Los Andes

Hace muchos años, caminar por las calles céntricas de la ciudad de Puno era para respirar tranquilidad y aire puro. De un tiempo a esta parte, las céntricas y estrechas calles de nuestra querida Ciudad Lacustre se han visto invadidas de mendigos, cantantes y limosneros que con fachas deprimentes, gritan a los cuatro vientos apoyo, sin que las autoridades competentes puedan hacer algo para poner fin a esta forma de “estafa�, porque apelan a la conciencia de las personas y reciben limosnas que podrían superar un sueldo mínimo en un solo día. Al respecto, a clara vista podemos identificar a más de una de esas personas que no representan total invalidez y salen a las calles para sorprender a los incautos vecinos o, caso contrario, también sirven de “campana� para que los facinerosos cometan sus fechorías.

La proliferación de personas pidiendo “limosna� es perjudicial para el turismo receptivo, porque nuestros visitantes retratan esa realidad y llevan esa imagen a sus lugares de origen, lo que a la postre es perjudicial para la imagen que presenta la ciudad de Puno. Al respecto, desde la autoridad local al parecer no existe un plan elaborado para erradicar esta práctica de “trabajo�, por lo que se debería implementar un plan de erradicación de estos individuos, para eso existen en la ciudad albergues que fácilmente podrían dar cobijo, alimentación y atención necesaria a los “mendigos�, dejando libres las calles para el deleite de los turistas nacionales e internacionales.

A ciencia cierta se desconoce la cantidad de mendigos que salen a “trabajar� a las calles, pero las principales arterias de la ciudad tienen a estos conciudadanos como inquilinos de las arterias, quienes claman a gritos una “limosnita�; también están los menores de edad que deambulan cantando unas canciones y piden dinero a cambio. Es común ver en los restaurantes que entran menores de edad con una bolsa de dulces y comienzan a vender (casi obligando al comensal) galletas y otros productos. Esta situación caótica debería cambiar, al parecer la Sociedad de Beneficencia Pública tiene como objeto final el apoyo social, dicho cometido debería ser parte de su labor, pero no solamente es esta entidad la que tiene que actuar; el actor principal es el representante del Ministerio Público, quien premunido por ley dispone la intervención (con arreglo a ley) de los menores que hacen trabajo de mendigos o cantores (se presume que existe un explotador) e identificarlos uno a uno, y si en el proceso de la investigación realmente se demuestra su abandono moral y material, disponer las acciones legales pertinentes para que sean asignados a los lugares de protección estatal.