Mistura de pre candidatos al Congreso: Patriarcado o matriarcado político



Escribe: Rolando Waldo Gómez Poma | Política - 29 Nov 2015


“Con las labores de la casa que me absorben, no puedo hacer vida social, solamente en los mercados podemos hablar con las señoras, creo que los varones son las personas más inestables porque piensan que nosotras estamos vagando y no trabajamos, ahora que me he divorciado recién puedo ver que existe otro mundo por explorar, estudio en una universidad, me invitan a participar en algunas reuniones de mujeres dirigentes y en casi todas ellas son las mismas mujeres que tratan de ser las representantes, no existe cambio, por eso digo que la mujer no sabe dar oportunidades a sus congéneres y ahora ellas son las que quieren ser candidatas al congreso, porque dicen que representan al género femenino”, nos comenta pausadamente una dama, en medio de la protesta de la población de Puno, contra el alza de la tarifa de agua potable.

Luego, grupos de féminas lideradas por las que son “dirigentes” dialogan sobre los derechos que las mujeres tienen, dicen que siempre son maltratadas, su voz nunca se escucha y es tiempo de asumir retos de cambio, que la mujer nunca más sea arrinconada a la cocina y las labores de la casa, que ellas tienen que ser tratadas como cualquier persona, más aún si existen derechos que las protegen, otras se ríen y dicen que los varones tienen que estar sometidas porque las mujeres son las que preparan la comida que a ellas les gusta y ellos como “perros” tienen que comérselos, otras risas y otra dama menciona que lo que deben buscar es conquistar el congreso y en la lista de candidatos al congreso no acepten ser consideradas como relleno,. Unos niños lloran, las madres que estuvieron atentas a su reunión informal, miran a los llorosos y una madre dice cállate hijito, los machos no lloran y otra niña es reprendida.

Dos situaciones informales, con mucho contenido social y sobre todo político, ¿quién o cómo se generan los patriarcados o los matriarcados? Por un lado están los diversos tipos de fundamentalismo social, donde la influencia de occidentalismo religioso católico es lo primordial, es aquí donde las mujeres son la negación de la existencia humana, fueron eslabón perdido y solo como fuente de placer sexual y reproductivo, por eso es que hasta la fecha no hay una mujer Obispo o Papa, como la iglesia tenía prevalencia en todas las esferas del poder, entonces este comportamiento se masificó y es en el propio clero hasta la fecha el patriarcado es imperante. Por otro lado están las culturas donde se tuvo un reconocimiento tácito al desarrollo de la mujer como ser vivo y con don de mando, por ejemplo se conoce por relatos que las Amazonas fueron una sociedad matriarcal por excelencia y en el continente andino (mal entendido como continente americano) la dualidad unísona entre el varón y la mujer siempre está presente, pero las formas de crianza de los hijos en relación a las hijas es la brecha que no se puede cerrar y ese mal perjudica el bienestar social equilibrado en cuestión de género.

Ad portas de unas justas electorales presidencialistas y congresales, existen muy pocas líderes sociales que puedan dar batalla, por un lado tenemos a una ladina Flores Nano que declinó ante el verbo altisonante del indultador de narcotraficantes, en un carril solitario subyace la heredera del fujimontesinismo que tiene una cantidad indiscutible de adherentes pero siempre recaerá sobre su cabeza las tropelías de su padre. De ahí dejamos de contar, porque parece que el patriarcado caudillista prosigue galopante su desemboque que es el poder; aunque con mensajes exquisitos tratan de luchar por una candidatura presidencial Verónica Mendoza, Martina Portocarrero y dejamos de contar. Es precisamente este disloque el mayor problema de la identidad del género femenino, porque no podemos legislar a cada minuto a favor de las mujeres, existe un vasto cuerpo legal que las empodera, pero mientras ellas no asuman sus verdaderos roles no podrán llegar al poder. Porque al parecer desconocen sus derechos y deberes y esa es la raíz de la discriminación y exclusión social.

Todos los ciudadanos de esta nación tenemos oportunidades y el tribunal constitucional mediante el Pleno Jurisdiccional 00033-2007-PI/TC, define la “Discriminación positiva o acción positiva: A fin de lograr una igual aplicación de la ley, el Estado en algunas oportunidades promueve el trato diferenciado de un determinado grupo social, otorgándoles ventajas, incentivos o, en general, tratamientos más favorables. Esto es lo que en doctrina constitucional se conoce como discriminación positiva o acción positiva –affirmative action–. La finalidad de esta acción afirmativa no es otra que compensar jurídicamente a grupos marginados económica, social o culturalmente; persigue, pues, que dichos grupos puedan superar la inferioridad real en la que se encuentran con acciones concretas del Estado - FJ. 58” ello debería ser adecuadamente empoderada por la mujer, para ello el estado nacional generó organismos especializados que están al mando del Ministerio de la Mujer, pero que paulatinamente se viene cohesionando planes y objetivos de la Mujer.

A nivel regional las mujeres están divididas y en su generalidad no están interesadas de movilizarse en forma activa para buscar su espacio político, porque existe un grupo de féminas caudillas que por muchos años se irrogan la representatividad de este género, si de hablar de cambio de dirigencia se trata, ellas se oponen y maquinan su reelección, inclusive son más sanguinarias que los varones, porque no soportan que sus congéneres se unan y busquen el paralelismo, además estos grupos femeninos que se entornillaron en estos grupos viven de la “dirigencia” y necesitan tener “esclavas” para subsistir.

No valen las cifras para enlodar al grupo patriarcal, no hace falta leyes nuevas que traten de revalorar a la mujer, solamente hace falta que exista una educación inclusiva y dualizante, que las responsabilidades de la casa son para ambos sexos, es cierto que la maternidad es un elemento netamente femenino pero también es cierto que la mujer es la que discrimina a un hijo varón de una mujer y ese comportamiento hace que su sexo y el de sus hijas sea se segunda categoría. Es ahí donde debemos atacar y empoderar la identidad positiva de la mujer, sin caudillismos de por medio, porque son nocivos.


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