Si la región Puno produce aproximadamente 2 mil Kg de oro al mes y el kilo de oro está bordeando en este momento los 40 mil dólares, entonces es posible que Puno tenga una producción exportable equivalente a 80 millones de dólares al mes o, en moneda nacional 264 millones de soles al mes, lo que representa aproximadamente 3 mil 168 millones de soles anuales.
José Farfán Estrada*
Sin duda, una visita que no ha pasado desapercibido a nuestra región es la del embajador de la India, Mandarapu Subbarayudua, en misión comercial, mostrando fundamentalmente su interés por la exportación de oro de la región.
¿Debería sorprendernos ese repentino interés de una potencia mundial de la magnitud de la India con sus casi mil trescientos millones de habitantes y cuyas costumbres tradicionales tienen mucho que ver con las joyas y ornamentos de oro? Pues, la verdad, no; ya que si soltamos un número aproximado de la producción de la región podría sorprender a muchos y tal vez tendríamos que decir, al igual que en su momento el ilustre Antonio Raymondi: “Puno está sentado en un banco de oro”. En efecto, si partimos por el principal centro minero de pequeña minería del país, es decir, la compleja y diversa mina La Rinconada y Lunar de Oro, de acuerdo a cálculos de los dirigentes mineros y de comercializadores, es posible que la producción mensual sea aproximadamente de mil a mil quinientos kilos de oro; ello, sumado a los grandes centros mineros de Ituata, Phara, Limbani, Ollachea, Ananea, Coasa y Sandia, podría redondear los mil quinientos a dos mil kilos de oro al mes.

Si la región Puno produce aproximadamente 2,000 Kg de oro al mes y el kilo de oro está bordeando en este momento los US$ 40,000.00, entonces es posible que Puno tenga una producción exportable equivalente a US$ 80’000,000.00 al mes o en moneda nacional S/. 264’000,000.00 al mes, lo que representa aproximadamente S/. 3,168’000,000.00 anuales, valor que casi duplica el actual presupuesto de la región Puno para el año 2019, que con el incremento de 10% equivale a S/. 1,600’847, 954.00. Números más, números menos, parece ser que la producción de la región oscila entre los 1,500 a 2,000 kg. de oro al mes, pero aquí cabe la siguiente reflexión: si la producción de oro es tan importante para la región Puno, por el valor intrínseco que implica en los encadenamientos productivos que representa en Juliaca, Azángaro, Crucero, Macusani; Putina, Ollachea, Ananea, Sandia, Phara, Coasa o Rinconada, ¿por qué hasta hoy no existe un estudio económico serio sobre el verdadero potencial económico de la pequeña minería para la región, siendo de lejos la actividad productiva más importante y representativa? ¿Cuánto tiempo más debemos esperar a la Facultad de Ingeniería Económica de la UNA y al Gobierno Regional para tener una aproximación sobre el valor económico del oro de la pequeña minería de la región?
O, como muchas veces ocurre, ¿tendremos que esperar que algún especialista extranjero o un fondo internacional tenga que hacernos ver la verdadera riqueza que tenemos en la región? Esperamos que no, que sea un esfuerzo de autodescubrir nuestro potencial y los talentos de nuestra población del norte de la región.
Afortunadamente, el gobierno realizó algunos avances importantes especialmente en la región, primero con la vigencia del Decreto Supremo 027-2012-EM, que establece un régimen especial de comercialización de oro para los mineros tradicionales, es decir cachorreros y pallaqueras de las regiones de Sandia, Carabaya y la mina de La Rinconada y Lunar de Oro, y precisada recientemente mediante el Decreto Supremo 018-2018-EM que amplía el beneficio a la provincia de San Antonio de Putina en general y que permite la venta de oro con la sola inclusión del minero en el padrón de mineros tradicionales, que llevó a cabo el Ministerio de Energía y Minas los años 2017 y 2018, llegando a empadronar a 11 mil 595 mineros tradicionales solo en la región Puno, que con el transcurrir de los próximos dos años deben llegar a los 20 mil mineros tradicionales.
La gran ventaja de estos mineros es que podrán comercializar hasta 66 gramos de oro al mes, tan sólo haciendo constar su inclusión en el padrón de mineros tradicionales y con su DNI; el comprobante de pago por dicha operación de venta es la liquidación de compra y no la factura, lo que representa una gran facilidad y tranquilidad del minero por cuanto el comprador se encarga del descuento de impuesto a la renta correspondiente. El último escollo que falta superar, pues, es la modificación de la Resolución de Superintendencia Nº 028-2013/SUNAT, que establece una retención de 4% por impuesto a la renta a cada operación. Esta última valla por sortear debe ser modificada por una retención de 1% de impuesto a la renta y los comercializadores deben descontar un 0.5% adicional para un fondo del minero tradicional, que pueda servir para las diferentes contingencias laborales, además de que por fin el grueso de mineros estarían contribuyendo con el impuesto a la renta y en consecuencia beneficiando a sus respectivas provincias con el canon minero, por primera vez.
¡Ánimo! Falta poco para que se logre evitar la fuga de oro a Bolivia, para que los mercados negros sean eliminados, que tengamos la ansiada trazabilidad del oro y que muchos empresarios y emprendedores sigan retribuyendo sus ganancias con toda legalidad para bien de la región. “Un sueño no se vuelve realidad a través de la magia; se necesita sudor, determinación y trabajo duro”, dijo el político estadounidense Colin Powell hace tiempo. Nada más oportuno para la ocasión.
*Coordinador de Gestión del Territorio y Recursos Naturales de REMURPE
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