Los Andes

No entiende por qué la sacaron del programa Pensión 65, lo único que sabe es que realmente necesita asistencia del Estado para poder sobrevivir, pues su situación lo amerita. María Condori Cari tiene 75 años y por estos meses pasa por una crisis que solo los pobres extremos podrían entender.

Ella perdió gran parte de su visión hace cinco años, y no tiene hijos que la puedan cuidar. Por eso apenas se guía para preparar sus alimentos en un fogón instalado en su cocina, donde muchas veces se quemó la pollera. Así las cosas, solo intenta mezclar papas y habas como insumo alimenticio diario, mientras los ratones invaden su precaria vivienda.

María Condori cuenta, en aimara, que de forma extraña, hace un año exactamente, la sacaron del programa Pensión 65. Ella fue al banco y simplemente le dijeron que ya no era beneficiaria del apoyo económico; en su desconocimiento, creyó que quizá esa decisión era política del gobierno.

“Igual mi vecino Quintin, dejó de recibir el apoyo económico�, dice, sin comprender que no tenían por qué sacarla del programa; es más, hasta le dijeron que no necesitaba esa ayuda económica. “Yo trataba de gastar en mi comida con el pago que me daban�, dice ahora.

Ella vive en el Centro Poblado de Huancho Lima, de la provincia de Huancané, a pocos metros de la institución educativa Glorioso 848 Huancho, donde todos los niños saben de la situación que pasa “La tía María�, como la llaman, por lo que tratan de ayudarla en la medida de sus posibilidades.

“Estoy abandonada y sufro mucho, además mis ojos no ven�, dice desconsolada, pero con ganas de seguir viviendo, pese a que también la mitad de su cuerpo prácticamente está paralizada, por una enfermedad que tampoco ha sido tratada.

SOLIDARIDAD
Teófila Mamani, una profesora bastante solidaria del lugar, que trabaja allí por más de 20 años, es quien cuida de María Condori. La maestra la visita constantemente, para ayudarla en lo que se pueda. Según refiere Mamani, la abandonada abuelita está tan mal que una vez preparó su comida mezclándola con bosta de ganado. “Es que no vé, y ella cree que se prepara comida saludable y no es así�, relata.

ACCIONES
“Voy a morir acá�, dice la abuelita, al referir que no hay razón que pueda moverla del lugar; sin embargo, pide que por lo menos le devuelvan el beneficio del programa Pensión 65, para de esa formar aliviar su sufrimiento diario.

Al final de nuestra visita, y en una clara práctica de reciprocidad andina, sin importar su condición socio económica, procedió a invitarnos lo poco que tenía: las papas que le dieron sus vecinos.