Parwa Oblitas
No han pasado ni 15 días desde que comenzó el año y 5 mujeres han sido asesinadas por el hecho de serlo:
Clorinda Bonifacio (49), Tacna
Daniela Torres (22), Junín
Magdalena Suaña (29), Puno
Roxana Mendoza (23), Ayacucho
Ingrid Arizaga (38), Callao
Una mujer asesinada cada 43 horas, a golpes, metida en saquillo, a balazos, frente a todo el mundo, sin ningún reparo, sin ninguna vergüenza; se nos estruja en corazón, la indignación nos invade, nos abrazamos, lloramos, y los malos recuerdos reaparecen; y te ves asustada, prendiendo la luz aterrorizada, poniéndote la ropa a toda prisa, llamando desesperada a alguna amiga a ver si te contestan, es casi la media noche y solo corres lo más rápido que puedes para salir de ese lugar, después de que alguien te amenazó diciendo que te metería un cuchillo a la cara.
Nos pasa a todas.
La violencia que vivimos las mujeres no se detiene, las cifras aumentan y la crueldad cada vez es más brutal; lo que la antropóloga feminista, Rita Segato ha nombrado como “pedagogía de la crueldad”, refiriéndose al mensaje que se comunica mediante cada feminicidio, la ferocidad con la que se ejecuta, el acto público que se realiza, está relacionado con la exposición del poder que quieren demostrar los hombres, haciendo un espectáculo de la crueldad como el caso del feminicida de Eyvi, quemándola en un bus o el de Ingrid, ayer en un mercado, corriendo campante con un arma en la mano, en saco y corbata.
No está bien que la persona que dice o dijo amarnos sea nuestro agresor o nuestro asesino, no es posible que los hombres se relacionen creyendo que las mujeres somos de su propiedad, que si decimos que no queremos seguir la relación, no lo acepten, que su excusa para violentarnos o matarnos sean sus celos y que les de rabia la libertad de nuestro cuerpos y vidas.
Esas masculinidades agresivas y violentas no deben seguir siendo normalizadas, tienen que cambiar, el machismo tiene que ser erradicado, esto se logrará con una educación con enfoque de género, con políticas de prevención dirigidas a los hombres, campañas de sensibilización urgentes que los incluyan para que dejen de ser agresivos o cómplices machistas de la violencia contra las mujeres. Hace falta un compromiso real del Estado, la sociedad y los medios de comunicación para combatir esta lacra; pero sobretodo un cambio de paradigma en la forma de actuar de los propios hombres: dejar de considerar que las mujeres somos objetos, que somos de su propiedad y que les pertenecemos; debe darles vergüenza de cometer estos delitos. Además, las sanciones deben ser ejemplares y no podemos permitir de ningún modo la impunidad.
Las mujeres debemos seguir denunciando, estar juntas, defendernos, exigiendo justicia no podemos seguir corriendo de la violencia, viendo como matan a otra mujer cada día, pudimos haber sido tú o yo.
Comentario sobre post