Verónica (19, Puno). Doctora, mi vida amorosa no ha sido color de rosa y tampoco un cuento de princesas y príncipes… Mi último enamorado me engañó y mis anteriores relaciones no fueron precisamente felices.
Considero que decirle eso es importante, ya que hace unos meses se ha mudado a la casa donde vivo un chico muy guapo. La primera vez que nos encontramos fue en la azotea, mientras yo lavaba mi ropa; él también lavaba la suya, claro. Me saludó y entablamos una amena conversación.
No soy de esas personas que toman confianza a la primera, pero su amabilidad y, recién ahora lo percibo, también su delicadeza, me gustaron sobremanera. Fue así como Miguel y yo conversábamos todos los días, pues él tomó el cuarto al lado del mío.
Los días pasaron y yo empecé a sentir que me enamoraba de Miguel. Era más alto que yo, con buen cuerpo (ya que iba al gimnasio regularmente) y buen platicador; sin embargo, cuando estaba decidida a declararle mi amor, vi cómo hacía entrar a un chico a su habitación. Primero me pareció normal, pero las visitas fueron más frecuentes, y el alto volumen de la música que ponían me generó ciertas sospechas.
Fue la semana pasada que los descubrí besándose en la azotea. La sensación de retorcijones en el estómago fue horrible, tuve que disimular y hacer como que no vi nada; el chico que visitaba a Miguel no era su amigo, era su enamorado.
Ahora no sé qué hacer, cada vez que lo pienso me da cierto asco. Siempre me consideré una persona de mentalidad abierta, pero aquello que vi, las visitas frecuentes, los golpes en la pared y mi persistente atracción por el gay que vive al lado, no me dejan concentrarme en los estudios ni en nada.
¿Qué debería hacer, doctora?
MAYU RESPONDE
Lo que debes hacer es tener calma. Sé que puede sonar raro, pero tu sentimiento no fue correspondido; eso, sin embargo, no significa que tienes que ser mala con Miguel. Más bien respeta su orientación sexual, distráete en otras actividades. Mucha suerte.
Comentario sobre post