El catedrático universitario y coordinador de Gestión Territorial y Recursos Naturales en la Red de Municipalidades Urbanas y Rurales del Perú (Remurpe), José Farfán Estrada, revela en la siguiente entrevista la situación de la llegada del gas a nuestra región.
¿Cuánta población será beneficiada en caso se importe gas boliviano?
Eso dependerá de la forma de enfoque que se le quiera dar al recurso, es decir, dependerá de la prioridad que se le dé, fundamentalmente el Gobierno Nacional, y de hasta dónde está dispuesta la hermana República de Bolivia a expandir su recurso gasífero, más allá de sus fronteras. Lo ideal es que la región Puno y el sur en general puedan ser beneficiarios del gas natural, tanto a nivel domiciliario como industrial, y no el Gas Licuado de Petróleo (GLP), que es el gas que usualmente utilizamos en los balones de gas que todos conocemos, por una simple razón, el precio; sin embargo, el uso del gas natural requiere de infraestructura para poder llegar a los domicilios a diferencia del balón de GLP, que es fácilmente distribuible.
Además, existe una ventaja comparativa y competitiva sin igual del gas natural y GLP de Bolivia, y es que el Estado boliviano, a través de la empresa estatal YPFB, interviene en toda la cadena de producción, envasado, distribución y venta hasta el domicilio de los pobladores, a diferencia de la estructura del negocio en el Perú, que implica la presencia de varios actores en la cadena, lo cual inevitablemente encarece el producto.
¿Cuál podría ser el panorama geopolítico, luego que el Ministerio de Energía y Minas priorice la masificación del gas de Camisea para 7 regiones del sur del país, entre ellas Puno?
Podríamos visualizar un impacto similar al que hoy en día tiene Arequipa, Moquegua, Ilo y Tacna. En dichas regiones, el año 2013 la empresa FENOSA ganó el concurso público convocado por PROINVERSION para llevar gas natural en camiones desde la planta de Perú LNG en Pampa Melchorita (Cañete); dicho gas llega a regasificadoras ubicadas en Arequipa, Moquegua, Ilo y Tacna, se le denomina “gasoducto virtual” desde donde se viene distribuyendo y además la empresa está avanzando con el tendido de las instalaciones a domicilio. En este momento se avanzaron 5,000 instalaciones domiciliarias. Ese panorama podría replicarse en Puno, dado que actualmente PROINVERSION tiene planeado licitar el proyecto 7 regiones (Apurímac, Ayacucho, Huancavelica, Junín, Cusco, Puno y Ucayali) habiéndose presentado la empresa estatal boliviana Yacimientos Fiscales Petrolíferos de Bolivia (YPFB); el quid del asunto es si YPFB podría hacer uso de su gas natural para esta distribución. Si así fuera, sabiendo que dicho gas es más barato, de hecho, tendría que ser el único ganador, pero si es que sigue la estructura de negocio actual, es decir, traer el gas de Pampa Melchorita, no tendría mucho sentido la cercanía de Puno y el sur a Bolivia para beneficiarse con el gas barato.
¿En qué plazos se implementaría el gas de Camisea en la región Puno?
Las estructuras de negocio del gas de Camisea no visualizaron como negocio las regiones del sur, incluyendo el propio Cusco; es por esta razón que hasta ahora, quince años después del inicio de operaciones del yacimiento de Camisea, ni el gas natural ni el GLP de este yacimiento llegan ni al Cusco directamente, puesto que esto significaría el tendido de un ducto, lo cual no es negocio para la empresa privada y el Estado no demuestra mucha disponibilidad en todos estos años para incentivar o empujar a la empresa privada en tal empeño; por ello, para la región de Camisea solo visualizo la llegada de gas natural en camiones como en Arequipa, Moquegua, Ilo y Tacna, cuando tal vez podríamos tener un ducto de gas natural que llegue de Desaguadero a Juliaca, con gasificadoras en Ilave y en Puno. Ni hablemos del gasoducto sur peruano, que sigue en estudios y en discusiones que tardarán.
¿En caso de tener las dos fuentes, a qué se destinaría el gas en la región?
En primer lugar, el gas de Bolivia, como señalé anteriormente, siempre será más barato que el de Camisea, por la estructura de negocio que tiene este último; allí más bien habría que juntar otros ingredientes, como son la exportación del gas boliviano por Ilo al mercado mundial, en especial el asiático, que domina el océano pacífico. Hay mucho por negociar todavía.
Walter Aduviri mencionó que en caso llegue el gas de Camisea, este sería destinado a la industria, y en caso llegue el gas boliviano, este sería destinado para las zonas fronterizas. ¿Esto es posible económicamente?
Las declaraciones del gobernador hacían referencia a que la existencia de un ducto de Desaguadero a Juliaca, permitiría tener centros de distribución clave; por ejemplo, para las provincias del sur de Puno. Una ciudad clave podría ser Ilave, por ejemplo, por su importancia y movimiento económico; pensar en un ducto desde el otro lado, es decir, Cusco hasta Ilave, es realmente difícil.
¿Cuál sería la salida políticamente correcta para que se tenga las dos fuentes?
La integración energética del continente es una aspiración de los pueblos de América del Sur; es como unirse por carreteras y, más aún, en el caso de fallar algún centro de abastecimiento fácilmente podría ser auxiliado o suplido con algún otro centro de abastecimiento, lo mismo que pasa actualmente con el sistema interconectado nacional en el caso de la energía eléctrica. Por ello, desde todo punto de vista, por la hermandad natural que une a los pueblos del sur peruano con Bolivia y por la propia seguridad energética del país, sí es importante enlazarnos energéticamente con una potencia hidrocarburífera como Bolivia, no contemplar la masificación del gas natural como un asunto puramente de negocio, sino de necesidad de la población que requiere apoyo del gobierno nacional, igual que en Bolivia. En materia energética tenemos mucho que aprender del hermano país.
Además, hay factores comunes y necesarios por abordar, como la trascendencia del puerto de Ilo, como principal salida del gas de Bolivia, como puerto de embarque de minerales de Brasil, Bolivia y Puno, lo que prevé también la existencia del famoso tren bioceánico. Aprovechar la ventaja del precio del gas natural y el GLP boliviano, debería ser previsto como una oportunidad, no como una amenaza a nuestro país, como algunos vienen previendo; la estructura de negocio de Camisea sin duda privilegia la exportación. ¿Tendremos que esperar que se lleguen a nuevos acuerdos con el Estado Peruano para contar con un gas realmente barato?, ¿tendremos que esperar que toda la población del sur peruano sea beneficiaria de una subvención energética llamado FISE? No tengamos miedo a la competencia, hay que recordar el artículo 63º de la Constitución Política que señala que la inversión nacional y extranjera se sujetan a las mismas condiciones y el artículo 65º que señala que precisamente el Estado defiende el interés de los consumidores y usuarios. Herbert Clark Hoover decía: “La competencia no es solo la base de la protección del consumidor, sino que es además el incentivo para el progreso”.
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