Alberto Quintanilla: Estado islámico, peligros de guerra mundial



Escribe: Alberto Quintanilla Chacón | Política - 22 Nov 2015

Estado islámico, peligros de guerra mundial
Estado islámico, peligros de guerra mundial

La violencia, cuando se la combate con violencia, genera más violencia; la guerra, cuando se le combate con la guerra, genera más guerra.

“La guerra es la continuación de la política por otros medios”, sostiene Carl von Clausewitz, en su obra “Principios de la Guerra”.

El Estado Islámico (EI en español, ISIS en Ingles, Daesh en árabe), es un estado auto proclamado como califato, en el que el poder se ejerce en forma estrecha con las creencias religiosas musulmanas, no reconocido por la gran mayoría de los países del mundo, que se agrupan en la Organización de las Naciones Unidas.

El Estado Islámico está conducido por Abu Bakr al-Baghdadi, quien se auto proclama como califa (jefe político y religioso, de todos los musulmanes), controla gran parte de los territorios de países del medio oriente, Siria, Irak, Jordania, Israel, Palestina, Líbano, Chipre, y parte del sur de Turquía, además otras milicias controlan parte del territorio en la península egipcia del Sinaí, el este de Libia y Pakistán, controla las ciudades de Mosul, Faluya, Al Raqa, siendo esta última considerada su capital (tomado de Wikipedia).

Las tropas del Estado Islámico suman más de 50,000 efectivos, además de unos 17,000 efectivos de numerosos países europeos, y otros de Siria e Irak; el objetivo principal próximo de ellos es capturar y controlar los territorios de esos dos países. Han declarado una guerra contra los que ellos llaman “infieles”, que son los que no creen en Alá, su dios.

Los países de occidente, que son miembros integrantes de la OTAN, encabezados por Estados Unidos, Francia, etc., con el respaldo de Rusia, han declarado la guerra contra el Estado Islámico, con el trágico saldo -hasta la fecha- de más de 200,000 muertos, incluyendo los de la guerra civil Siria, un número mayor de heridos y dos millones de migrantes forzosos.

En la formación del Estado Islámico han contribuido los errores cometidos por países de occidente y oriente, que integran la Unidad Europea, la OTAN, Estados Unidos, además de Rusia, China, entre otros, que están respondiendo a la guerra y violencia, buscando destruir a dicho estado, logrando solo más guerra y más violencia, con el peligro de que nos puedan llevar a la temida “Tercera Guerra Mundial”, que podría destruir al mundo y a la humanidad.

Entre dichos errores están la invasión de Rusia a Afganistán, a fines de 1979, que dio lugar a la ocupación territorial de dicho país, la destrucción de su estado, y cuando las tropas rusas se retiran, en 1992, fue capturado por los seguidores de Al Qaeda, liderados por Osama Bin Laden.

Otro de los grandes errores que han permitido el surgimiento del Estado Islámico es la invasión de Irak, en marzo del 2003, por parte de una coalición de países occidentales encabezados por los Estados Unidos, la captura de Sadam Hussein, su posterior enjuiciamiento, condena a muerte y ejecución.

Esta invasión no ha logrado imponer el prometido país democrático, sino la destrucción del estado, la pérdida del control territorial, y el surgimiento del Estado Islámico, porque se ha enfrentado a la violencia y la guerra, con la guerra, que produce más violencia y más guerra.

En el caso de Siria, se está cometiendo el mismo error, se está atizando la guerra; cuando Estados Unidos apoya con armas y bombardeos a los grupos opositores al gobierno de Bashar al-Asad, quien a su vez es apoyado por Rusia, se comete nuevamente el error de responder a la violencia y la guerra, con más violencia y guerra.

Estos errores están causando cientos de miles de muertos, millones de heridos y más de dos millones de migrantes, en especial ciudadanos sirios que buscan huir de la muerte, de la guerra.

Estados Unidos es el principal proveedor de armas de guerra a Arabia Saudita, que es una monarquía islamita, país que es gobernado por el Rey Salamn bin Abdulazis, donde se condena a muerte a los homosexuales, y a las mujeres no se les permite manejar vehículos.

Las invasiones, venta de armas y los apoyos a unas de las partes en conflicto, con ventas y suministros de armas, han sido respondidos con actos de terrorismo, con intervención de suicidas, que son alentados con creencias de que si mueren combatiendo en favor de su religión, de su dios Alá, van directo al cielo; pero también son actos desesperados por vengar los ataques a sus pueblos, por parte de tropas y países extranjeros.

Los atentados del 11 de setiembre del 2001, a las Torres Gemelas en el Centro de Wall Street en Manhattan, Nueva York, Estados Unidos, con varios miles de muertos, o los ataques del 14 de noviembre en París, ocasionando la muerte de 130 personas y cientos de heridos, son injustificados, desde todo punto de vista, porque son actos de terrorismo.

En aplicación del concepto de que la guerra es la continuación de la política por otros medios, no debería responderse con la vivencia y guerra a la violencia y guerra, que ya se ha instalado en el medio oriente, en el mundo musulmán, mucho menos seguir haciendo negocios y vendiéndoles armas a las partes en conflicto; hay que responder con negociaciones en favor de la paz.

Si no se hubiesen cometido los errores de la invasión a Afganistán, a Irak, e intervenido en Siria el surgimiento del Estado Islámico, hubiese tenido más límites y dificultades para constituirse y crecer.

Los principales atizadores de esta guerra son los errores de occidente y su afán de hacer negocios con las ventas de armas, a las partes en conflicto.

Hay que alentar y trabajar, rechazando la escalada de violencia y guerra, que nos pueden llevar a una tercera guerra mundial; hay que fortalecer los mecanismos internacionales por la paz, a través de las Naciones Unidas y sus organismos de paz.

Condenamos enérgicamente todo acto de terrorismo, pero con igual energía condenamos las intervenciones de las potencias mundiales, los Estados Unidos, Francia, Rusia, Inglaterra la OTAN, las ventas inescrupulosas de armas de guerra.

Luchamos por la paz mundial con la misma pasión que luchamos por un mundo mejor para todos, con igualdad y sin explotaciones.

(*) Docente de la Facultad de Ingeniería Económica UNAP.

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