Zoofilia en Juliaca: Rescatan a perro que fue violado por ebrios


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Escribe: JULIO CÉSAR QUIJHUA | Sociedad - 12 Jan 2015

La depravación de las personas es, casi siempre, repugnante. Pero lo es más en este caso. Aquí, una persona sin escrúpulos, sin moral y sin ningún tipo de asco, violó a un indefenso can. Sí, lo violó. Su proceder representa, así, el primer caso de zoofilia que se hace público en la región.

FOTOS: Organización Huellitas En Tu Corazón
FOTOS: Organización Huellitas En Tu Corazón

Alertados por uno de sus miembros, la asociación “Huellitas en tu Corazón” puso manos en el asunto desde el primer instante. Si bien en principio era sólo una sospecha, no se podía dejar pasar el caso sin más. Se trataba de un animalito, de una mascota, de un ser vivo.

Así pues, desde ese día (el domingo 04 de enero) realizaron las coordinaciones necesarias. Se hizo un seguimiento para ubicar el lugar. Al fin, descubrieron el sitio. Se trataba del pasaje Porvenir, a media cuadra del Terminal Las Mercedes, en la urbanización Guardia Civil, en la salida al Cusco.

Los vecinos les informaron que el lugar se usaba como una cantina clandestina, a donde concurrían personas de mal vivir. Esperaron entonces, a que pasaran dos días para comprobar y confirmar los lamentables hechos. Y así fue. Lo que temían era lo que ocurría.

En las noches, aparentemente con el permiso de la dueña del local, se registraban terribles gemidos que luego se volvían, entrecortados, en tristes aúllos. Eran gritos penosos que avisaban de un dolor terrible, que pedían auxilio y que rogaban, tal vez, el fin de los propios días.

Era él, el can. Lloraba de puro dolor.

Para corroborar todo esto, los miembros de la asociación recurrieron a un celular. Lo filmaron. Filmaron el aborrecible hecho. Filmaron el momento exacto en que la despreciable persona abusaba sexualmente del animal.

Luego, entre todos, decidieron intervenir. Cuando llegaron, empero, nadie les quiso atender. La dueña de la tienda no quiso prestarles mayor atención y, por el contrario, se escondió. Fue cuando el principal sospechoso vino desde la otra calle. Así, sin más.

Él tenía una casaca negra, un gorro blanco, unos pantalones grises y unas zapatillas marrones oscuras, con pasadores rojos. Se hizo el desentendido, se enojó. Pero, para esa hora varios vecinos del lugar lo acorralaron. No obstante esto, nadie sabía ni su nombre ni su procedencia. Sólo sabían que era un parroquiano frecuente.

Por eso acudieron a los vecinos, quienes, conscientes del hecho, los apoyaron sin dudar y sin temer. La consigna era una sola: rescatar al can. Cosa que finalmente lograron, aproximadamente, a las cinco de la tarde del último miércoles.

Ese mismo día lo llevaron a la veterinaria “Vetermij”, en Juliaca. Allí, el médico les informó lo evidente: que el can presentaba lesiones anales con objetos desconocidos. “Presentaba desgarros musculares en el ano”, indica Esthepani Barrón Salvatierra, presidenta de la asociación “Huellitas en tu corazón”.

Las relaciones sexuales le provocaron al can, también, una fractura en la cadera, debido a los forcejeos. A sus dos años de edad, por eso, necesitaba atención psicológica. Cosa que los miembros de la asociación le procuraron. Lo llevaron a un lugar seguro, lo apodaron “angelito” y hasta hoy lo cuidan.

Días después, consultaron con su asesor legal sobre las acciones que podrían emprender contra el zoofílico. Éste, consultando las normas del Código Penal peruano, les informó que, a su pesar, nada podía hacerse. Es verdad, no existen leyes efectivas que castiguen estos terribles actos.

“Nuestro Código Penal no castiga el hecho sino como una falta a las ‘buenas costumbres’”, señala Esthepani Barrón, al tiempo de indicar que no es el primer caso que se registra en la ciudad de Juliaca, pero sí, quizás, el primero en denunciarse públicamente.

Tras de ello, alzó su voz de protesta: “Nos sentimos indignados. Si esto le hacen a una mascota, imaginen qué le podrán hacer a un niño, un adolescente o a una persona adulta. Que las autoridades hagan algo, pongan mano dura y castiguen estos locales clandestinos y a estas personas”.

Los vecinos del lugar, al respecto, mencionaron que presentaron a la comuna sanromina un memorial en el que exigen la clausura de la cantina, pues albergaría, durante las noches, a delincuentes y malhechores que pondrían en riesgo la seguridad de la zona.

Asimismo, indicaron que la apertura de este sitio coincide con la fecha en que empezaron a escucharse los lamentos de los animales, hace más o menos tres meses atrás. Allí, mencionaron, hay dos canes, que se supone deben cuidar el inmueble, y que no pertenecen a la dueña de la cantina.

El dueño de la casa, se supo después, no vive allí, “nunca está”. En tanto, según dijeron algunos de ellos, era muy probable que la dueña del local, en un acto de perversión aún mayor que el de los depravados, “prostituyera” a los canes por unos cuantos soles.

De otra parte, es menester mencionar que la alerta, además de la asociación “Huellitas en tu Corazón”, fue dada públicamente por el programa “La Noche”, en un medio de comunicación local, en los días previos.

Asimismo, que en el Código Penal peruano, en el artículo 450, se establecen sólo sanciones económicas para quienes cometen actos de crueldad en contra de los animales, en tanto que la Ley 27265 (del año 2000) establece sanciones penales para estos casos, aunque no se pueden cumplir, ya que aún no ha sido reglamentada por el Poder Ejecutivo.


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