Debate electoral: una observación sobre algo que no se observa


Votación: 402 votos

Escribe: Luis F. Vilcatoma Salas | Política - 29 May 2016


Sobre el análisis del debate entre los candidatos a la Presidencia de la República, entre Keiko Fujimori y PPK, del día 22 de mayo, en la Universidad de Piura, se han tejido múltiples interpretaciones y resultados, dependiendo del punto de vista y del corazoncito de cada cual. En unos casos el punto de vista ha girado alrededor de los gestos físicos del personaje, en otros en su agresividad verbal y en otros en el contenido de lo expuesto; lo que quiere decir que, como suele suceder en estos casos, la conclusión sobre el ganador o ganadora en la polémica electoral tiene una importante dosis de subjetividad y relatividad, cuya “objetividad” es una “objetividad” que se construye gradualmente, informada y grupalmente consensualizada, en el transcurrir de los días, con la concurrencia de opinólogos, técnicos, politólogos, académicos, comunicadores sociales y, sobre todo, con la participación activa y también interesada de los medios de comunicación. Por ello es que el efecto del debate en el público interesado es difícil de observarse en una primera impresión, sino después de varias y sucesivas otras impresiones mayores y menores, no solamente ligadas con el debate mismo, sino también con todas las circunstancias que lo rodean, como las acciones de ataque y defensa que las tiendas políticas en pugna continuarán implementando en los días subsiguientes. En el caso de PPK, por ejemplo, para desmantelar y poner al descubierto la batería de difamaciones lanzadas por Fujimori y repetidas luego del debate, y en el caso de esta última, para engrosar el teflón que la proteja de las serias denuncias que van apareciendo sucesivamente sobre la infiltración del narcotráfico en sus filas partidarias.

Una particularidad del debate, empero, no tomada en cuenta con ojo avizor por los analistas y los análisis de estos días, ha sido el siguiente: la candidata Keiko Fujimori tiene la costumbre de siempre leer cuando se trata de estas apariciones. Siempre tiene a su disposición un manojo de hojas escritas, sea para leer su discurso o para preguntar a su oponente. El único momento en que no lee es cuando utiliza la agresión verbal para defenderse. Es una persona cuando lee: atildada, abundante en conceptos y frases, informada técnicamente; y es otra persona cuando no lee, no solamente en las circunstancias del debate sino igualmente en las entrevistas periodísticas, donde las respuestas pierden modosidad, atildamiento, orden lógico y profundidad, para transformarse en un negacionismo absoluto y cínico, una retahíla de mentiras o medias verdades o, simplemente, en la evasión de respuestas. ¿Qué significa ello? ¿tiene, esta actitud personal, relación con el cuadro general de la política? Para los trolls de alquiler fujimoristas, como para los desprevenidos opinólogos, con toda seguridad que no; pero para alguien con interés serio sobre los hechos políticos, seguramente que sí, como en el caso de quien escribe estas notas.

Todo debate político pone al frente a candidatos caracterizados e identificados personalmente con nombres y apellidos, en representación de un partido o movimiento político. Digo en representación, porque el que polemiza a fin de cuentas no es el partido como colectivo sino el sujeto, el individuo o la persona que lo representa y se faja en la polémica y que, en consecuencia, debe demostrar dominio académico y técnico de las cosas que dice, y el dominio se demuestra no con el conocimiento objetivo y muerto que está en los libros y en los apuntes que el candidato lee, sino en el conocimiento subjetivado, es decir, incorporado en la mente del polemista que es, al final de cuentas, el verdadero aprendizaje y demostración de lo que se sabe. Algo elemental en el campo de la educación y las teorías del aprendizaje más recientes. La señora Keiko cuando lee para exponer y preguntar, lo que está demostrando es que sólo tiene el dominio, como cualquiera puede tenerlo, del conocimiento objetivado en el discurso escrito que tiene en sus manos, pero no tiene el dominio subjetivado, estructurado y procesado, en su propia inteligencia, lo que la transforma en un ser lineal y articulado cuando lee, pero en un ser desdibujado, superficial y agresivo cuando no lee. ¿Se podría imaginar, querido lector, a un catedrático universitario desarrollando su enseñanza solamente a punta de leerles a sus alumnos sus ideas escritas, en largas y tediosas sesiones de aprendizaje?

Hay algo más, sin embargo, que nos acerca este caso al tema de la política: el no dominio subjetivado (procesado en la conciencia de la persona) de la información objetivada que obra en los textos leídos, configura una relación de dependencia del actor político respecto a quienes tienen el dominio real o fáctico de la información, el conocimiento y la técnica que no vienen a ser sino los técnicos y políticos que rodean al actor político principal (el o la candidata). Una relación de dependencia que traslada las líneas matrices decisionales de la política a los personajes de segundo orden que pululan alrededor del candidato convertido en presidente de la República, como sucedió sin ir muy lejos en la relación Montesinos- Alberto Fujimori donde el dominio intelectual, subjetivo y psicológico del primero sobre el segundo fue patente con las consecuencias para el país que todos conocemos.

Esta relación de dominio subjetivado del andamiaje técnico y político sobre Keiko Fujimori, en una suerte de proyección material e ideológica del fujimorismo de viejo cuño sobre el fujimorismo actual, con las mismas taras y ardides montesinistas (mentiras, agresiones verbales, manipulación de voluntades) es lo que ha venido conduciendo a la inconstancia política de la candidata que hoy ofrece unas cosas y mañana otras, que un rostro político es el que ofreció en la entrevista concedida en una universidad norteamericana, y otro en la campaña política; que una es la señora Keiko de la primera vuelta electoral y otra en la segunda vuelta, o que, como se ha señalado más arriba, una es la señora cuando lee su discurso escrito y otra cuando responde a las interrogantes de su antagonista, embate al contrincante y responde a los periodistas. El sancochado de alianzas, promesas, actas firmadas y ofertas electorales sin direccionalidad política lógica y racional con diversos segmentos sociales, incluso varios de ellos seriamente cuestionados por la ética social, es parte de este juego de disfraces engañosos y perversos con que el fujimorismo está contaminando a segmentos importantes de la sociedad peruana. Pero esto también sus límites y el fujimorismo lo sabe, los límites que impone el modelo económico neoliberal “chicha” en el Perú, a quienes viven de él, lo defienden y engordan a su sombra; los límites que el modelo político fujimorista, de ser gobierno, no podrá sobrepasar. Son los límites aquellos que Alberto Fujimori con todo su montesinismo no pudo superar y tuvo que volver a la realidad impuesta por un capitalismo rentista y plutocrático, la realidad de olvidarse de sus promesas y ofertas electorales dando la espalda al pueblo que lo eligió. Esos mismos límites conducirán también, en la eventualidad de un nuevo gobierno fujimorista, a echar al tacho de la basura las promesas, ofertas electorales y actas firmadas durante la campaña electoral, solo con el propósito pragmático y utilitarista de acopiar votos.


ESPACIO PUBLICITARIOS

Video



Encuesta

¿Está usted de acuerdo con el proyecto de remodelación de la Plaza de Armas de Puno?



Archivo
Telf.: +51-51-350775, +51-51-327436 | Dir.: Jr. Cajamarca Nro. 274 - Puno, Jr. Salaverry 411 Of. 307 Plaza de Armas - Juliaca.
CORPORACION DECANO ALTIPLANICO S.A.C. Diario Los Andes
Diseño y Desarrollo Web: G!