Alianza Pacífico y MERCOSUR: más diferencias que coincidencias


Votación: 200 votos

Escribe: Jorge Zavaleta Alegre | Política - 09 Aug 2015


El 17 de julio de 2015 es una fecha clave signada por la integración regional. En la 48ª Cumbre Presidencial del Mercosur, en Brasilia, fue incorporada Bolivia. Los cinco miembros del Mercosur firmaron el Protocolo de Adhesión. Queda pendiente la ratificación parlamentaria de Paraguay, Bolivia y Brasil, como lo hicieron Argentina, Uruguay y Venezuela.

La integración tiene como eje central a las instituciones. El Mercosur ampliado cobra una nueva dimensión con la presencia de Bolivia si, junto a la Argentina y Venezuela, más Uruguay y Paraguay, buscan reflotar las negociaciones bilaterales con la UE respecto al Tratado de Libre Comercio (TLC).

Si bien la presidenta de Brasil ve con ojos favorables, vive una clara ruptura a un grueso sector. El gobierno argentino cree que el ingreso de Venezuela como el de Bolivia constituyen un paso agigantado hacia la integración bajo la bandera de la unidad merco sureña.

Para los especialistas, el Mercosur es una unión aduanera imperfecta, dado que se han eliminado aranceles para comercializar entre las partes y se propicia un arancel externo común (AEC), no llegándose aún a consensuar para el 100% de las posiciones arancelarias.

Tabaré Vázquez, desde Uruguay, resaltó la clara ausencia de libre circulación de bienes, servicios y factores productivos, tal como lo establece el Art. 1º del Tratado de Asunción. No se ha cumplido el acuerdo de la coordinación de políticas macroeconómicas.

El gobierno boliviano espera ventajas comerciales sustanciales para la oferta nacional en productos no tradicionales. Pese a ello, la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) puso reparos en el ingreso indiscriminado de manufacturas, principalmente de Brasil y Argentina.

Bolivia aspira un régimen preferencial que permita a la manufactura boliviana ingresar a los mercados de Brasil y Argentina en las mismas condiciones vigentes para el Paraguay. Que se respete la doble pertenencia de Bolivia a la Comunidad Andina (CAN) y al Mercosur. El levantamiento de las barreras paraarancelarias aplicadas a la oferta de Bolivia en el bloque. Y generar condiciones en pos de proteger a la industria nacional.

En términos económicos, el mayor intercambio Bolivia – Mercosur está dado por el gas, representa el 94% de las ventas. El restante 6% está conformado por leche en polvo, bananas frescas, aceites crudos de petróleo y sulfato de bario natural, entre otros.

El Ministério das Relações Exteriores Palacio Itamaraty considera que uno de los mayores inconvenientes y a la vez desafíos para el bloque es la ausencia de la dinámica comercial, debido al fuerte proteccionismo explicado en parte por las barreras paraarancelarias.

El comercio intra y extra-Mercosur marcan la debilidad de este bloque. Urge una reorientación de las iniciativas integracionistas regionales, para que las dimensiones jurídica y comercial avancen en paralelo.

La meta es enfocarse en la complementariedad productiva entre los países que integran el Mercosur para negociar con mayor eficacia frente a otros bloques, como puede ser la Unión Europea y la Alianza del Pacífico. Se trata, por tanto, de un esquema de integración regional que hay que potenciar y mejorar.

ALIANZA DEL PACÍFICO

¿Es una herramienta para competir con el proceso de integración actual, donde el Mercosur y la Unasur marcan un contenido inédito para la región?, se preguntan los interesados en un solo bloque latinoamericano o por quienes cuestionan el Mercosur. Otra interrogante es si AP representa un intento por abrir las economías americanas a la potencialidad del sudeste asiático.

Alianza del Pacífico es una modificación de Aladi o solo es un argumento para una articulación política. Fue constituida en el año 2011 por Colombia, Perú, Chile y México, y su base conceptual está claramente referida al libre comercio, en contraposición a las políticas del Mercosur, que buscan en la integración productiva y en el comercio intrarregional la base de la constitución de un polo que es, ya hoy, la quinta economía del mundo.

