Fidel Castro y su polémico legado


Votación: 153 votos

Escribe: ALFREDO QUINTANILLA | Sociedad - 04 Dec 2016

El único que puede absolver (o no) a Fidel es el pueblo cubano. Un pueblo altivo que en medio de la terrible crisis del desabastecimiento luego de la caída de la URSS y el cierre de su ayuda (que recuerda a la Venezuela de hoy o al Perú del alanismo) soportaba con estoicismo la debacle, sin llantos, sin lamentos, sin ruegos.

Fidel Castro, piedra de contradicción en la vida y en su muerte, odiado y amado por multitudes alrededor del mundo, ha resucitado viejas y encarnizadas polémicas acerca del imperialismo, la caída del socialismo real, la crisis terminal de la democracia realmente existente, la globalización y las posibilidades de una revolución. Hasta CNN, cabeza de sus adversarios en las batallas culturales, emprende un balance que quiere ser equilibrado sobre sus obras y su biografía. Por el contrario, la prensa peruana solo hace desfilar a sus detractores. Sería bueno que sus editores se preguntaran por qué hay tan buena imagen de Fidel entre los ancashinos, los pisqueños, cajamarquinos o puneños, por citar algunos ejemplos.

Los periodistas limeños no entienden la popularidad de Fidel entre los de abajo. Tanto machacar con que es un dictador y un asesino, y siguen sus altas cotas de simpatía. Es que no se han dedicado a indagar más en la experiencia viva de los pueblos: los ancashinos recordando a los médicos e ingenieros cubanos en la tarea de reconstrucción luego del terremoto de 1970. Los miles de beneficiados por las operaciones de cataratas en La Habana organizados por las casa del ALBA y que cortara el gobierno de García.

Fidel hizo honor a su nombre al mantenerse fiel a sus convicciones socialistas adquiridas en la crisis de la Bahía de Cochinos en 1961, a diferencia de chinos o coreanos que usan la palabra “comunismo” como tapabarros de sus traiciones. Fidel, el estadista, el geopolítico, el maestro del análisis situado en cada coyuntura que ejercía enorme magisterio sobre tantos líderes alrededor del mundo y hace sentir vergüenza ajena al ver a nuestros políticos vacíos de ideas y de sentimientos. Fidel, el internacionalista, que extendía la mano amiga de Cuba cuando no tenía mucho que ofrecer en su propio país. Fidel, el antiimperialista, el que insufló orgullo y sentido de patria entre los que se quedaron en la isla.

Pero los insultos y las condenas histéricas no pueden ser combatidos con una visión casi hagiográfica de sus leales ciento por ciento, que repugnaría al ateo militante que fue el exalumno jesuita, el que llegó a entrevistarse con dos Papas. Los votantes de la izquierda, los antiimperialistas convencidos, los socialistas sin partido, los nacionalistas y rebeldes, los ciudadanos que piensan con su cabeza; por último, los marxistas-lennonistas[1], y los que en su momento siguieron a La Nueva Trova, asqueados del stalinismo / polpotismo / senderismo y de sus crímenes como falsa alternativa al capitalismo, exigimos a los militantes izquierdistas peruanos que en esta coyuntura de evaluaciones y balances intenten buscar un camino propio, como quería el amauta José Carlos Mariátegui, que sean conscientes que estos no son tiempos de revolución ni del derrumbamiento del sistema como ingenuamente creen muchos.

No se rasguen las vestiduras cuando se afirma que Fidel fue un dictador. Lo fue (“a mucha honra” afirmarán los acríticos) en la versión leninista de la dictadura del proletariado que sucede a la caída del Estado burgués y sienta las bases del socialismo. Siguió la ortodoxia stalinista de la estatización generalizada de los medios de producción, la colectivización forzosa del campo, la mano de hierro contra los quintacolumnistas, del espionaje casa por casa y cero democracia, esto es, cero pluralismo político, represión a homosexuales, ateísmo estatal. Pero no siguió la enseñanza leninista de girar antes hacia su propia NEP[2] que pudo haber atenuado la hambruna del “período especial” tras la caída de la Unión Soviética en 1991. El determinismo del bloqueo yanqui no puede explicar los errores de la dirección del PCC. Ya KS Karol tempranamente había tipificado a la revolución del M 26 de Julio no como una revolución social sino como la captura del poder por un grupo de guerrilleros y el Partido Comunista Patria Roja en alguna de sus documentos había zanjado con el foquismo político-militar pequeñoburgués que proponía.

