Los Andes

Luego de varias gestiones realizadas ante la Municipalidad Provincial de San Román sin efecto positivo, la semana que pasó, pobladores organizados en la mancomunidad de los distritos Huata, Coata y Capachica no dudaron en bloquear el canal de aguas servidas evacuadas por el río Torococha, el bloqueo del ducto natural fue realizado justo en el sector Chilla, cansados de protestar contra las aguas negras producto de los vertederos hecho costumbre de la población juliaqueña, el mismo que está generando una serie de problemas medioambientales para los movilizados, peor aun cuando la autoridad edil en varias oportunidades adquirieron compromisos de descontaminar el sector, pero que hasta la fecha nunca dio la cara para reunirse con los afectados.

A nivel regional por el crecimiento geométrico de la ciudad de Juliaca, los focos de contaminación ambiental se proliferaron de manera alarmante, a tal punto, que la misma autoridad edil juliaqueña nada puede hacer para remediar este problema y más al contrario se burla de los movilizados haciendo caso omiso a sus requerimientos. Según la historia el río Torococha, otrora (1960) un ducto de agua límpida y transparente daba vida y salud, porque los pobladores de esas épocas solían recorrer sus veredas para pescar, bañarse o simplemente recoger agua para el consumo humano y de sus animales; pero con el crecimiento exorbitante de la población y las propias necesidades que ello implica, trajo como consecuencia la muerte lenta pero segura de ésta corriente de agua, hasta convertirla en un vertedero de aguas servidas y un ducto que propaga enfermedad y muerte, ante la indolencia de sus autoridades, esas autoridades que mensualmente lucran con una empresa conocida como la caja chica y que tiene el nombre de SedaJuliaca.

Nadie en su sano juicio puede ni debe vivir o acostumbrarse a convivir con la inmundicia, pero al parecer algunos barrios adyacentes al vertedero de inmundicias Torococha ya viven tranquilos con la podredumbre y todo indica que más puede el aspecto crematístico que el índice de la calidad de vida de sus moradores por parte de la autoridad edil calcetera. No es secreto que año tras año siempre hubo voces reclamando por la eliminación de los diferentes vertederos de aguas negras al otrora río Torococha, esas emanaciones industriales de productos nocivos que libremente se destilan hasta las riberas del Titicaca, sin que autoridad alguna pueda realizar un verdadero trabajo de mitigación y anulación de los focos contaminantes y si alguna vez se pueda recuperar el prístino correntaje del agua en beneficio de los ciudadanos de hoy y futura.

Por el momento la contaminación reinante en toda la ribera del Río Torococha es alarmante, se ha convertido en un problema social casi irreversible, no solo porque algunos inescrupulosos vierten productos nocivos a éste río, sino porque más puede el facilismo que soluciones duraderas, el taponeo y casi corte de las aguas servidas en el sector Chilla, no es más que un paliativo contraproducente para los propios bloqueadores, teniendo en cuenta que el estancamiento de éstas aguas negras puede producirse un filtrado mediante ductos comunicantes y por la fuerza de gravedad se contaminarán todas las extensas áreas de terreno del río Torococha abajo, el mismo que podría ser más perjudicial que el propio remedio, porque técnicamente no se ha logrado definir sobre los elementos químicos que cuenta el vertedero de aguas negras en el río Torococha.

Los movilizados, en varias oportunidades denunciaron que de manera súbita existen menores enfermos, que los animales se mueren y que en la posta médica los médicos no saben explicar los motivos de las enfermedades, pero extraoficialmente se conoce que en la ciudad de Juliaca existen empresas clandestinas que trabajan con elementos químicos nocivos para la salud humana, se conoce mediante denuncias periodísticas que el camal municipal vierte sus deshechos directamente al río en cuestión, que los domicilios tienen conexiones clandestinas de desagüe al río, entonces esta corriente de agua viva de antaño se convirtió en un problema de salud pública, siendo lo más alarmante que el río Torococha capta casi todos los desechos líquidos de Juliaca y una letrina inmensa para los pobladores aledaños del rio hoy muerto, por los efectos propios de las composiciones químicas (desechos químicos) que con la insolación del medio día se hace insoportable solamente el poder respirar, porque se tiene conocimiento de que a diario se han vertido cantidades industriales de ácidos compuestos por metales tóxicos como el Plomo y el Mercurio, razón por lo que en éste río hasta su unión con el río Coata ninguna especie viviente puede vivir.

La legislación sobre un medio ambiente sano y saludable (Código del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales D.L. Nº 613) señala que es política ambiental la protección y conservación del medio ambiente y de los recursos naturales a fin de hacer posible el desarrollo integral de la persona a base de garantizar una adecuada calidad de vida. Su diseño, formulación y aplicación están sujetos a lineamientos valorados como la conservación del medio ambiente y de los recursos naturales para satisfacer las necesidades y aspiraciones de las presentes y futuras generaciones. El Estado promueve el equilibrio dinámico entre el desarrollo socio-económico, la conservación y el uso sostenido del ambiente y los recursos naturales. Por lo que existen responsabilidades compartidas algunos organismos estatales como DIGESA, Pelt, Alt, Ana, SedaJuliaca, Indeci, Fiscalía del Medio Ambiente, etc. Quienes deben tomar las disposiciones legales y planificar un trabajo consciente y equilibrado para erradicar los focos contaminantes, así como sancionar con pena privativa de la libertad a los incursos en los delitos ambientales.