La Alianza del Pacífico no constituye una única herramienta en la geopolítica del Departamento de Estado, sino que se vertebra con otras iniciativas que desde antes de la década del ’90 se vienen adoptando para consolidar el modelo neoliberal: la absorción de Canadá al modelo productivo estadounidense y luego el Nafta, donde se incorporó a México en ese esquema.

Desde el año 2002, en adelante, involucraron a gran parte de las naciones de América Central, Chile, Perú y Colombia, entre otras. Perú, Chile y México mantienen relaciones o forman parte del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP), constituido en el año 2006, que nuclea entre otras naciones a Japón, Nueva Zelanda, Malasia y Singapur, y que no incorpora a China en dicha estructura.

La geopolítica del gobierno estadounidense y de la derecha norteamericana está desplegada en el escenario internacional. Desde esta óptica los gobiernos populares se fueron fortaleciendo en la región y el Mercosur comenzó a plantearse, no ya como un acuerdo aduanero y comercial, sino en su matriz política, social y cultural. Esta acción, hasta el día de hoy, continúa, más allá de las lógicas diferencias y asimetrías que existen en su seno.

Se conformó la Unasur y luego la Celac, que terminaron por generar una nueva institucionalidad pensada en la perspectiva de la generación de empleo, de la inclusión social, de la distribución de la riqueza, de la integración productiva, de la potenciación del mercado regional, de la complementariedad entre pueblos y gobiernos.

OBJETIVOS OPUESTOS

Estudios de escuelas de economía de prestigiosas universidades de la región y de los EEUU afirman que el Mercosur y la Alianza del Pacífico representan dos procesos de génesis diferentes, con objetivos muy distintos y que implican modelos de sociedad en beneficio de sectores sociales disímiles.

Aquellos que quieren ser “observadores” en la Alianza del Pacífico son absolutamente funcionales a la política neoliberal que los Estados Unidos impulsan. No parece ser éste el tiempo de las ambigüedades, o de querer quedar bien con todos, precisa el Centro de Estudios del Sur y diversos expertos consultados.

En resumen, el Mercosur atraviesa por dificultades a las que no son ajenas otros procesos de integración de América Latina. En los últimos años se han suscitado cambios en las estrategias de inserción de los países de la región, los que muestran algunas diferencias en cómo relacionarse con las economías desarrolladas como Estados Unidos y la Unión Europea y, más recientemente, con Asia Pacífico, explica por ejemplo Ignacio Bartesaghi,. desde la Universidad Católica del Uruguay. Entre Mercosur y la Alianza del Pacífico y Mercosur hay más diferencias que coincidencias.

El Mercosur y la Alianza del Pacífico representan los dos modelos de inserción internacional de la región, lo que lleva a preguntarnos si realmente se está frente a dos procesos con características tan distintas.

El Mercosur ha demostrado muchas dificultades para dar cumplimiento a sus objetivos originarios, lo que ha generado un profundo debate sobre su viabilidad, si bien debe reconocerse que dicho debate no tiene la misma intensidad en todos los miembros.

Por otra parte, en América Latina se han suscitado cambios muy profundos en las estrategias de inserción desplegadas por los distintos países de la región, evidenciándose diferencias profundas en este aspecto, hecho que se ve potenciado en una región en donde aún se disputan los liderazgos, especialmente entre Brasil y México.

Incluso, se dieron quiebres en algunos de los procesos de integración de referencia, como lo fue el caso de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) a partir del alejamiento de Venezuela. Es precisamente a partir de la Declaración de Mar del Plata del año 2005, que los países de América Latina mostraron sus diferentes intereses en cuanto a la estrategia de inserción más convenientes para sus Planes de Desarrollo.