Y es aquí donde urge hacer un alto en el balance para destacar la autonomía de Izquierda Unida respecto del Partido Comunista Cubano y Fidel. Reunida bajo la conducción de Javier Diez Canseco y Jorge del Prado, Gustavo Mohme y Henry Pease, Alberto Moreno y Manuel Dammert, Enrique Bernales y Santiago Pedraglio, Rolando Breña y Edmundo Murrugarra, ese frente supo definir un programa y una estrategia que estaba más cerca de Allende que de Fidel; más cerca de Nelson Mandela que del Ché; más cerca de los ex tupamaros que de los ex sandinistas. Un programa que proponía no solo una economía plural de varios sistemas de propiedad, sino, sobre todo, que quería construir un Estado democrático con pluralismo, competencia política, respeto de los derechos humanos. Una rica experiencia de la que algunos exjóvenes del Frente Amplio quieren distanciarse sin proponer muchas novedades.

Estamos muy lejos del fin de la historia pronosticado por el optimista Fukuyama. El fin de la Guerra Fría se transformó en nuevas agresiones del imperialismo, con sus respuestas terroristas. La revolución tecnológica ha hecho ricos a muchos sin que haya puesto fin al hambre, al desempleo, a las nuevas epidemias. Hoy tenemos espionaje a gran escala, manipulación de masas a través de medios y encuestadoras, estancamiento en la miseria de continentes enteros, desaparición del Estado del bienestar, narcotráfico, trata de mujeres y mafias globalizadas y lo que es peor, la resurrección del fascismo.

El panorama mundial parece volverse negro en el futuro cercano y la democracia, esa utopía de la igualdad de Marat y Robespierre parece más lejana que nunca. Un mundo de zombies amenaza. Pese a ello, siempre habrá generaciones nuevas que vean en Fidel un modelo y en su acción un impulso destructivo y justiciero para acabar con todo y construir algo nuevo. Ojalá que el pensamiento crítico se imponga.

Para terminar, hay que decir que el único que puede absolver (o no) a Fidel es el pueblo cubano. Un pueblo altivo que en medio de la terrible crisis del desabastecimiento luego de la caída de la URSS y el cierre de su ayuda (que recuerda a la Venezuela de hoy o al Perú del alanismo) soportaba con estoicismo la debacle, sin llantos, sin lamentos, sin ruegos. Ese mismo pueblo que salía a conmemorar la revolución y al Día de los Trabajadores del mundo, exactamente el mismo, pobre, miserable, pero educado, sano, consciente, ciudadano. Paradojas y contradicciones que se vislumbran entre líneas en la excelente novela de Leopoldo Padura, “El hombre que amaba a los perros”, que vale más que cien artículos de Vargas Llosa. Ese pueblo que seguramente hoy se hace las mismas preguntas de Silvio Rodríguez:

“Compañeros de historia,
Tomando en cuenta lo implacable
Que debe ser la verdad, quisiera preguntar
Me urge tanto,
¿Qué debiera decir, qué fronteras debo respetar?
Si alguien roba comida
Y después da la vida, ¿qué hacer?
¿Hasta dónde debemos practicar las verdades?
¿Hasta dónde sabemos?
Que escriban, pues, la historia, su historia
Los hombres del “Playa Girón”.


ESPACIO PUBLICITARIOS

Video



Encuesta

¿Está usted de acuerdo con el proyecto de remodelación de la Plaza de Armas de Puno?



Archivo
Telf.: +51-51-350775, +51-51-327436 | Dir.: Jr. Cajamarca Nro. 274 - Puno, Jr. Salaverry 411 Of. 307 Plaza de Armas - Juliaca.
CORPORACION DECANO ALTIPLANICO S.A.C. Diario Los Andes
Diseño y Desarrollo Web: G!