Algunos dueños están encantados con la sensación de protección y afecto que les produce dormir con su gato. En otras circunstancias (una alergia fuerte, falta de espacio…), la mascota no debería compartir cama.
Debes hacer comprender a tu gato que tu cama no es un espacio por el que él pueda rondar. No va a ser sencillo, porque a este tipo de mascotas les encanta pasar el tiempo tumbados, durmiendo, sobre algo limpio y acolchado… tu cama cumple con todos sus requisitos.
Por si todo ello fuera poco, tus feromonas también entran en el juego. La cama en la que tú duermes está impregnada de tu olor y esto para el gato es un reto. Él siempre querrá esparcir su propio olor por todos los huecos de la casa. Así que tu cama es un buen lugar que marcar.
Ya hemos comentado que no sirven los castigos. Cuando veas que va a subir a tu lecho o ya esté acomodado en él, cógelo suavemente y colócalo en la suya.
Una opción para gatos reticentes es hacer ruido con algo que les resulte desagradable. Cuando lo veas en tu lugar de descanso, agita una lata con monedas o algo parecido. Es muy importante que el felino no se dé cuenta de que el ruido lo haces tú. Son muy inteligentes, inmediatamente dejará de tener miedo y persistirá su conducta.
Otro sistema es el de moverlo e incomodarlo cada vez que lo veas dormido en tu lecho. Hazlo persistentemente. De este modo, el gato entenderá que este no es un buen lugar donde descansar.
Por último, para los más cabezotas, lo mejor que puedes hacer es mantener cerradas las puertas de los dormitorios. Recordamos que esta medida es solamente para situaciones extremas de alergias, en las que el dormir con ellos, provoca gran malestar en el sistema inmunológico de quien la padece y debemos acostumbrar al gato a que no esté en la cama, por motivos de salud.
Comentario sobre post