Los Andes

Estudiantes de todas las facultades de la primera casa de estudios de Puno elegirán hoy a su futuro gobernante; pero también elegirán a un futuro actor político, quien tendrá grandes posibilidades de incursionar en un escenario que lo puede llevar a la municipalidad provincial, al Gobierno Regional o al Congreso de la República.

El futuro de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno (UNAP), está en manos de los 18 mil 560 estudiantes y 657 docentes que elegirán hoy al nuevo rector de esta casa superior de estudios. El proceso electoral empezará a las 8 de la mañana y culminará a la 3 de la tarde.

Los electores (docentes y estudiantes) tienen dos opciones: Porfirio Enríquez Salas (“Alianza Universitaria�) y Luis Olivera Morocho (“Mi Nueva Universidad�); uno de ellos se convertirá en el próximo rector de la UNA – Puno.

Ante tal panorama, es necesario destacar la trayectoria y el perfil profesional de ambos candidatos. Porfirio Enríquez, puneño de nacimiento, es docente principal de la Escuela Profesional de Sociología, con estudios de pregrado, postgrado y doctorado en la Universidad Nacional del Altiplano.

Fue decano de la Facultad de Ciencias Sociales. Durante su gestión se desarrolló la construcción de nuevos pabellones en dicha facultad, pero según su contrincante representa el continuismo, es decir, al grupo que actualmente gobierna la UNA Puno.

En tanto, Luis Olivera Morocho, cusqueño de nacimiento, es docente de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, con estudios de pregrado en la UNA-Puno, y estudios de postgrado y doctorado en la Universidad de Sao Paulo (Brasil), por lo que se considera altamente capacitado para ocupar el cargo de rector.

EL PODER DETR�S DEL CARGO

Un rector no sólo es el responsable de conducir una universidad, es también un actor político con muchas posibilidades de saltar al ámbito electoral regional y nacional. Desde esa perspectiva, hoy se juega más que un cargo.

En el pasado, varios rectores universitarios se forjaron como protagonistas políticos. Víctor Torres Esteves, por ejemplo, quien después de desempeñarse como rector fue elegido alcalde de Puno y luego como congresista; caso que intentó imitar Lucio �vila Rojas, aunque sin mayor fortuna.

En tanto, Martha Tapia Infantes, también ex rectora de la UNA, manifestó ya que participará en las próximas elecciones.

Con los más de 136 millones de soles de recursos ordinarios (presupuesto de apertura 2015), obras de construcción de gran envergadura, millonarias adquisiciones, posibilidad de disponer de servicios sociales universitarios, entre otros, el rectorado abre las posibilidades, a corto plazo, de disponer de una nutrida clientela política y, a largo plazo, de servirse de un aparato político suficientemente poderoso para intentar ser congresista o gobernador regional.

En ese sentido, el catedrático Eland Vera explica que, desde el punto de vista político, el rectorado dota de gran prestigio a quien ostente el cargo, pues permite rodearse de asesores y operadores políticos y también formar grandes redes de clientelismo político.

“Los estudiantes quieren tener comedor, residencia universitaria, formar parte de comisiones, dietas por el ejercicio de algunas funciones. En el caso de los docentes, están los cargos repartidos entre argollas, así como el ingreso a puestos de catedrático�, indica.

A eso se agrega la posibilidad de echar mano de presupuestos para adquisiciones, equipos y proyectos de construcción. También el poder de disponer de puestos de trabajo, desde cargos de seguridad hasta los de mantenimiento de equipos.

Así pues, el medio político universitario reproduce lo sucedido en los ámbitos políticos nacionales, regionales y municipales; sin embargo, un rector, a pesar de manejar un presupuesto mayor al de varios municipios, no es tan vigilado o fiscalizado por la opinión pública, como se hace con un alcalde o un gobernador regional. Esto último hay que tomarlo en cuenta.