Juliaca. Un verdadero poema escribió el “Poderoso del Sur” en la Ciudad de los Vientos. Y nada menos que ante el club Universidad César Vallejo. En las primeras líneas, los versos se refirieron a la gran atajada de un penal y el gol de la victoria, y en los últimos al ingente movimiento económico que propició el partido inaugural del Torneo Apertura.
La fiesta deportiva se instaló muchas horas antes del partido, uno que los juliaqueños esperaron por más de 28 años. Comerciantes, hinchas e incluso la población indiferente al deporte rey sintieron el ambiente futbolero de tal forma que no pudieron sustraerse de él. ¿Qué haría allí, si no, el gobernador regional de Puno, Walter Aduviri?
El amor a la celeste nació en el minuto 35’, cuando el arquero, nuestro arquero Michael Sotillo, le atajó un penal a Santiago Silva. Fue un verso que se redondeó en el minuto 16 del segundo tiempo, cuando tras un pase de Edson Aubert, el colombiano Donald Millán convirtió el único gol del partido, de un potente disparo. “Bi bi bi, Binacional”, resonó entonces en el estadio Guillermo Briceño Rosamedina.
Este poema se completó con las cifras que dejó este partido, tan prometedor para la directiva del Poderoso del Sur como para los miles de emprendedores juliaqueños, que hicieron y seguirán haciendo su “agosto” cada vez que se realice un partido en el Briceño.
Según informó la directiva del Binacional, al partido ante el César Vallejo acudieron más de 15 mil hinchas, los mismos que a pesar del intenso frío y la irregular llovizna, nunca dejaron de alentar al ahora equipo puneño.
Considerando esto, la recaudación de taquilla, haciendo un cálculo rápido, asciende a más de 370 mil soles (las entradas costaron 20, 25 y 30 soles).
Otro monto, seguramente superior, fue el que en total lograron los comerciantes que asistieron al estadio, tanto en el interior como en el exterior del mismo. Ellos vendieron gorras, camisetas, almanaques, paraguas, ponchos para la lluvia, comidas al paso (café, chocolate, etc), entre otros productos.
Fue, por eso, una jornada poética, irónica para el visitante, que se fue derrotado, y bella para el equipo celeste y la población calcetera, que de este modo comienzan un idilio que se espera no termine nunca. ¡A tu salud, Poderoso!
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