Los Andes

Aunque se dice que las reformas educativas buscan mejorar la educación, en realidad son una operación política a largo plazo; esto de acuerdo a lo que sostienen los sindicalistas. Si se mira el asunto con inocencia, los dirigentes se ven como paranoicos; a pesar de ello, un examen más detenido puede revelar que tienen cierta razón en sus argumentos.

El último paro de 48 horas, convocado por el SUTEP, se hizo sentir en toda la región, anticipando una férrea huelga indefinida que comenzará el próximo del 27 de mayo. El problema es que el sindicato da la impresión de retroceder constantemente, a pesar de sus medidas de lucha.

“El magisterio ha sido fraccionado y dividido, muy inteligentemente, por el gobierno�, dijo Palmiro Sanabria, un ex dirigente del SUTEP. En general, los dirigentes de este gremio no admiten la debilidad de su sindicato y mucho menos hablan de sus causas, pero esta fue la excepción.

SOCAVANDO LOS CIMIENTOS

Los dirigentes del SUTEP han sostenido a menudo que el objetivo básico del estado es reducir gastos de educación. Los caminos son: reduciendo al mínimo los pagos a los maestros, reduciendo a los maestros pagados por el estado, y dejando la administración de centros educativos en manos privadas. En medio, como escollo, está el SUTEP.

La tarea de anular y desaparecer al SUTEP es lenta. Hay un factor importante: La sindicalización y la lucha colectiva tienen sus raíces en la ideología comunista y, en décadas anteriores, ésta era prevalente en las aulas universitarias.

En la década de los 90 y para superar la infiltración senderista, el gobierno fujimorista promovió la educación de maestros en tecnológicos y pedagógicos, con currículas completamente apolíticas y, en las universidades, extirpó todos los cursos que tenían que ver con la ideología comunista y con mirada crítica al orden social.

De esa manera, las nuevas generaciones de maestros egresados simplemente tienden a alejarse o a rechazar a los movimientos sindicales. Como consecuencia, el SUTEP no puede renovarse, se reduce y empobrece en sus ideas, esto a medida que los antiguos universitarios se jubilan o pasan a retiro y dejan su lugar a jóvenes que no recibieron formación política.

Otro efecto es que hay una sobreoferta de maestros, lo cual permite abaratar su “precio� (así se mira al trabajador hoy en día) y los pone a merced de su gran empleador, el Estado.

El PROBLEMA EN CASA

Según explica Palmiro Zanabria, la alta dirigencia del SUTEP tiene a su cargo la administración de la Derrama Magisterial, entidad que administra ingentes cantidades de dinero y cuyo manejo depende de la aceptación del gobierno.

Por esta razón, la alta dirigencia prácticamente “vendió� muchas medidas de lucha a cambio de seguir administrando la Derrama,conservando de esta manera sus presuntas ganancias personales. Y así, solamente convocan a los maestros para aparentar liderazgo y defensa de sus intereses, pero nunca llegan hasta el “final�.

“DIVIDE Y REINAR�S�

El otro golpe, cuyo efecto aún no se siente con toda su intensidad, proviene de las escalas magisteriales. Al existir una especie de estamentos, los favorecidos con mejores pagos no quieren saber nada con luchas sindicales.

Esto, a su vez, tiene otro efecto: el Estado da la apariencia, ante la opinión pública, de premiar a los mejores maestros con buenos pagos, pero en realidad evita un incremento general de sueldos, con lo que se ahorra millones.

MAESTRO BARATO

La tendencia a futuro es mantener a todos los maestros bajo contrato, desapareciendo los nombramientos indefinidos. El efecto político es que el maestro contratado es más dependiente del Estado, que puede condicionarlo y limitar sus labores sindicales

Por el lado económico, existe un ahorro, puesto que el contratado no goza de menos beneficios laborales.

El próximo paso, advierten los sindicalistas, es privatizar la educación usando las llamadas Asociaciones Público Privadas. Con esto, los maestros tendrán que vérselas con las entidades privadas y no contra el Estado. De esta manera, se los habrá fraccionado nuevamente.

Mientras el Estado prosigue en sus afanes de ahorro y el SUTEP lucha por su sobrevivencia, la educación del peruano promedio muestra lamentables indicadores. Para conocer el producto de esta complicada trama solo hay que mirarse al espejo.