El Instituto Americano de Arte Puno nuevamente se vistió de gala con el Simposio Histórico y Recital Poético por los 95 años del sacrificio heroico de los mártires indígenas de la sublevación campesina de Wancho Lima, acontecimiento que fue organizado por Fernando Chuquipiunta Machaca.
Durante la actividad cultural se realizó ponencias magistrales y lectura de poesías sobre los 95 años de la destrucción del pueblo de Wancho Lima, capital de la República Aymara Tahuantisuyana y lugar emblemático de la reivindicación de los derechos ciudadanos de la cultura aymara.
Cada 16 de diciembre se rememora ese hecho doloroso como histórico, debido a la importancia que tiene para la memoria histórica de nuestro pueblo. Pero el hecho ha trascendido los límites geográficos, así como las barreras del tiempo.
Justamente, la llamada sublevación campesina de Wancho Lima, fue registrada por José Carlos Mariátegui, Jorge Basadre, Wilfredo Kapsoli, Manuel Scorza, Pablo Macera, José Tamayo Herrera, Teobaldo Loayza Obando, Augusto Ramos Zambrano y José Luis Rénique.
La frondosa documentación data desde la época de los mensajeros, quienes viajaron a Lima para reclamar al presidente Manuel Candamo, acerca de los abusos de los gamonales de Huancané contra los campesinos quechuas y aymaras.
Debido al liderazgo de Carlos Condorena Yujra, llamado también Carlosín Condorena, cuyo verdadero nombre era Carlos Condori Yujra, es que se formó un grupo de personas decididas a acabar con el gamonalismo en el departamento de Puno.
Mariano Luque Corimayhua, Evaristo Corimayhua Carcasi, Mariano Larico Yujra, Antonio F. Luque Luque, Mariano Pacco Mamani y Rita Puma Justo, se convirtieron en líderes de un moviendo que además, se propuso establecer una educación bilingüe, como recuperar las tierras arrebatas por los gamonales a las comunidades campesinas.
En un principio contaron con la simpatía del presidente Augusto B. Leguía, quien auspiciaba desde el gobierno un indigenismo oficial y subalterno. Los dirigentes de Wancho decidieron entonces, construir una ciudad con los mismos planos urbanos de Lima y le pusieron en nombre de Wancho Lima. Construyeron locales para ministerios, escuelas, mercados, calles y avenidas.
Todo estaba decidido para atacar a Huancané y diezmar a la población. Pero ese hecho fue impedido por las lluvias que provocaron que el río Huancané creciera, arrastrando muchas balsas llenas de personas. El día 16 de diciembre de 1923, muchas personas murieron a causa de las balas de fusiles y ametralladoras, también se produjo un gran incendio de todas las casas.
Nunca se supo cuántos muertos hubo. El éxodo fue enorme y ese acontecimiento ha sido registrado magistralmente por el escritor José Luis Ayala Olazával, quien publicó: Wancho Lima (cronivela), Mariano Larico (testimonio), Fusilamiento y resurrección de Mariano Paqo (novela corta), Celebración cósmica Rita Puma (poesía) y El presidente Carlos Condorena (historia).
Además, sin la contribución de Vicente Mendoza Díaz, Juan Luis Ayala Loayza, Florencio Díaz Bedregal, Leonidas Cuentas Gamarra, Julio Mendoza Díaz. Felipe Sánchez Huanca, Augusto Ramos Zambrano, Julio Volodia Mendoza Díaz, Leoncio Mamani Coaquira, y especialmente del escritor José Luis Ayala Olazával, no se hubiera podido documentar y registrar toda la información histórica. Las nuevas generaciones tienen derecho a conocer el pasado para que no se repitan los mismos errores.
Finalmente, no hay pueblo sin historia porque sin ella no es posible edificar un futuro distinto al oprobioso pasado que se ha vivido.
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