Los Andes

Los centros educativos ya están dispuestos para albergar a sus escolares, aunque en la región Puno más del 40Þ locales escolares tienen problemas estructurales y no fueron acondicionados convenientemente para el inicio del año escolar lectivo 2017. Este problema es visible entre la escuela rural de las zonas inhóspitas y las principales ciudades; y es que para las autoridades locales el inicio del año lectivo no es más que el cumplimiento de alguna meta común y corriente, mientras que para los padres de familia de las zonas rurales es la esperanza de un futuro mejor, aunque a estas alturas las inclemencias de la naturaleza sean perjudiciales para el mismo transporte de los menores de edad desde sus comunidades campesinas hasta el local escolar, peor aun cuando se tiene a los docentes más relajados que solamente cumplen con su función de enseñar conocimientos tres días a la semana y el resto están en calidad de comerciantes, taxistas o abogados en las ciudades.

El inicio de las labores escolares significa un reto a cumplir para el discente; es el momento de aprender nuevos conocimientos y plasmarlo con la realidad, aunque existen problemas propios del sistema educativo. El alumno tiene ansias de superación, por lo que la autoridades del sector Educación deberían trabajar más en la identidad con su empleo con los maestros, porque no solo es ir al local escolar e impartir tareas o conocimientos sosos, sino que la preparación antes de ir al salón debe ser fundamental, porque el maestro es un personaje líder para el cambio de la mentalidad de un futuro nuevo ciudadano, no queremos que los escolares tengan las mismas manías que nuestros políticos, que convivan tranquilamente con los diversos programas televisivos que lejos de educar embrutecen y los llevan al orgasmo lúgubre de la delincuencia, en este aspecto el profesor tiene que ser el líder social del cambio.

Puneños y puneñistas del sistema educativo están en la obligación de seguir los lineamientos filosóficos de José Antonio Encinas Franco. “La obra y el pensamiento de José Antonio Encinas se desarrolló en el contexto sociocultural, en el que destacaban dos movimientos intelectuales: el Positivismo y la corriente Indigenista. Como bien sabemos el Positivismo le atribuye a la educación el papel de motor del desarrollo y progreso económico de la sociedad, planteamientos que fueron recogidos por la llamada Escuela Nueva o Activa. Bajo esta concepción, se tomaron en el Perú medidas como la Ley de Instrucción de 1920 en la que se establece la necesidad de desarrollar la educación rural respetando el idioma nativo. Estas medidas quedaron en el papel. Implicó un ordenamiento de arriba hacia abajo, con enunciados dogmáticos y teóricos de carácter general sin que hubiese quien ensamblara su contenido. De otro lado la estructura política, económica y social del país de entonces presentaba al campesinado, integrado básicamente por las masas indígenas, como un sector, dominado y explotado por la clase terrateniente�. Por ello, desde las escuelas, los profesores son los principales líderes del cambio, y si esos líderes son obtusos con su misión, entonces la educación estará sumido en el atraso como hasta el momento.