En efecto, mientras Chile, Colombia, Perú y México, tienen acuerdos de libre comercio o de asociación con Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y con otros países de Asia Pacífico (región a la que en los últimos años han definido como estratégica), los países del Mercosur priorizaron la integración más en una clave política que económica (Unión de Naciones Suramericanas) y hasta la fecha no han cerrado acuerdos comerciales de impacto económico y comercial con Estados Unidos, Europa o Asia Pacífico.

Existe, pues, una contraposición entre dos modelos de inserción, que enfrentó al menos en algunos discursos a los países del ALBA Mercosur frente a los de la Alianza del Pacífico. La UNASUR sería el ámbito donde los países de los dos modelos se encuentran, si bien la importancia que los distintos Estados le adjudican. Dicho proceso difiere sustancialmente, especialmente desde el momento en que México no lo integra.

Las diferencias entre los modelos de la AP y el Mercosur no son tan profundas, siendo más claras entre el primer bloque y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América.

Las primeras diferencias entre los modelos de inserción seguidos por los Estados de AL comenzaron a evidenciarse con el fracaso del ALCA, lo que es natural si se tiene en cuenta que se pretendía negociar un acuerdo entre todos los países de América, es decir, que se debían marcar posiciones comunes con Estados Unidos.

El éxito de dicho acuerdo habría permitido, quizás, replicar el mismo modelo con Europa, región con la que también se negoció separadamente años después.

Más allá de lo que puede definirse como el detonador de las complicaciones en la CAN, especialmente por el acercamiento de Perú y Colombia con Estados Unidos, las dificultades que presenta el mencionado proceso de integración tienen que ver con el incumplimiento de sus objetivos originarios y con una progresiva politización del proceso de integración, fenómeno también característico de otros acuerdos de integración de América Latina, como el Mercosur.

La creación del ALBA en 2004, impulsada por Venezuela es un ejemplo de lo acontecido. Este acuerdo, conformado por Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Dominica, San Vicente y las Granadinas y Antigua Barbuda, es presentado como una alternativa al fallido ALCA. No obstante, este acuerdo está subyacente debido a los TLC firmados por Estados Unidos con varios países de la región, concluye un estudio de la Universidad de Chile.

Es un hecho que los socios de la AP muestran políticas comunes, especialmente las de corte neoliberal en el manejo de su política exterior, pero algunas contrarias sustancialmente con Estados Unidos, debido a la retórica de Venezuela con dicho país y, en menor medida, por la posición de Bolivia y Ecuador con la principal potencia.

Respecto a la Unión Europea, la situación es bien distinta, tanto que Ecuador como Bolivia, este último con menos énfasis, siguen negociando con la contraparte europea. El Arco del Pacífico, un antecedente directo de la AP, fue una iniciativa impulsada por Colombia y Perú entre los años 2006 y 2007 luego del alejamiento de Venezuela de la CAN y del G3. Una de las características del Arco del Pacífico, que aglutina a países tanto de la AP como del ALBA y la UNASUR.

La AP nace de una iniciativa del ex presidente peruano Alan García Pérez, que propuso conformar un área de integración profunda entre Chile, Colombia, Perú, México, Ecuador y Panamá. El término integración profunda fue definido como la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales, que supone la implementación de un mercado común.

Otro de los objetivos centrales es que el bloque apuesta a convertirse en una plataforma de proyección política y comercial con miras al mundo, dando especial importancia a la región Asia Pacífico.

Mientras que la AP no se consolide y comience a dar cumplimiento a sus objetivos, a partir de las características de sus miembros en clave de sus políticas económicas comerciales es de especial importancia, pues actualmente es en definitiva de lo que se debate.

Respecto a la institucionalidad pretendida, por el contrario, otros autores consideran que el mencionado punto es una debilidad, en el entendido que para enfrentar una instancia de integración tan profunda como un mercado común, es condición necesaria la creación de órganos supranacionales, los que al menos hasta el momento no han sido diseñados por la AP.

