Muerte prematura involuntaria
Contrario al suicidio, la víctima no se separa de su parte divina y para evitar que caigan en tentaciones, los hacen caer en un sueño, con excepción de “aquellos accidentados que mueren llenos de alguna pasión terrestre absorbente” (CM 24B, p189)
El Maestro no precisa qué entiende por “pasión terrestre absorbente”. Pienso que se trata de la gente muy viciosa o depravada, porque en otra carta dice:
«Ellos son los Pisachas [demonios en la india], los Íncubos y Súcubos de la época medieval [espíritus malignos con apariencia de hombres y mujeres que según la tradición, seducían y vampirizaban durante el sueño]. Demonios sedientos de gula, lujuria, … maldad y crueldad intensificadas; que provocan a sus víctimas a cometer [sus vicios y] horrendos crímenes, por los cuales ¡se deleitan y se divierten! » (CM 16, p110)
Esos individuos están tan intoxicados con esas bajas vibraciones, que no pueden permanecer dormidos. Como el adicto a la nicotina que se despierta en plena noche para fumar. En los casos generales:
«Los muy malos e impuros sufren todas las torturas de una horrible pesadilla. La mayoría que no son ni muy buenos, ni muy malos [simplemente duermen].» (CM 21, p136).
«En casos de Egos buenos e inocentes, estos últimos gravitan irresistiblemente hacia el sexto y séptimo principios [su parte divina atma-buddhi], y así dormitan rodeados de sueños felices o bien duermen un profundo sueño sin sueños hasta que suene la hora [cuando entran a su estado de gestación]».
Con un poco de reflexión y un ojo puesto en la eterna justicia e idoneidad de las cosas, verás el por qué de esto. La víctima, ya sea buena o mala es irresponsable de su muerte, incluso si su muerte se debió a alguna acción en una vida previa o en un nacimiento antecedente; fue en pocas palabras, un acto de la Ley de retribución [Karma], sin embargo no fue un resultado directo de un acto deliberadamente cometido por el Ego personal en esa vida durante la cual le ocurrió que lo mataran.
Si se le hubiese permitido vivir más largo tiempo, podía haber expiado sus pecados precedentes de manera mucho más eficaz; e incluso ahora, habiendo hecho que el Ego pague la deuda de su creador (el Ego precedente) [Como dijo Jesús: “Quien mata por la espada, morirá por la espada”, pero no necesariamente en la misma reencarnación] está libre de los golpes de la justicia retributiva.
Los Dhyani Chohanes [Las Inteligencias Divinas encargadas de la supervisión de la Creación], que no intervienen en la guía del Ego humano viviente, protegen a la víctima indefensa cuando es violentamente forzada fuera de su elemento [el mundo físico], en uno nuevo [el Kama-Loka], antes de que sea madura y esté preparada y lista para él» (CM 20, p131)
La pena de muerte
La teosofía se opone a la pena de muerte porque explica que los criminales desencarnados se convierten en sombras que vagan en Kama-loka. Llenos de odio van a influenciar a personas débiles y predispuestas a cometer crímenes.
Como vimos arriba, cuando la crueldad se vuelve una perversión enfermiza, el individuo no se duerme en el Kama-loka. También hay que considerar que muchos de los individuos que cometen crímenes espantosos son seres que ya perdieron en esta vida o en una vida anterior su parte divina.
Las personas que por exceso de maldad, depravación o vicio, terminan separándose de su monada (atma-buddhi). Esta no soportando más la vibración baja de la personalidad. El problema es que el impulso de vida usualmente es aún demasiado grande para que la entidad restante se desintegre de una sola vez en el Kama-Loka. Es así que el desalmado va a seguir reencarnando, cada vez en un ser más abyecto (aunque por fuera sea humano) hasta que el impulso de vida se agote.
Tomado de: Ojo del tiempo
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