El poder del cardenal Juan Luis Cipriani


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Escribe: Los Andes | Sociedad - 31 Jul 2016

Pocas veces en la historia reciente del país se ha visto que una autoridad eclesiástica adquiera la importancia que el cardenal Juan Luis Cipriani tiene actualmente. En el siguiente artículo graficamos esto, y de paso tratamos de dar a conocer quién es este polémico personaje.


Juan Luis Cipriani Thorne, nacido en Lima un 28 de diciembre de 1943, detenta el poder de la iglesia católica en el país desde 1999. Antes de él, estuvo en el cargo el religioso Augusto Vargas Alzamora, quien falleció el 04 de setiembre del 2000, poco después que el primero asumiera funciones.

Dicen que hay diferencias abismales entre ambos, que mientras el predecesor orientó fundamentalmente su labor al servicio de las clases menos favorecidas, a la evangelización de los pueblos nativos y a la paz y concordia entre los peruanos, Cipriani genera discordia y polémica a cada momento.

No obstante ello, es evidente que el poder que tiene, con cada año que pasa, va in crescendo, como si cada acción que emprendiera, más que una consecuencia social y de servicio, tuviera un rédito político, propio de esos personajes nefastos e indolentes que tanto mal le han hecho al Perú las últimas décadas, especialmente a las poblaciones más vulnerables y necesitas.

Actualmente, el papel de Juan Luis Cipriani es de tal preponderancia, que interviene cada vez que puede en el escenario político, ya haciendo visitas al flamante presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski (no solo como representante de la Iglesia católica, se entiende), ya recomendando un clima político de paz y ejemplo, o incitando a los católicos peruanos a impedir leyes como la de la Unión Civil.

HISTORIA PERSONAL

Siendo el cuarto de 11 hermanos, Cipriani viaja a Europa en 1974, con el fin de estudiar en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz de la Prelatura del Opus Dei en Roma, (Italia) y en la Universidad de Navarra en España, donde obtiene el título de Doctor en Teología. Tras ello, fue ordenado sacerdote en la Basílica de San Miguel de Madrid, (España), el 21 de agosto de 1977, dedicándose a continuación a labores pastorales en Lima.

En efecto, fue profesor de Teología Moral en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, y Director Espiritual en el Seminario de Lima (1981-1983); capellán y profesor de la Escuela de Dirección en Lima con el tema Ética Empresarial; capellán y profesor de la Escuela Superior Montemar en Lima, antes de ser nombrado Vicario Regional del Opus Dei en el Perú y Vicecanciller de la Universidad de Piura (1986-1988).

En 1988, el Papa Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Ayacucho. En 1991, tras retirarse por límite de edad el anterior Arzobispo de Ayacucho, Federico Richter, Cipriani es nombrado arzobispo de esa ciudad. Allí ayudó a la recuperación de muchas iglesias ayacuchanas; por ejemplo, reabrió el Seminario Mayor de Huamanga y recuperó la celebración de la Misa todos los domingos en la Catedral.

Su labor episcopal la desempeñó durante el conflicto armado interno en el Perú, incluso; sin embargo, algunos sectores políticos le reprochaban ya desde entonces su comportamiento durante su gestión, acusándolo de negar asistencia a las personas que fueron víctimas de la violencia; acusaciones que él, desde luego, refutó y refuta hasta ahora.

Su gran momento llegó el 9 de enero de 1999, cuando el papa Juan Pablo II hizo público su nombramiento como Arzobispo de Lima y Primado del Perú. Así, el 30 de enero se realizó la ceremonia de toma de posesión en la Catedral de Lima; luego, el 29 de junio, recibió el palio arzobispal en Roma por segunda vez (la primera vez había sido tras su nombramiento como Arzobispo de Ayacucho), de manos del papa Juan Pablo II.

POLÉMICAS

El cardenal Juan Luis Cipriani ha sido centro de muchas polémicas y críticas por parte de organizaciones defensoras de los derechos humanos, entre otros colectivos del país. Entre los hechos y actos polémicos que protagonizó, destacan el enfrentamiento con el jesuita Luis Bambarén Gastelumendi, obispo emérito de Chimbote, cuando este era Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana.

Asimismo, sus opiniones y discursos políticos de derecha ultra conservadora, durante sus homilías en la Catedral de Lima y, por su puesto, en sus constantes apariciones en medios de comunicación de alcance nacional.

De igual forma, su posición totalmente negativa y radical contra los métodos anticonceptivos, el divorcio, las madres solteras, las personas LGBT, el aborto terapéutico, la unión civil, matrimonio homosexual y adopción de niños por personas LGBT, encabezando marchas por la vida.

Lo más marcado, también, fue su cercanía con el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), al que defendió en varias ocasiones de las acusaciones de sus opositores, e incluso siendo el sacerdote que casó a su hija Keiko Fujimori en una cuestionada boda.

Según testimonios en el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), Monseñor Cipriani se habría expresado en favor de la pena de muerte a Abimael Guzmán, así como habría respaldado la amnistía otorgada a miembros del Grupo Colina durante el régimen de Fujimori.

Cipriani, al conocer esto, criticó a la CVR, alegando que no se le dio oportunidad de probar las falsedades del informe (dado que se lo habría citado mientras estaba en el exterior y a solo 4 días de la presentación oficial, estando ya impreso, y por lo tanto, sin ánimo de modificarlo con cualquier prueba que se pudiera presentar en contrario).