En los dos casos hay dos potencias que marcan la diferencia en cuanto al peso económico y comercial. En efecto, Brasil explica el 71% del PIB del Mercosur y México el 58% de la AP. Cabe resaltar que el Mercosur supera a la AP en términos de PIB, representando el 56% del total de AL, frente al 35% de la Alianza.

BRASIL Y MÉXICO

Brasil explica que es necesario tener en cuenta que México integra la ALADI y fue socio originario de la ALALC. La política exterior de México fue cuestionada por otros países de la región durante las negociaciones para conformar el ALCA, acuerdo que si bien fue impulsado por Estados Unidos, fue defendido por las autoridades y negociadores mexicanos. Dicho modelo fue descartado en 2005 con la Declaración de Mar del Plata, que enfrentó las posiciones del Mercosur más Venezuela, con las de México y algunos países andinos, como Colombia y Perú.

El escenario pos ALCA llevó a un quiebre de la política exterior de los países de la región, gestándose como resultado un nuevo entablado de países más afines a la apertura comercial con los países desarrollados, siendo los que en definitiva integran la AP o están en proceso de hacerlo.

Por tanto, más allá de que los objetivos pretendidos por la Alianza coinciden con la política económica mexicana impulsada desde la década del noventa en adelante, sí es razonable pensar que dicho país tiene interés en acercarse a AL a través de Chile, Colombia y Perú.

No hay que olvidar que la creación de la UNASUR como plataforma política de Brasil en América del Sur, que excluye a México, es una clara señal de la vigencia de este análisis y del papel que tanto para México como para Brasil presenta la AP.

En lo que refiere a la importancia que para México tiene la Alianza, desde el propio país se plantean algunas dudas, sustentando las mismas en la falta de liderazgo de México en los orígenes de la AP, pero también en sus antecedentes más directos, como el Arco del Pacífico, hoy riesgosamente concentrados en Estados Unidos.

Por su parte, la misma Secretaría de Economía de México, en el 2012, entiende que “la participación de México en la Alianza del Pacífico forma parte de la estrategia de negociaciones comerciales internacionales que esta Administración ha venido implementando para fortalecer la integración con América Latina”.

Más allá del debate sobre la posición de México en el acuerdo o sobre la importancia otorgada al proceso en su política exterior, debe reconocerse que el impacto del proceso de integración, en especial en términos de su contraposición con el Mercosur y el ALBA, no hubiera sido el mismo si México no formara parte de la Alianza.

Todos los procesos de AL, prácticamente sin excepción, han dejado por el camino el cumplimiento de gran parte de sus objetivos originarios. Es el siglo de las definiciones que apunten a resolver el drama social que viven los pueblos en una economía neoliberal que va dejando países paralizados sin oferta para sus productos agrícolas y mineros sin transformación. Y sin posibilidades de modernización tecnológica por la mínima inversión en educación, salud y universidades de escasa capacidad para enfrentar la revolución científica que lidera el Norte desarrollado.

FUENTES CONSULTADAS:
Montevideo, Uruguay: CEFIR.
Bartesaghi, I (2013). Mercosur ¿hacia un foro político? Boletín Mercosur ABC Integración Productiva.
Bernal - Meza, R. (2013). Modelos o esquemas de integración UNASUR, Alianza del Pacífico, ALBA, CELAC. Ibero-Amerikanisches Institut.
López Sinesio, Director de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Católica del Perú, asesor del movimiento Ciudadanos por el cambio, que alienta una candidatura femenina con vocación y formación a la presidencia del Perú junto con los más destacados movimientos y líderes Regionales que hoy gozan de amplia simpatía popular.


ESPACIO PUBLICITARIOS

Video



Encuesta

¿Está usted de acuerdo con el proyecto de remodelación de la Plaza de Armas de Puno?



Archivo
Telf.: +51-51-350775, +51-51-327436 | Dir.: Jr. Cajamarca Nro. 274 - Puno, Jr. Salaverry 411 Of. 307 Plaza de Armas - Juliaca.
CORPORACION DECANO ALTIPLANICO S.A.C. Diario Los Andes
Diseño y Desarrollo Web: G!