Los Andes

La situación social de los puneños tiene características especiales y al parecer el consumo excesivo de licores (de todo tipo y marca) hace que los comportamientos psicosociales se entremezclen; por eso, a consecuencia de la ingesta excesiva de bebidas espirituosas, una cantidad indeterminada de denuncias por agresión física y psicológica, feminicidios, violencia familiar, etc., son parte del archivo de los procesos iniciados, entendiendo que el juzgador valora los hechos y las pruebas científicas, pero como las agresiones son realizadas de manera mutua, entonces no tiene más alternativa que liberar al impertinente agresor y comienza el juego espiral de la vida, como si nada hubiera pasado.

El caso de la violenta “agresión� mutua entre el representante del Ministerio Público y su conviviente, tiene características especiales, pues la agredida tiene conocimientos de leyes y el fallo del juez a nadie hace gracia; más al contrario, nos indigna, pero el señor juez es garantista desde todo punto de vista, por lo que una apelación a su decisión tendrá que ser valorada en la instancia superior. Pero el problema queda latente, porque la mayoría de las denuncias que llegan a los puestos policiales a nivel regional son porque el denunciado o la denunciante casi siempre estuvieron antes libando licor. Por ello, es necesario implementar una verdadera evaluación sobre este problema y delinear una política regional de reducción en el consumo de alcohol.

Fuentes extraoficiales indican que en cada festividad patronal, el consumo de alcohol es por demás innecesario, pero por las “costumbres� de los pobladores existen las “apjatas� donde uno de los invitados siempre llega con una cantidad de cajas de cerveza y lo entrega al alferado, siendo el resultado sujetos beodos e inconscientes, luego alguien empieza a levantar la voz o simplemente uno de los bebedores observa que su mujer está bailando alegremente con otra pareja y se incendia la pradera. Este problema para los efectivos policiales es el común denominador, por lo que en cada festividad ya saben que tienen que atender casos de agresiones mutuas, violencia familiar e intentos de homicidio. Pero este problema no termina ahí, el problema recién empieza porque interviene el abogado y complica la situación con artículos del código penal y, lejos de disculparse, retirar las denuncias y seguir en paz, tratan de activar sus artilugios legales, y es el juez, quien con mucha carga procesal, dirime finalmente. En consecuencia, bajemos las altas tasas de consumo de licor y tengamos presente los deberes cívicos y de ciudadanía.