Los Andes

Francisco Cuentas es uno de los responsables de administrar justicia electoral en Puno; él recomienda un voto informado y lamenta las revocatorias.

Su mayor tesoro es una niña de 6 meses a la que bautizó como Brenda y es la motivación para desempeñar su trabajo como responsable de la Unidad Regional de Enlace de Puno del Jurado Nacional de Elecciones. Su nombre es Francisco Cuentas Barraza y tiene 37 años.

“Es el mayor tesoro de mi vida�, dice sobre su hija, la que procreó junto a Elizabeth Apaza, su esposa. Actualmente tiene una dura tarea, pues es un abogado responsable de administrar justicia electoral en nuestra región.

Para tal propósito se preparó en la UNAP, en la facultad de Derecho y Ciencias Políticas y provino de la escuela adventista. Confiesa que inicialmente no tenía la intención de ser abogado, prefiriendo más bien ser dentista y que por un problema legal que afectó a su familia ingresó a la universidad.

Ahora ama su carrera y considera el derecho más como una actividad que implica el uso del sentido común que como una donde se sigue fielmente lo que dicen los códigos. Considera al Jurado Nacional de Elecciones como un poder, al igual que el Judicial o el Ejecutivo.

Se inició como abogado en un consultorio jurídico gratuito donde estuvo hasta el año 2004, cuando trabajó en el municipio de Puno. Esos años los repartió entre consultorios jurídicos y oficinas municipales, hasta que en el 2006 inició su labor en el Jurado Nacional de Elecciones.

Primero fue fiscalizador, luego secretario del Jurado Especial en Puno. En el año 2011 estuvo en el municipio de Juliaca y luego, en el 2012, se decide a postular para el cargo de responsable de oficina de enlace, pero no en Puno, sino en Madre de Dios.

Es en este lugar donde vivió una de sus experiencias más significativas en su trabajo dentro del JNE, cuando tuvo que explicar a la población el real alcance de las funciones de su institución ante la amenaza de toma de su local.

Cuenta que muchos pobladores pensaban que el presidente regional, a quien querían revocar, había comprado al Jurado con un kilo de oro. Pudo salir airoso y comprobó que el diálogo es vital para solucionar muchos problemas.

En el año 2013 se le presenta la oportunidad de regresar a su tierra y no la desaprovecha. Desde ese año se hace cargo de la Oficina de Enlace de Puno, con tesón y mucha responsabilidad.

Lo único que lo apena es que en muchas ocasiones los electores de Puno se arrepienten de sus decisiones y recurren a la revocatoria. Explica que los procesos cuestan millones y que es mucho mejor tener un voto informado, para lo cual los mecanismos, como la hoja de vida y declaración de patrimonio disponibles vía internet, pueden servir de manera efectiva al elector.