Columnista: Walter Paz Quispe Santos
La evaluación censal en el país y en la región constituye un referente para conocer cómo avanzan nuestros estudiantes del nivel primario y secundario en sus aprendizajes. Estos días acaban de publicarse los resultados que no son nada alentadores para la región Puno al contrario muestran que nuestro sistema educativo regional es débil, improvisado, sin objetivos y metas claras, tal y como veremos más adelante. En esta columna hoy analizaremos el caso de la lectura de educación secundaria donde se evaluó al segundo grado. Miremos los resultados: En Azángaro de cada cien estudiantes solo tres estudiantes pueden leer bien y noventaisiete no pueden, en Carabaya de cada cien estudiantes solo seis pueden leer y noventaicuatro no pueden, en Chucuito – Juli de cada cien estudiantes solo cinco pueden leer y noventaicinco no pueden, en Crucero de cada cien estudiantes solo tres pueden leer y noventaisiete no pueden leer , en El Collao de cada cien estudiantes ocho pueden leer y noventa y dos no pueden , en Huancané de cada cien estudiantes solo tres pueden leer y noventaisiete no pueden, en Lampa de cada cien estudiantes solo cuatro pueden leer y noventa y seis no pueden , en Melgar de cada cien estudiantes solo siete pueden leer y noventa y tres no pueden , en Moho de cada cien estudiantes solo tres pueden leer y noventaisiete no pueden, en Puno de cada cien estudiantes solo dieciocho pueden leer y ochenta y dos no pueden, en San Antonio de Putina de cada cien estudiantes solo cuatro pueden leer y noventa y seis no pueden leer, en San Román de cien estudiantes solo catorce pueden leer y ochenta y seis no pueden, en Sandia de cada cien estudiantes pueden leer seis y noventaicuatro no pueden, en Yunguyo de cada cien estudiantes solo diez pueden leer y noventa no pueden.
Leyendo estos datos, ¿cómo explicar estos resultados en nuestra educación regional? ¿Una estafa intelectual a los estudiantes? ¿Una patética burla a los padres de familia? .Veamos el comportamiento de nuestros actores educativos:
1.- La educación superior universitaria y no universitaria no forma profesores del área de comunicación expertos en la promoción, difusión, animación en la lectura. Tampoco en el manejo de estrategias para la enseñanza de la lectura. A muchos de ellos no les gusta leer ni tienen dentro de sus hábitos a la lectura. Es decir la universidad y los institutos pedagógicos no les brindan los instrumentos y las operaciones intelectuales y no son parte de la solución sino parte del problema.
2.- La DREP y las UGELs han abandonado sistemáticamente las capacitaciones a los docentes del área de comunicación especialmente sus especialistas y los responsables del área de gestión pedagógica que prefirieron los paseos antes que promover cursos de formación permanente en el área de comunicación. Para variar en el programa para mejorar las habilidades comunicativas encargaron a un docente de educación física la misión del fomento de la lectura y este no entendía como se tenía que apoyar a los docentes en el trabajo pedagógico. Algo más: Permitieron que las capacitaciones se privaticen en la región Puno, así tuvimos al colegio de profesores y el sindicato realizando cursos pro bolsillo con ponentes improvisados y mangueros traídos de Lima.
3.- Hay una débil preparación en los docentes sobre la enseñanza de la lectura. Luis Piscoya en la UNMSM de Lima me explicaba que “Hay una correlación entre quien enseña a leer con quien aprende a leer”. Si un docente es un gran lector es casi seguro que sus estudiantes terminarán siendo grandes lectores y con buena comprensión; pero en el caso de Puno es al revés, profesores que no leen consiguen estudiantes que no les gusta la lectura.
4.- Los padres de familia y las instituciones como los municipios y el Gobierno Regional aún no son una ayuda en la compra de textos de lectura ni en la organización de bibliotecas infantiles y juveniles, como ocurre en otros países.
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