Cientos de pacientes con insuficiencia renal del Hospital Nacional Carlos Alberto Seguín Escobedo (HNCASE), vieron una luz de esperanza cuando se supo de la existencia de un fallecido que era donante, a principios de esta semana.
No solo ellos. Sus familiares también se sintieron entusiasmados, y al mismo tiempo, nerviosos.
Desde el hospital no llamaron a todos los que están en lista de espera. Las comunicaciones fueron solo a un grupo, que potencialmente calificaba para ser receptor de un órgano, a partir de una serie de evaluaciones médicas.
Sin embargo, la expectativa era muy alta. Y no sólo era experimentada por los propios pacientes y sus familiares. Los médicos y personal del hospital también sintieron un nivel de angustia, propia de la necesidad de ver mejorar la salud de sus pacientes.
Se trataba de un joven de apenas 33 años, edad crucial según la fe cristiana, diagnosticado con muerte cerebral.
Seguramente los padres de este varón, hijo único, no esperan ese desenlace a tan corta edad.
Sin embargo, expresaron un amplio sentido de solidaridad, cuando aceptaron donar los órganos del cuerpo sin vida del hijo.
Se desconocen los detalles. Todo este procedimiento se debe trabajar con absoluta discreción y hermetismo por el equipo que conforma la Unidad de Procura y Trasplante del HNCASE de EsSalud de Arequipa.
Lo cierto es que la muerte del joven, produjo esperanza de vida en 3 pacientes. Uno en Lima, con severos males cardíacos recibió el corazón. Y los riñones fueron trasplantados a dos arequipeños.
También obtuvieron las 2 córneas que próximamente serán entregadas.
Eso es morir para que otros vivan.
Y es una decisión que muy pocas personas aceptan discutir en vida.
La resistencia a la donación de órganos es muy alta en nuestra sociedad. Será porque hace falta comprender el sufrimiento, nivel de desesperación y dolor que causa ver a un familiar enfermo, cuya única opción de seguir con vida y mejorar, está en la recepción de un órgano donado.
De allí, la ansiedad, entusiasmo y preocupación de la comunidad de pacientes renales en lista de espera para ser trasplantados, que tiene el referido hospital.
Dos padres de familia, fueron los elegidos por criterios médicos y situacionales. El joven de 33 años, permitió que ambos hombres sigan con sus hijos en esta vida.
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