Columna del Director
La principal estrategia de muchos políticos para defenderse de acusaciones judiciales o cuestionamientos fiscales, se basa en la mentira y la manipulación usando los medios de comunicación.
Que el mensaje falso, interesado, parcial, llegue a los lectores, televidentes, oyentes o cibernautas, es el objetivo de la mayoría de tiendas políticas, cuyos principales líderes enfrentan procesos en libertad, en prisión, o en el extranjero, huyendo de la justicia peruana.
Muchos peruanos se indignaron con las proclamas de inocencia que Alberto Fujimori Fujimori hizo durante el juicio, que concluyó con una sentencia condenatoria en su contra.
Quizá allí empezó todo. Fujimori marcó el camino de la indignación y la mentira para victimizarse. Muchos fujimoristas hasta lloran por lo que creen, es un injusto encarcelamiento.
El mismo sendero siguieron en distintos momentos, los expresidentes Ollanta Humala, Alejandro Toledo, Alan García Pérez (AGP), PPK. La eterna candidata presidencial Keiko Fujimori, y casi todos sus subordinados involucrados, hasta que las acusaciones eran comprobadas.
Esta actitud de farsa, de estafa a la opinión pública, no causa pocas reacciones.
Muchos realmente se indignan frente a estos “indignados perseguidos por la justicia”. La ciudadanía ya no cree sus poses de falsos demócratas o defensores de la libertad.
La población se dio cuenta de la verdadera pantomima de los políticos. Y la rechaza.
Esa sensación se mantiene latente, pero cuando aparecen nuevas posturas de fingida indignación como de los congresistas apristas Del Castillo y Mulder, ese mismo rechazo se agrava.
¿Creen ambos parlamentarios que sus peroratas enfáticas harán olvidar las circunstancias procesales en que Alan García se quitó la vida?
Murió de miedo, por la prisión, como escribimos días atrás. Murió de ego, como dijo hace poco José Lombardi Indacochea. Y esa situación no cambia por más indignación o llanto de sus viudas políticas.
El testimonio de Jorge Barata sobre el caso de corrupción Lava Jato, no exculpó de responsabilidades penales a AGP.
Y las mentiras que sus defensores lanzan desde los medios, respecto a que realmente murió inocente, hará que la actual indignación de la ciudadanía por esta farsa que pretenden validar, se revierta como un rechazo total contra este partido.
Cada mentira, nueva o repetida, es un balazo que se disparan a sí mismos, estamos presenciando el suicidio del Apra.
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