Por Carol Briones Martínez*
Ayer leía publicaciones de muchas mujeres en un grupo además sólo para mujeres, y me llamaba mucho la atención la cantidad de quejas sobre los hombres y sus ataques directos o disimulados. Y pensaba: no puede ser que siempre seamos víctimas, no logro verme como una víctima.
Sin embargo, leyendo un poco más y recurriendo a mis propios recuerdos, me doy cuenta que efectivamente hay más de lo que notamos a simple vista.
Dicen que los hombres son como los gatos, siempre caen de pie. En cambio las mujeres debemos caminar sobre un tejado caliente, cuidando cada paso para no parecer lo que no somos.
No debes sonreír mucho porque parecerá que coqueteas, no debes tomarte fotos con amigos varones porque parecerás una cualquiera, no debes subir fotos tuyas porque incitas a que te piropeen y si eres guapa es peor, los lobos estarán rondando cada foto tuya.
No debes usar minifaldas porque te expones a que te acosen en la calle y si tienes un escote en el que puede notarse que efectivamente tienes senos (como todas las mujeres), están más vetadas las fotos, no debes hacer uso de tu derecho a la libertad porque tienes enamorado, novio o esposo y ese derecho murió cuando aceptaste, no debes, no debes, ¡no debes!
Son demasiados NO DEBES.
Y así vamos siendo tratadas como loros, cortándonos las puntas de las alas porque no debe parecer que te encarcelo, pero debes ser capaz de volar.
Y en el peligroso tejado caliente bajo nuestros pasos abundan los Yagos y las Marquesas de Merteuil.
Sí, existen esos hombres y mujeres que hablan a nuestras espaldas tratando de destruir todo lo bueno, incluyendo nuestra reputación y todo en base a pareceres.
Para mal de estos tiempos existen las redes sociales, estas donde todo pecado se acrecienta porque todos pueden verlo.
Y con esto confirmo que, mis queridas MUJERES, no la tenemos fácil.
No sólo estamos en la pelea de demostrar que somos estupendas profesionales y que podemos cumplir de mejor forma una mayor cantidad de deberes, sino que debemos cuidarnos de las lenguas viperinas que no nos perdonan nada.
Sin embargo, si hay alguien que puede con toda esa carga, somos nosotras.
Nosotras que estamos hechas de la mejor madera y que dedicaremos este y cada día a demostrarlo.
Así que, después de esta larga perorata; ¡feliz viernes!
*Coach empresarial y de vida
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