"Rechazo totalmente el prejuicio que han hecho sin consultar a alguien que tuvo la responsabilidad de estar al frente de la iglesia de Ayacucho, cuando esto significaba permanente amenaza de muerte. Todo esto no ha sido reconocido, se ha hecho una interpretación pequeñita. No lo acepto por no ser la verdad", dijo en ese entonces (2003).

En tanto, el año pasado, Cipriani fue denunciado ante el Ministerio Público bajo una serie de presuntos delitos vinculados a la revelación de los abusos descubiertos en el Sodalicio de Vida Cristiana.

En su calidad de moderador del Tribunal Eclesiástico y Vicaría Jusicial del Arzobispado de Lima, Cipriani fue sindicado bajo los presuntos delitos de encubrimiento real, encubrimiento personal, obstrucción de la justicia, complicidad en el delito de violación de menores y omisión de denuncia. Actualmente, según se sabe, todo sigue su proceso en Roma, aunque con ciertas irregularidades.

Hay otros muchos hechos, que serían largos de enumerar, en donde Cipriani siempre ha sido cuestionado, como sus declaraciones sobre el Museo de la Memoria, en 2009, una disputa sobre los de la Pontificia Universidad Católica del Perú o, más recientemente, los descarados plagios que cometía para su columna en el diario El Comercio.

SU SUELDO

Hace unos meses, Juan Luis Cipriani llamó limosna a la subvención que recibe por parte del Estado, que equivale a dos sueldos mínimos y es de la cantidad de 1.419 soles. Esto generó un debate acerca de los beneficios económicos que percibe la Iglesia Católica, la cual recibe subvenciones por el llamado “Concordato”, un ‘convenio’ firmado en 1980.

"El Concordato lo que establece es la continuidad de ciertos privilegios tributarios a favor de la Iglesia Católica; por ejemplo, el tema de las subvenciones a personas, bienes y actividades de la Iglesia Católica, lo que es la financiación directa de las actividades religiosas católicas y también la financiación indirecta, que es un esquema de exoneracion e inafectaciones tributarias a favor de los mismos", señaló Marco Huaco, investigador de Desco.

Y agregó: “A cuenta del pliego del sector de Justicia, es un total de 53 cargos eclesiásticos; más o menos 1053 personas que en total reciben anualmente dos millones 600 mil soles sin pagar impuestos". No es una miseria, sin duda alguna, para un sector que no produce nada, sino que “guía” espiritualmente al pueblo peruano.

“NI UNA MENOS”

Poco antes de la asunción de Pedro Pablo Kuczynski como presidente de la República, y a menos de dos semanas de la marcha denominada "Ni una menos", convocada para rechazar recientes fallos judiciales que han dejado en la impunidad a culpables de violencia contra la mujer, el cardenal Juan Luis Cipriani tuvo una nueva declaración polémica.

En la misa Te Deum que despidió el período presidencial de Ollanta Humala, el arzobispo de Lima aludió así a esta movilización, convocada por las sentencias benignas contra los agresores de Lady Guillén y Arlette Contreras: "Las campañas para dañar la dignidad de la mujer en su ser mujer y madre, queriendo imponer la llamada ideología de género, no son humanas."

Con esta declaración, Cipriani no parece estar en la línea de defensa de los derechos de las mujeres, y el respeto y dignidad del que deben gozar, sino que está más cerca de legitimar un papel sumiso de estas.

PAPEL POLÍTICO

La primera vez que Cipriani apareció con un rictus de importancia en los medios, fue cuando fungió de mediador en el caso de la residencia del embajador japonés, en 1996. Aquella vez, como se sabe, 14 emerretistas capturaron violentamente un gran número de rehenes en el referido recinto.

Luego de concretarse la Operación Chavín de Huantar, en conferencia de prensa, Juan Luis mostró su frustración porque no hubiera habido una solución pacífica.

Tras ello, en 2005, a la muerte del papa Juan Pablo II, acude a Roma para participar en los funerales y posterior cónclave de elección del nuevo pontífice, en el cual habría tenido una participación relevante, al ser uno de los supuestos papables, como representante de la Iglesia Católica latinoamericana y por el peso que la misma venía adquiriendo en la distribución universal del Catolicismo.

Fue en este siglo donde tuvo un papel político importante, más allá de su representación religiosa. Tal es así, que tras visitar al flamante presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, se mostró confiado en lograr políticas de género que desde siempre ha impulsado.

“No hemos venido a coordinar agendas políticas ni pensamientos sobre el matrimonio o la familia, porque (en la Iglesia Católica) estamos a favor de la familia y de la unión entre el hombre y la mujer”, subrayó el cardenal Cipriani, férreo opositor a esta iniciativa legislativa que fue archivada en el Congreso, hace poco tiempo atrás.

“No es el momento para plantear estas dudas (Unión Civil, aborto). Tengo confianza en que esa no es una prioridad de la agenda del presidente PPK, pero ya veremos”, añadió el representante de la Iglesia Católica.

Algo que, al parecer, caló de alguna manera en Kuczynski, quien implícitamente dejó sentado que será líder de una gestión ortodoxa en estos menesteres. Si no, basta leer entre líneas aquello que dijo en su discurso inaugural como presidente de la República, el 28 de julio pasado:

“El país no puede darse el lujo de perder ni un solo peruano o peruana, ni perder una sola mente brillante porque no recibió lactancia materna, vacunas, alimentación, servicios o porque se embarazó siendo adolescente; y lucharemos contra la tuberculosis, contra el Sida, contra los problemas de salud mental, contra la violencia intrafamiliar y contra el cáncer, que hoy es prevenible en gran medida”.


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