es una enorme pena la que experimentamos, pues somos parte del paso de nuestro querido amigo Isaías a otro mundo, quienes nos quedamos sentimos mucha tristeza al saber que esta gran persona ya no estará más a nuestro lado. Me parece que, a sus 81 años, ya presentía el fin de sus días, los amigos más cercanos que compartíamos su amistad, su intelecto, su don de gente, pudimos observar algo en su manera de ser: era amigo conversador, alegre, bonachón, bohemio; cualidades innatas que quedaron en el recuerdo porque, luego, se apoderó de él una inmensa tristeza por la pérdida de su entrañable Julia, su esposa, y que ahora está en el camino del reencuentro con ella.

Pero su pensamiento, su sentir de lejanía y esa mirada lánguida como rayo de sol se extendía hacia su tierra natal Juli, con su Caracollo, su Sapacollo, con su Huaquina y el Lago, están poblados de recuerdos con sus obras literarias, sus huayños y sus k’ajelos, su aymara, su labor educativa, sus artículos periodísticos, que son una herencia para recorrer las huellas de sus hechos.

Isaías Castillo Sardón radicó en Arequipa por muchos años, junto a su esposa Julia Laguna y sus hijos: Isela, Rosa, Jésica y Bélmar. Se distinguió por su humildad, sencillez, honestidad, generosidad y, sobre todo, por la gran capacidad para despertar la simpatía y el aprecio de sus paisanos juleños, puneños, azangarinos y otros. Profesor egresado de la Universidad Enrique Guzmán y Valle ”La Kantuta”, fue por muchos años funcionario de la Región de Educación de Puno, Director de la Zona de Educación de Azángaro y funcionario del Gobierno Regional de Puno.

Como destacado puneño, profesor e intelectual, perteneció a grandes instituciones culturales y sociales: La Asociación Cultural Juli, La asociación Regional de Educadores Cesantes de Arequipa -ARECA- , El Club Departamental Puno, el Club Kuntur de Puno y la Asociación Provincial Puno en Arequipa, donde se le reconoce por su generosidad para con la fiesta de la Candelaria del 2 de febrero. Además contribuye con la cultura puneña al escribir obras literarias como “Jake-Aru”, “Hombre del pueblo”, y una inédita “Apacheta”.

Ya no escucharemos más en su voz, huayños, morenadas, sus K’ajelos en aymara: Ciprianita Intiwawapa, Warawara Sarjañani, Esquina tienda, Calamina tienda, Jinay jinay Sarjañani, Jahuirkalita, Qellunchu, etc. Se fue Isaías Castillo Sardón con la misión cumplida en esta vida terrenal. Fuiste apoyo de amigo, consejo de padre, ternura de esposo y un hombre noble por donde se le mire. Dejas con tu dolorosa partida al Olimpo aymara un vacío hondísimo e insustituible.

Desde estas columnas del Diario Los Andes, expresamos nuestras mayores condolencias a los atribulados deudos y amigos. Sus restos mortales descansan en el Cementerio de Sachaca en Arequipa.


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